LA YEMA

Pasan los años,

El gigante de tierra,

Guarda silencio.

Deshojo una flor para verle su alma. Para encontrar en su interior el origen de la pureza. Pero no encuentro nada. Busco ahora en la yema pues se dice que es ella la que hace salir las flores antes que las hojas. Debido a ella, se dice, un día vuelven las aves que ya creíamos muertas. Me pregunto entonces ¿que es lo que hace que el sol verdiamarillo llegue aun en invierno hasta los rincones mas frios? y sigo buscando pues se rumorea que la yema no se deja engañar por la bizarrías del clima y por eso que es ella la que en definitiva hace renacer las flores en primavera. Al parecer está dotada de un mecanismo muy preciso. Un reloj interior en el que cualquier eventualidad ya esta prevista. 

Busco ahora en el pasado. Remuevo las cenizas de la memoria con la esperanza de encontrar ahí quizás una flor tardía. Y es que se dice también que el bien y el mal nacen de la misma yema. La yema que a la vez ejerce jerarquía sobre las flores, las hojas y las ramas. En vano. La yema en su actividad jamás da la cara y no deja huellas. Mas bien cuando actua es como si dejase a otros cometer el delito como en un crimen bien organizado. Se parece entonces tabien al amormiedo, al amordelirio. Aquel tipo de amor que sabe a amor ilimitado, que dice ser infinito pero que debajo de una capa superficial manipula y esconde sus condiciones y requisitos. Es como el hacer prescindible a un ser humano. Utilizando la mentira, la desinformación y la manipulación de los otros. Si, definitivamente hay una astucia en la yema como la hay en le mal absoluto, pero porque no adopte una forma en concreto esto no significa que no tenga responsabilidad alguna.

Las espinas brotan por doquier

Mientras que en el viejo cerezo

Germina la yema de una espléndida rama.

Son las palabras dedicatorias de Keizan Jokin al referirse a la iluminación de Buda Shakyamuni (1) y que se celebra cada año el 8 de diciembre. Testigua Keizan Zenji en el relato que precede a estos versos, que cuando Buda contempló la estrella del amanecer y alcanzó la iluminación y en este mismo instante proclamó:

  • Todos los seres, la gran tierra y yo hemos alcanzado simultáneamente la Vía. 

Palabras que guiarían las practicas de Buda por los 49 años que le restarían de vida y que guiarían las vidas de sus seguidores hasta los días de hoy que aun hoy se preguntan: ¿que es el yo al que se refiere Shakyamuni con esta su primera expresión?  Pregunta Keizan Zenji a los monjes de la asamblea que le escucha entonces: “Permitidme, monjes, que os pregunte ¿es Gotama el que se ilumina a través vuestro o sois vosotros los que os iluminais a travez de el? Poco importa lo que respondaís porque, en cualquiera de ambos casos, no se trataría de la iluminación de Gotama y, por consiguiente, no estaríamos hablando del principio de la iluminación». (2)Se dice entonces que la yema lleva en si un fino mecanismo interior que hace que su despertar no dependa de la temperatura del ambiente en una flor que habita. La semilla de cerezo por ejemplo, por mas que se riege no es posible que germine si no ha pasado algún mes al frio. Busco entonces ese mecanismo y me encuentro con que la yema reacciona ante la luz. Me pregunto entonces nuevamente ¿Qué es en realidad la yema?. ¿Es la yema verdaderamente solo la yema? ¿o es la yema la forma que reacciona frente a los otros fenómenos? Entonces, ¿es la yema quizás también el agua y el sol?. ¿Y si lo es, es la yema  idéntica al sol y el agua? O ¿es la yema, tanto la yema como también el agua y el sol?  Sigo deshojando esta flor para encontrar en su fondo el origen de la pureza. Para averiguar que es lo que les hace renacer en primavera. Pero sigo sin encontrar nada. Busco ahora en la yema. Pero sigo sin encontrar nada en concreto.

(1+2) Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona. 

Marcar el Enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *