Aunque El sea yo, yo no soy El – Tung-shan
Caso
Cuando Butsudanandai, el octavo patriarca, se encontró con el venerable Bashumitta, se dirigió a el diciendo:
– He venido a debatir contigo acerca de la verdad.
– My bien, pero si puedes hablar sobre ella has de saber que no debe tratarse de la verdad, porque la autentica verdad no puede ser convertida en objeto de debate – respondió Bashumitta.
Butsudanandai comprendió entonces que la visión de la verdad del venerable Baushumitta superaba con mucho a la suya y, de este modo, despertó al principio de lo no nacido.
Circunstancias
El maestro procedía de Kamala y pertenecía a la familia Gautama. Tenia una protuberancia carnosa en su cabeza y era insuperable en el arte del debate. En aquella época, el séptimo patriarca, el venerable Bashumitta había llegado a Kamala para difundir el budismo y tratar de convertir a sus habitantes. Fue entonces cuando Butsudanandai se dirigió a el y tuvo lugar el episodio que hemos relatado en la exposición del caso. Pero, como bien replicó el venerable Bashumitta, cualquier verdad de la que pueda hablarse no es la autentica verdad, porque la autentica verdad no puede ser convertida en objeto de debate.
Teisho
La verdad autentica no puede ser objeto de discusión y los debates, por tanto, nada tienen que ver con la verdad. Por consiguiente, ahí donde aparece una discusión desaparece la verdad y, cuando la verdad esta presente, se desvanece toda discusión. Es por esto por lo que Bashumitta dice que “si puedes hablar de ella has de saber que no debe tratarse de la autentica verdad”. En ultima instancia, no existe algo que pueda ser llamado verdad como tampoco existe nada que pueda ser llamado discusión. El Buda no empleaba dos tipos de discurso y es por esto por lo que escuchar su palabra equivalía a contemplar su cuerpo y, del mismo modo, contemplar su cuerpo era testimoniar su palabra. Por más que dijeseis que la mente y los objetos no son dos cosas diferentes, ello no supondría una autentica discusión acerca de la realidad. Tampoco es cierto decir que nada cambia ni afirmar que todo esta sujeto al cambio. Pro mas que sostengáis que hay que permanecer en silencio o que el principio ultimo no puede ser revelado, tampoco así lograreis penetrar adecuadamente en la realidad. ¿Qué clase de debate es el que proclama que la naturaleza esencial es real o que la mente es absoluta? Tampoco es una autentica discusión sobre la verdad decir que debemos olvidar tanto el sujeto como el objeto o hablar en términos de anfitrión o de invitado, de unidad o de identidad.
Si tenemos eso bien presente, ni el mismo discurso sin palabras de Majusri será un testimonio adecuado de la realidad como tampoco lo será la actitud sedente y silenciosa de Vimalakirti negándose a pronunciar palabra. Es como si Manjusri y Vimalakirti estuvieran confundidos. Tampoco los famosos sabios Sariputra y Maudgalyayana, conocidos por sus poderes sobrenaturales, pudieron vislumbrar un atisbo de esta verdad. Quien es ciego de nacimiento jamás podrá llegar a ver los colores y las formas. Es por esto por lo que el Buda dijo que los sravakas y los pratyekabuddhas no podían soñar siquiera con realizar la naturaleza de buda. (En el capitulo del Mahapari nirvana-sutra titulado “la naturaleza del Tathagata”, el Buda afirma: “!Oh monjes!, solo el Buda puede llegar a conocer la naturaleza budica, algo que resulta inaccesible a los sravakas y a los pratyekabuddhas”.) Del mismo modo, hasta los mismos bodhisattvas que han alcanzado el décimo estadio se sienten confusos cuando contemplan en la lejanía el vuelo distante de la grullas, sin acertar a discernir si se trata o no de un espejismo. Y tampoco llegaran a estar completamente seguros reflexionando sobre el asunto y llegando a la conclusión de que son grullas. (En el mismo Sutra y en el mismo capitulo que acabamos de mencionar, el Buda prosigue diciendo: “!Oh, monjes! Voy a ofreceros un ejemplo. El bodhisattva del décimo nivel solo puede ver una ínfima parte de la naturaleza budica. Es como el hombre sediento y perdido en la selva que, en su agonía y confusión, no alcanza a discernir el agua de los árboles pero que, después de mirar con más cuidado, acaba descubriendo que son grullas blancas en un bosque”.) Pero el bodhisattva del décimo nivel todavía no percibe con claridad en que consiste la naturaleza budica (Y, en el mismo Sutra y capitulo, el Buda continua diciendo: “Aunque el bodhisattva del décimo nivel haya visto en su propio cuerpo la naturaleza del Tathagata no puede contemplarla con claridad”.) Si nos atenemos a lo dicho por el Tathagata, los bodhisattvas comprenden de manera fragmentaria la existencia de su propia naturaleza y, por esto por lo, afirman jubilosamente: “Hemos transmigrado en samsara durante innumerables eones y nuestra ineptitud par apreciar la existencia eterna de la naturaleza budica se debe tan solo a nuestra incapacidad par percibir la ausencia del yo”. (En el mismo Sutra y capitulo, el Buda afirma: “En cualquiera de la diez moradas son incapaces de contemplar la naturaleza budica”. Solo cuando el Tathagata explico dicha naturaleza, los grandes seres, es decir, los bodhisattvas, pudieron vislumbrarla parcialmente y entonces exclamaron: “!Que extraordinario, o Venerado por todo el mundo, hemos transmigrado en el samsara durante incontables eones y jamás hemos podido entender la ausencia de identidad del yo!”).
