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La nieve blanca,
Sobre arena negra,
Día de invierno.
Que nunca dejemos de preguntarnos ¿por qué?. Que nunca nos detengamos para preguntarnos ¿por qué? solo porque temamos que la respuesta que encontraremos no corresponda con nuestras ideologías o entrediga nuestras convicciones. Hay aguas tan claras que son invisibles para la conciencia porque oscilan en otra frecuencia. Aguas que expresan el lenguaje del silencio y que aun así tienen el don de reflejar una nueva posible manera de relacionarnos con nosotros mismos y también con todo el mundo. Así que nunca dejemos de preguntarnos ¿por qué? pues si hay atención las palabras están siempre perfectamente sintonizadas con un entorno más amplio y profundo. Un entorno que embarca tanto la historia, como los tiempos en los que vivimos. Al igual que palabras disfrazadas de preguntas como: ¿Dónde se esconden los colores cuando los días se visten solo de blanco y negro?; ¿Por qué luce hoy la noche de luto como si fuese a un entierro? O ¿Por qué existen las guerras?, ¿Por qué?
Detengamos aquí un momento pues como vemos la pregunta es importante. Tomémonos este instante y observemos nuestra reacción a lo desconocido antes de categorizarlo y expresar nuestro veredicto. Antes de ponerle el letrero de esotérico, místico, sobrenatural, irracional o blasfemo. Más bien observemos la relación reciproca entre lo interno y lo externo desde la unión del cuerpo y la mente para enfocar desde esta perspectiva las dicotomías entre el sujeto y el objeto, entre la naturaleza y la cultura, entre la ciencia y las humanidades, entre lo interno y lo externo. ¿Desde esta perspectiva qué observamos? En primer lugar que los fenómenos se relacionan entre sí en todo momento a travez de interacciones dinámicas, flexibles, emergentes y reciprocas. La sintonía, la sincronicidad, la reciprocidad son solo algunas de ellas. Este es el momento en cual llegamos a la claridad. Aquella claridad que permite entrever que todo tiene tanto un lado espiritual como un lado material y que a la vez tiene la facultad de cumplir la función de un espejo y que este espejo a la vez tiene el don de reflejar lo desconocido.
Hay quienes aclaman la perdida de la reciprocidad y sentido común hoy en día. Ven el constante cuestionamiento de la realidad desde una perspectiva multidisciplinaria como un reto, como un peligro. Aun así, asumiendo los tiempos de conflictos que estamos presenciando, mientras no haya solución a la pobreza, mientras el cambio climático creado por el ser humano siga condicionando el equilibrio en la naturaleza, mientras sigan habiendo grupos mayoritarios imponiendo una lucha entre las culturas ¿no será incluso lo más sensato cuestionar este sentido común constantemente? O con otras palabras ¿podemos seguir dándonos el lujo de seguir mirando la realidad como algo fijo, fragmentado y que no sigue el movimiento universal sino que los juicios y prejuicios creados por la mente misma? Propongo entonces que sigamos estudiando la reciprocidad que hay entre lo interno y lo externo poniendo en evidencia todos aquellos movimientos inexplicables desde el punto de vista racionalista. ¿Qué son entonces el dar y el recibir vista la reciprocidad de esta manera? Yo diría, un solo movimiento. Un movimiento en el que sin un antes después quien da recibe y quien recibe al mismo tiempo.
¿Por qué hay aguas hondas y tranquilas y otras que son fiesta y cataratas? ¿Por qué son las aves que vuelan en lo alto mensajeras de libertad y de paz al mismo tiempo? La reciprocidad entre lo interno y lo externo tiene sus propias respuestas y es de valor estudiarlas pues la verdadera reciprocidad llama a apreciar la convivencia y a identificar el menosprecio de lo diferente. Que nunca dejemos de preguntarnos ¿por qué?. Que nunca dejemos de preguntarnos ¿por qué? solo porque temamos que la respuesta que encontremos no le guste a los otros. Hay aguas tan claras que son invisibles para la conciencia porque oscilan en su propia frecuencia. Hay palabras que al surgir desde la integridad hacen eco en todo el mundo como el aleteo de una mariposa que anuncia la verdadera primavera. Palabras camufladas de preguntas como ¿Cuándo y porque se convierte la reciprocidad en violencia? O con otras palabras ¿por qué existen las guerras? ¿Por qué?