Ango – el retiro de verano, es simplemente otro nombre para los Budas y ancestros. Desde el principio hasta el final no es otra cosa que los Budas y ancestros mismos – Eihei Dogen
En el Zen La palabra Ango, que significa algo así como “mantenerse en tranquilidad” se refiere a una antigua tradición que viene del tiempo de Buda. Durante la época del Monsum, la época lluviosa en la India que perdura desde Junio hasta comienzo de septiembre, el Buda se refugiaba año tras año junto a la Sangha para dedicarse a un intenso entrenamiento de Zazen. Esta tradición llegó junto con el Zen a China, donde fue transmitida de generación en generación, hasta que el maestro Dogen se encontrase con ella para introducirla más tarde también en Japón. La importancia del retiro de verano para el Zen del maestro Dogen queda documentada en el capitulo Ango del Shobogenzo del cual se encuentra más abajo un fragmento traducido (1).
Respetando esta tradición y con motivo de la participación al Ango de verano, anunciamos que retomaremos la actividad de este Blog nuevamente a principios de Septiembre. Hasta entonces, en Gassho, Meiyo.
«El hecho, que el entrenamiento de verano utilice por una parte la fuerte actividad de la tierra y por otra parte valla mucho más allá de la actividad de la tierra, tiene su origen en la India y se basa en la tradición budista. Aun así el retiro de verano no ha venido ni de otro país ni de otro tiempo ni tiene su origen en este lugar o en este tiempo ahora. Cuando comprendéis el origen del retiro de verano, llegan los noventa días súbitamente y cundo buscáis el origen del entrenamiento de verano, llegan los noventa días inmediatamente. Tanto personas ordinarias como santos han hecho de estos noventa días lo más intimo y la fuente de sus vidas. Aun así sobrepasan los noventa días el ámbito de lo profano y lo santo, porque están más allá del pensamiento que discrimina y del pensamiento que no-discrimina ni tampoco se limitan al ámbito del pensar o del no-pensar.
“El honorado por todo el mundo acababa de predicar delante de una asamblea. En este tiempo tenia el deseo de iniciar la práctica de verano de noventa días. Le dijo a Ananda: “he enseñado el Dharma sin cesar a los grandes discípulos, a lo seres celestiales y los seres humanos de los cuatro grupos, pero ellos ni valoran ni honran mi enseñanza. Ahora me retirare en los aposentos de Indra para sentarme los noventa días del verano. Si alguien viniese y te pidiese escuchar el Dharma, Ananda, deberías enseñar en mi lugar lo siguiente: “Todos los Dharmas ni nacen ni padecen”. Después de decir esto, cerró la habitación y se sentó”.
Desde esa época han pasado dos mil ciento noventa y cuatro años. Muchos seguidores del Buda que no han llegado hasta su interior, han interpretado el hecho de que Buda se encerrase en Magadha en los aposentos de Indra como una prueba de su enseñanza sin palabras. Y aun hoy en día malentienden muchos grupos la intención del Buda. Ellos opinan que el Buda se retiró del mundo para sentarse todo el verano porque no veía su enseñanza por medio de las palabras como su verdadera enseñanza sino que solo como un medio inteligente para enseñar. También dicen que la verdad más alta no puede ser enseñada por medio de las palabras y que solo aparece cuando toda actividad del espíritu a desaparecido. Por eso debería ser el no-hablar y el no-pensar la más alta verdad. Tener palabras y pensamientos, dicen ellos, no tiene nada que ver con la verdad. Esa fue la razón porque el Buda se encerró durante los noventa días de la práctica de verano y se retiró de los seres humanos.
Pero la opinión de esta gente ofende la intención del honorado por todo el mundo. Cuando alguien sostiene que el abandono de las palabras y la aniquilación de la actividad espiritual es la verdad, entonces deberían ser también todas las acciones sociales o económicas el abandonó de las palabras y la aniquilación de la actividad espiritual. Por que para estas personas significa “abandonar las palabras” abandonar todas las palabras y el “abandono de la actividad espiritual” el abandono de toda actividad espiritual. Además esta historia no estaba destinada para idolatrar el estado de la ausencia de las palabras. Un cuerpo trascendido por el Dharma espera olvidado de si mismo a través del fango y el agua de la vida cotidiana. Jamás se esconde en enseñar el Dharma para liberar a las personas y tampoco le esquiva darle vueltas a la rueda del Dharma y liberar todas las cosas de este mundo. Cuado aquellos que se denominan seguidores del Buda sostienen que los noventa días de la práctica de verano demuestra su enseñanza sin palabras, les quiero decir, que deberían venir y devolverme el dinero por los noventa días del entrenamiento de verano.
Buda se volvió hacia Ananda y le pidió enseñar en su lugar. El dijo: “te pido enseñar en mi lugar lo siguiente: Todos los Dharmas ni aparecen ni desaparecen”. No deberíais dejar desapercibido este gesto del Buda. Brevemente, ¿cómo seria posible no enseñar, no hablar o no enseñar en los aposentos cerrados de un retiro de verano? Suponiendo que Ananda se hubiese dirigido al Buda en ese instante con las siguientes palabras: “¿Cómo debo enseñar que todos los Dharmas ni aparecen ni desaparecen?. Aunque le enseñe esto a los seres humanos ¿cómo debo hacerlo? Seguro que después de esta pregunta hubiese escuchado la enseñanza del venerado por todo el mundo. Por lo general es el comportamiento de un Buda en este mismo instante en si la más profunda verdad y es la verdad de la ausencia de un sentido y ambas verdades enseñan el Dharma y dan vuelta a la rueda del Dharma. No deberías interpretarlas como la prueba de su enseñanza sin palabras. Si veis el comportamiento del Buda como su enseñanza sin palabras, seria lo mimos como el sable de tres pies de Ryusen, el así llamado “Salto del dragón” que fue colgado en una pared de un hogar como si fuese un útil para bordar (2).
Por eso son los noventa días del retiro de verano el interminable darle vuelta a la rueda del Dharma y los Budas eternos y los ancestros mismos. En la historia de más arriba se dice: “El Buda tenia el deseo de comenzar la práctica de verano de noventa días”. Deberíais saber entonces que la práctica a la que no le podéis esquivar es la práctica de noventa días del retiro de verano. Si le esquiváis, estáis fuera de la Vía del Buda. Cuando vivía el Buda practicaba estos noventa días del retiro de verano en el cielo de los treinta y tres dioses y algunas veces junto con los quinientos monjes en un lugar tranquilo de Grdhrakuta. En los cinco países de la India, sin determinar un lugar concreto, los monjes se retiraban durante el Monsum y practicaban el sentarse en el silencio cuando llegaba el tiempo para el retiro de verano de noventa días. Los Budas y los que les siguien en el presente practican el entrenamiento de verano y le ven como su tarea más importante. El entrenamiento de verano es la Vía más alta de la práctica y de la realización de la realidad.»
(1) Shobogenzo – Ango, Eihei Dogen
(2) Un hombre que se llamaba To-in una vez estaba pescando cuando sacó un objeto del que creyó que se trataba de un barquito para bordar. Lo llevó a casa y lo colgó en la pared. Un día, durante una tormenta muy intensa dicho barco para bordar se transformó en un dragón y subió al cielo, porque en realidad se trataba de un valioso sable, que se llamaba «salto del dragón».
Hola Nathan. ¿vemos la realidad o vemos lo que queremos ver? ¿diferencia la realidad entre el bien y el mal o es nuestra mente la que distingue? Shikantaza, solo sentarse, significa sentarse en zazen y abandonar todo concepto y así comprender profundamente que todo es impermanente y carece de existencia individual. En Gassho
Hola Connor y gracias por el comentario al que se puede responder de dos maneras: si, la luz es portadora de informacion que es capaz de modificar la actividad de la materia pero tambien: ¿que seria de la luz sin la oscuridad? Gassho
Ahora bien Desde el principio hasta el final simplemente leo que uno quiere ser mejor que otro por lo cual no se denota que es bien en un equipo y que malo es de otro.