SINCRONICIDAD

Las formas cambian,

El agua de montaña,

Fría, pura. Baja.

Es un misterio de la sintonía. Cuando lo falso se manifiesta, cuando azota la mentira, ha llegado el momento de hablar de lo que es recto. Cuando la ilusión gana enteros llega inmediatamente la necesidad de aclarar que es lo puro. Y es que la sincronicidad es como el agua pura en la que toda impureza inmediatamente queda expuesta. Aun así la sintonía también es más que solo una reacción inmediata. Más bien es la sincronicidad entre la causa y el efecto. Es el verano que contiene en si ya el invierno. Es el cuerpo en unión con la mente. Es el ajuste de una frecuencia y es a la vez el sentimiento, la palabra y la acción en armonía. Con otras palabras, todo se refleja en la sintonía, no solo lo que no encaja, como la mentira, sino que también las causas infinitas de la ilusión y la discordancia. Propongo entonces que nos adentremos en lo que es la sintonía y lo hago manifestando al mundo: La sincronicidad es integridad; La integridad es sincronicidad.

La sincronicidad es integridad. Cuando hay integridad la verdad y la realidad no van por separados. Cuando la sintonía es integridad, la verdad no es algo a alcanzar y la realidad no es solo un mero medio entre ahora y un supuestamente mejor momento. Con otras palabras, la separación en la sincronicidad simplemente se ausenta y porque la separación se ausenta también lo hace la mentira. Es como la postura del cuerpo que a la vez refleja la mente y la mente que al mismo tiempo refleja la postura. Y como la sintonía es integridad se auto retratan a ellos mismos aquellos que hablan de un culto del cuerpo cuando hablan de la postura. Es más, es la ignorancia la que habla cuando se separa el cuerpo de la mente y es la intolerancia ideológica la que se expresa cuando se habla de cultos solo por cultivar la unidad del cuerpo y la mente. Sí, la sintonía es integridad, y por eso en ella, en la sintonía, el cuerpo refleja la mente y la mente refleja el cuerpo.

La integridad es sicronicidad. Se puede observar ya en la forma como el sentimiento se refleja en la palabra y la palabra relacionada a lo que hacemos. Con otras palabras ser íntegros implica sintonizarnos con nosotros mismos y de esta manera sintonizarnos con todo lo que nos rodea. Es el compartir y el vivir una visión común sobre lo que es verídico. Porque la integridad es sintonía significa sintonizarnos por lo tanto reconocer que vivimos interconectados, entre nosotros, pero también con todo lo que nos rodea. Significa reconocer que lo que sentimos, pensamos y hacemos tiene un efecto directo en como vivimos, en nuestras vidas, en el espacio que nos rodea y cuando hablo del espacio automáticamente me refiero también a como vivirán todos aquellos que vendrán después de nosotros.

La sincronicidad es integridad; La integridad es sincronicidad. Con estas palabras digo que en la integridad hay sintonía y que al mismo tiempo, sin un antes y después, en la sintonía hay integridad. ¿Por qué lo expreso de esta forma? Porque cuando hay un antes y después no hay sintonía y en consecuencia no hay integridad. ¿Un conflicto sin salida? ¿Un dilema? Si, quizás sea un dilema, pero para cual hay una alternativa y a la que en este caso le llamo el ajuste de la frecuencia, o para emplear otra palabra le digo práctica. La puesta en acción de las enseñanzas. Es ahí donde llegamos a otra característica de la integridad y la sintonía que es el de la puesta en práctica de las enseñanzas y la posibilidad de verificar esta práctica. Con verificación me refiero a la comprobación no solo de los sentimientos, las palabras y los hechos sino que también ¿cómo podría ser de otra manera? a la sintonia que hay entre ellos. ¿Lo verificamos? Cuando la integridad se manifiesta, el deseo de manchar aquello que no puede ser manchado no se expresa. Porque el deseo de manchar aquello que no puede ser manchado no se expresa no existe la palabra que lo quiera manchar y en consecuencia tampoco existe el acto de querer manchar aquello que no puede ser manchado. A esto le llamo integridad. A esto le llamamos sincronicidad.

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