Los preceptos van aquí acompañados por los comentarios de Dōgen Zenji en el Kyōjukaimon.
- No matar:
Al no matar la vida, las semillas del buda se nutren y uno puede alcanzar la sabiduría de Buda. No mate la vida. - No robar:
Cuando la mente y los objetos son tal cual son, la puerta de la liberación permanece abierta. - No complacerse en la avidez sexual:
Cuando las tres ruedas de cuerpo, habla y mente son puras, no hay nada que desear. Todos los budas están caminando en el mismo sendero. - No decir falsedades:
Puesto que la rueda del dharma gira desde el comienzo, no hay ni demasiado ni poco. Cuando una gota de dulce rocío humedece a todos los seres, realidad y verdad son reveladas. - No vender licores embriagantes:
No traiga embriagantes. No los deje entrar. Es en verdad la gran luz de sabiduría. - No hablar de los errores de los otros: En el buddha-dharma vamos juntos, compartimos el dharma juntos, realizamos la misma iluminación y practicamos juntos. No hable de los errores de los otros. No corrompa la vía.
- No ensalzarse uno mismo ni difamar a otros:
Budas y ancestros alcanzaron la realización con todo el cielo y con la gran Tierra. Cuando manifiestan el gran cuerpo, no hay en el cielo ni dentro ni fuera. Cuando manifiestan el cuerpo del dharma no hay ni un centímetro de suelo sobre la tierra. - No codiciar el dharma ni objetos materiales:
Una sola frase o verso del dharma no es más que la manifestación de una miríada de seres y cientos de hierbas. Un dharma y una realización son todos los budas y ancestros. Uno debería entregarlos generosamente cuando se soliciten. Nunca los codicie. - No estar enojado:
Alejarse sin apego, avanzar sin apego, ser real sin apego, estar vacío sin apego: justo allí puede uno ver un océano de luminosas nubes y un océano de magníficas nubes. - No difamar los Tres Tesoros:
El Buda manifiesta su cuerpo en el mundo y predica el dharma. Los Tres Tesoros son la encrucijada del mundo. Los Tres Tesoros retornan al océano de la sabiduría total y son inconmensurables. Deberíamos aceptar los Tres Tesoros respetuosamente y entregarnos devotamente a ellos.