Las araucarias,
Bajo el cielo azul.
Atrás el volcán.
El orden que llevó al maestro Eka a cortarse el brazo, es el mismo orden que hizo que su maestro Bodhidharma se diese vuelta para comenzar a enseñar. Es el orden que hizo que el Dharma llegase hoy a nosotros después de 2500 años de Shakyamuni y su despertar. Es el orden del movimiento universal. La harmonía en toda dirección. Es el silencio y la palabra sin contradicción. Es el sello de dos caras, por un lado lo material y por el otro lo espiritual. Es el árbol que a la vez es tierra, montaña, vida, semilla, sol, sombra, flor, fruto, madera, fuego y tierra otra vez.
“Ojos que no ven, corazón que no siente”, desconocedor de la armonía que en todo rige muchas veces piensas que hay algo que el secreto pueda encubrir. El mito, la magia, la verdad absoluta, lo sagrado, el plan detrás del plan. Piensas que podrías perderte si llegases hasta el final. Dices que temes perder la atracción por la belleza en la desilusión ¿pero no será la vida lo que temes perder en realidad? No lo sé pero me suena como un pretexto cuando alguien por alguna razón deja de buscar. Sea como sea hemos de respetar pero que aun así no esta bien si alguien desde su temor le llama a una búsqueda entregada y sincera una exhibición. Y hay algunos que incluso van más allá y comparan la verdad desnuda con la pornografía, el sexo sin amor. Pero la verdad es que visto desde la armonía universal, nuestra visión es siempre solo un reflejo de lo que llevamos en nuestro interior. O con otras palabras, si piensas que la pornografía destruye el amor el único secreto que puedo revelarte es que lo que pensabas que era amor no es amor. No importa cuantos meritos hayas alcanzado o la edad que tengas. No importa si eres hombre o mujer. Si el erotismo que crees sentir se destruye con la desnudez aquello que hasta entonces te excitaba no era más que una proyección mental. Algo así jamás alcanzara lo que se experimenta cuando acontece el encuentro en la sincronía y la espontaneidad. Eso es lo que dice el movimiento universal que se manifiesta solo cuando no hay rechazo en nuestro interior. Desprovistos de rechazo o apego en la percepción, cuando se observan los fenómenos sin obstrucción alguna, claramente se ve que aunque el sexo, el amor y la compasión se distinguen entre si, aun así tienen algo muy importante en común: son diferentes aspectos dentro del constante proceso de transformación. Como el agua, como el viento, como la tierra, como el fuego que son diferentes formas que expresan lo inmaterial. ¿Y el bien y el mal? ¿lo sagrado y lo profano? ¿la tristeza y la felicidad? Si me preguntas a mi en mi opinión lo bueno y lo malo son solo frutos del propio autoritarismo y subsiguiente del miedo que llevamos nosotros mismos en nuestro interior.
El reino del vacío es resplandeciente. Es todo claridad. Es atención. Visto desde ahí incluso el fuego ardiente devorador de vidas cumple solo su función. Al igual que la mentira, es solo una estación dentro del eterno flujo de causa y condición. Ósea que podríamos conformarnos y esperar, practicar paciencia hasta que todo haya cambiado otra vez, ¿pero será esta la verdadera atención? Unos creen saberlo y pasan inmediatamente a la acción. A luchar contra la mentira, el consumo, las pasiones, el falso amor. Sin notar como automáticamente, oculta y silenciosamente nuevamente comenzamos a perdernos con la vista extraviada en el exterior. ¿Dices que no? De no ser así serias consciente del hecho que de que todo lo que piensas modifica tu percepción. Con otras palabras, la armonía a la cual me estoy refiriendo no es un éxtasis emocional. No es un estado donde alguien pierde la conciencia del mundo exterior y su individualidad se disuelve en un mundo mejor. Eso en el mejor de los casos es solo una ilusión. Tampoco es un estado en el cual nos evadimos de nuestra responsabilidad, al contrario, es el estado que se manifiesta solo cuando nos encontramos con nuestra respiración y el ritmo de esta respiración es el ritmo de todo lo que se encuentra a nuestro alrededor. Ahora quizás pienses que la armonía es el ultimativo estado del ser. Que es la felicidad completa, la superación del miedo, el saber que en cualquier instante uno podría despedirse y descansar en paz. Por eso una vez más: la armonía en nuestra práctica es el flujo natural del constante movimiento universal, es lo que caracteriza nuestra naturaleza original. De ahí, desde lo más puro que nace de lo impuro se ve la importancia de la armonía mejor, pues la armonía es lo que hace posible el encuentro. ¿Entiendes entonces porque la mentira obstruye la convivencia en paz? Si me mientes sin saberlo, de ignorancia tal vez, puede ser que aun haya solución, pues si piensas que eres el primero o que eres el mejor siempre tendré la opción a tomar otra perspectiva y acomodarme a tu percepción. Pero de no ser así, si mientes intencionadamente y te mueves en otra dirección que no sea el de la verdad debes saber que el encuentro armónico entre ambos jamás acontecerá.
La armonía es el orden del movimiento universal. Es la simplicidad absoluta de un corazón que late con toda tranquilidad. Es la suavidad de una supuesta debilidad cuando se convierte en el portal por el cual entras a la realidad. Es lo que acontece cuando te sintonizas con la tierra, los árboles, la montaña, el cielo, el llanto, la alegría y la tierra otra vez.