A partir del afecto y el respeto que le tenemos a la cultura en la que vivimos, celebramos la navidad como una fiesta de comprensión y de paz universal. El Amor y la paz que va más allá del bien y del mal y que en el Budismo le llamamos Prajna. La sabiduría que traspasa todos los fenómenos del universo, incluso el fuego de la confusión.
El Prajna que nos enseña que el único y verdadero pecado es aquel de la separación. El error de culpar, o juzgar a partir de la actividad mental, asumiendo que una imagen mental es la realidad y a partir de ahí intentar de imponer nuestro código moral. ¿Hasta cuando seguiremos cayendo en el mismo error? Y es que si observamos con atención, esta es una actitud que no solo nos han llevado a cometer los crímenes más atroces de la humanidad sino que la encontramos también hoy muy presente, tanto en los procesos sociales de nuestra sociedad como en nuestro comportamiento individual.
El Prajna que nos indica así que la paz y el amor comienzan aquí en este instante y que para realizarle se requiere toda nuestra energía y atención, dado que Prajna implica toda una emancipación interior. Emancipación no solo de toda categoría sino que sobre todo emancipación del proceso de categorizar.
En este sentido la actividad de este blog, se la dedicaremos en el próximo año especialmente a explorar las consecuencias del dualismo para nuestra vida en sociedad. Esto porque en el Zen estudiar el Yo significa estudiar el budismo y el Yo comprende a todos los seres y todas las cosas. Queremos aportar de esta manera nuestro granito para que algún día, todos los días, cada instante sea una fiesta de paz y de amor universal.
En este sentido va aquí un nuevo cuento Zen:
CIENCIA Y ZEN
Si. Observando los acontecimientos de las ultimas décadas rápidamente podemos llegar a la conclusión, que gracias a nuestros antepasados y a la ciencia, la humanidad se ha desarrollado para bien. Más bienestar, más igualdad y participación, mejor nutrición y salud para cada vez mas personas en el mundo. Una conclusión prometedora que invoca esperanza. Aun así, ¿podemos estar satisfechos y hablar de paz, mientras que en algún sitio del mundo exista una madre a la cual escuchamos llorar? No lo sé.
Sacando la cuenta a nivel global, tal vez. Y es que mucho han mejorado las condiciones de vida para la gran mayoría de nosotros. Muchas incógnitas han sido reveladas y muchas cosas nuevas y de utilidad han sido inventadas. Pero, ¿porque después de todo descubrimiento, después de todo paso adelante de la ciencia tenemos la impresión que nos encontramos ante un nuevo comenzar?. ¿Por qué es como si la conciencia colectiva de la humanidad se ampliase con todo descubrimiento para reconocer en el mismo instante que creemos dar un paso más allá, lo poco que conocemos del universo en el que vivimos, la naturaleza y a nosotros mismos? Así, ¿está el futuro de la humanidad verdaderamente en nuestras manos? No lo sé.
Ósea que todo descubrimiento científico nos hace recordar a la vez que todavía hay tantas cosas que no sabemos y quien sabe si algún día las sabremos porque sobrepasan nuestra voluntad: ¿Qué es la materia de la cual consiste el universo?. ¿Qué nos enseña el calentamiento global?. ¿No es la higiene mental también una categoría de la moral y por eso también instrumentalizable para el poder?. ¿No tienen los animales también conciencia o que justifica que les tratemos de la manera como lo hacemos? O, ¿puede encontrarse una partícula en dos sitios a la vez? O más breve: ¿qué es la realidad?. No lo sé.
Muchas preguntas que esperan en vano una respuesta y que frecuentemente me hacen dudar si el progreso no es solo una impresión fugaz. Se lo consulto al Buda y me encuentro con su primera noble verdad: „la naturaleza de la vida es sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. En breve, los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento”. ¿Y qué nos dicen estas palabras?. ¿Dice el Buda que la vida es sufrimiento porque tenemos que envejecer, enfermar y porque por ultimo debemos morir?. ¿O quiere decir el Buda que la vida es sufrimiento porque no hemos comprendido aun que estamos unidos a todas la cosas y seres a través de un proceso de cambio continuo, en el cual la vejez, la enfermedad y la muerte son parte de nuestra existencia así como lo es la vida misma? Si eso fuese así, entonces no serian la vejez, la enfermedad o la muerte la razón para el sufrimiento sino el dualismo que separa la muerte de la vida, la salud de la enfermedad, la juventud de la vejez así como separa el sujeto del objeto. Tal vez.
Consulto entonces también a Dogen, y observo que ya en la primera frase del Genjo Koan, dice: “cuando todos los Dharmas son el Buda-Dharma, hay ilusión y realización, práctica, vida y muerte, Budas y seres sensibles”. ¿Quiere decir Dogen que la verdad más fundamental del Dharma es que la vida y la muerte existen, así como existen Budas y seres sensibles? O quiere guiar el maestro nuestra atención hacia el hecho de que, justamente porque intentamos de comprender el mundo en el que vivimos, separamos entre nosotros, el sujeto, y lo que se esta analizando, el objeto? Si eso fuese así, no serian la edad, la enfermedad o la muerte la causa del sufrimiento sino que el dualismo que distingue entre el sujeto y el objeto. Tal vez.
Por otra parte todos los resultados de la ciencia se basan en la separación entre el sujeto y el objeto. El sujeto, nosotros, que intenta analizar, categorizar y comprender el objeto
de nuestra investigación, nuestra vida. De esta manera nos hacemos una imagen de la realidad y concluimos que la imagen es la realidad. Y porque el Buda sabia de esta particularidad del pensamiento dualista nos enseño en su infinita compasión la práctica de la meditación. Aquella postura del cuerpo y del espíritu en la cual, concentrados en la postura corporal, en la respiración y en el espíritu situado en el aquí y ahora, podemos comprender profundamente que la actividad mental es una corriente interminable de pensamientos. Una corriente, en la cual una imagen sigue a la otra y donde toda la secuencia de imágenes está en relación a través de los sentidos con todo a nuestro alrededor. Hasta que naturalmente aparecen preguntas como: ¿Quién es el que esta sentado y dice “yo”?. Un mundo libre de categorías se nos abre en ese momento. Un mundo que inevitablemente repercute en todo lo que hacemos. También en la actividad científica. ¿Porque, que es lo que observamos desde la no-dualidad, cuando no tocamos esa corriente de pensamiento y mantenemos la mano de nuestros pensamientos abierta? Tal vez, que aquello a lo llamamos “yo” no es una instancia fija, sino que el cambio continuo mismo, cual más allá del espacio y el tiempo esta unido a todas las cosas y seres. De esta manera comprendido el “yo” ¿quién podría aludir saber algo?
¿Entonces cómo podrían desarrollarse la ciencia y el progreso más allá de la dualidad?
Ojala como actividades que no se basan en la sabiduría acumulada, sino que anteponen la experiencias reales, por que la imagen de la luna sobre el agua refleja la luna, pero la imagen de luna no es la luna.
Ojala como actividades que consideran, que podemos ver y comprender solo tanto como nuestro espíritu o mente nos lo permiten, dado que ver la luna o no verla, no es algo que dependa de la conciencia individual.
Ojala como actividades en la cual nuestra felicidad es la felicidad de todo el mundo, dado que la luz de la luna deja claro que “los otros” son un aspecto del “yo”.
Y ojala como una actividad, consciente de la propia impermanencia, porque independiente a si vemos la luna o no, la luna sale todas las noches, y toda noche dura hasta que comienza el amanecer.
En gasshô:
Feliz Navidad!!