Por más que afirméis haber extinguido vuestra visión y vuestra adición, por mas que hayáis olvidado el cuerpo y la mente, por mas que hayáis evitado por igual la ilusión y la iluminación y por mas que hayáis dejado a un lado la pureza y la impureza, no podéis soñar siquiera con contemplar la verdad. No lo busquéis en las formas ni en la vacuidad ¡cuánto menos, por tanto, en los budas y los patriarcas!
Gente virtuosa ¿durante cuantos eones debéis seguir deambulando a través de innumerables ciclos de muerte y renacimiento? ¿Cuántas veces más deberán aparecer y desaparecer vuestro cuerpo y vuestra mente? Podéis pensar que el cuerpo, la mente, la llegada y la partida, son una ilusión y un sueno pero esto no puede sino suscitar la sonrisa. ¿Acaso existe algo que nazca y que muera, algo que surja y luego desaparezca? ¿Qué creéis que significa “el verdadero Yo”? Y si habláis del “verdadero Yo” no podéis hablar de vacuidad y, desde la perspectiva del nacimiento y de la muerte, no podéis llegar a comprender la verdad. Si pensáis en términos de vacío o en términos de verdad o falsedad solo llegareis a confundiros todavía mas. Únicamente podréis llegar a comprender el asunto en toda su magnitud cuando experimentéis la verdad por vez primera. No creáis, por tanto, que podéis alcanzar al verdad convirtiendo a la vacuidad o al absoluto en un objeto. ¿Seriáis acaso capaces, por más que comprendáis que la verdad es tan quieta y pura como la tersa superficie del agua y tan inmaculada como el cielo, de aclarar esta situación?
El monje Tung-shan fue discípulo de Kuei-shan y de Yün-yen y, aunque era uno con las diez mil cosas y había llegado a entender que toda la existencia testimonia el Dharma, sin embargo y consideraba que no bastaba solo con ello. Es por esto por lo que Yün-yen seguía alentándole e insistiéndole en la necesidad de practicar más sobre ese punto. Tung-shan, sin embargo, continuó albergando dudas al respecto hasta el momento en que abandonó a Yün-yen y, al cruzar el río y ver su reflejo en el agua, alcanzó súbitamente la comprensión. Entonces compuso el siguiente poema:
Si lo buscas en los demás
Te alejaras del Yo.
Ahora que estoy solo y soy independiente,
“lo” encuentro en todas partes.
Cuando comprendáis que,
Aunque Él sea yo,
Yo no soy Él,
Seréis realmente uno con la totalidad
Así fue como Tung-shan acabó convirtiéndose en el heredero de las tradiciones de Ts`ao-tung y de Yün-yen. No solo había comprendido que toda la existencia testimonia el Dharma sino también que las columnas del templo, las lamparillas votivas y hasta las más minúsculas partículas constituyen instante tras instante la misma talidad. El hecho de comprender que todo lo existente manifiesta el Dharma no supone todavía la comprensión completa, por esto por lo Yün-yen seguía alentándole a profundizar su práctica.
¿Cuántas personas , guiadas tan solo por meras opiniones, creen hoy en día que “la mente es Buda” o que “el cuerpo es Buda”? Ello implica ignorar la Vía del Buda y creer que se reduce al emergencia de las flores durante la primavera, a la caída de las hojas en otoño o a pensar que todo se reduce a la condición de los dharmas. Pero esta opinión ignorante resulta francamente grotesca porque, si realmente esta fuera del Dharma del Buda ¿por qué Sakyamuni apareció en este mundo y par que viajó Bodhidharma desde Occidente hasta China? No existe la menor diferencia entre la excelsa iluminación del venerable Sakyamuni y la iluminación de cualquiera de los patriarcas chinos ¿Acaso no experimentaron todos ellos la gran iluminación? ¿Cuántos patriarcas hubiera habido de haber limitado su comprensión a las palabras o de haber considerado que la verdad puede ser objeto de discusión? Únicamente podréis experimentar plenamente vuestro autentico Yo si renuncias a esta visión limitada, porque solo entonces os convertiréis en auténticos patriarcas de la enseñanza del Buda.
Mientras no os elevéis por encima de los grandes despiertos y alcancéis el ultimo pendaña de la Vía de los patriarcas, no llegareis a ser sus dignos sucesores. No os estanqueis, por tanto, en la pureza total ni en la transparencia de la vacuidad.
Ch´uan-tzu dijo
Existe un lugar insondable
En el que tu cuerpo puede desaparecer,
Pero no debes ocultar en el tu cuerpo.
Durante los treinta años que permanecí con Yueh-shan
Sólo saqué en claro que
La pureza completa no es lugar
Donde abandonar el cuerpo.
Aunque digais que habeis dejado atrás el sujeto y el objeto, Ch´uan Tzu insiste en la necesidad de no abandonar vuestro cuerpo en ese lugar. No hay necesidad de discutir sobre le pasado, sobre el presente, sobre la ilusión o sobre la iluminación. Cuando experimentéis directamente la verdad se derribaran súbitamente los muros de las diez direcciones y se abrirán de par en par las puertas de los cuatro cuadrantes. Aprestaos, pues, sin prisas y seguid trabajando
Poema
Esta mañana quisiera resumir esta situación con unas pocas palabras. ¿Os gustaría escucharlas?
Los debates que mantuvieron Subhuti y Vimalakirti no la alcanzan y Maudgalyayana y Sariputra estaban ciegos ante ella.
¿Cómo llegaras a comprender directamente su significado cuando ningún aderezo le es apropiado?
Según: Francis Dojun Cook (2006): Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz) Maestro Keizan. Barcelona.