Entre las nubes
Con una capa blanca.
Gigante azul.
Un árbol que en un día no muy lejano fue un arbusto, que fue una semilla, fue tierra, fue agua, fue abono. Un juguete que alguna vez fue más que un recuerdo, que fue gritos, felicidad, una sonrisa. La mañana que todos los días comienza calentando los rincones fríos primero, ahí donde los colores nuevamente se rebelan frente a lo oscuro, donde la luz aun se oye, donde el silencio penetra todo lo que existe. Que grandes son las cosas simples y pequeñas. Una y otra vez me despiertan de mi sueño. Me hacen ver la otra cara que todas las cosas tienen. Lo grande, lo bello, lo apreciable, lo dulce, lo bueno. Una y otra vez las cosas sencillas me hacen despertar de un sueño para sumergirme en otro, esta vez mas real, mas prometedor, más amplio, más seguro. Algunas veces dudo si la vida en si es más que solo un sueño. Lo único que verdaderamente perdura es la esperanza, eso si. La esperanza en cuanto a un futuro mejor, la perspectiva de encontrar algún día un puerto seguro. Aun así, es justamente esta añoranza lo que me que indica que aun no he llegado, que aun sigo buscando, que aun no he encontrado. Y es que ¿hay algo que sea verdaderamente seguro? O para indagar desde otro punto de vista ¿verdaderamente hay algo que sea inseguro?. En mi sueño, ante mi falta de orientación y ante el no saber en que dirección tomar me pregunto ¿que es un paso atrás y que un paso adelante?, ¿que es un avance y que un retroceso?
En el día a día, las noticias, la política, el entorno, todo el mundo habla de la seguridad. Especialmente porque la inseguridad en la sociedad representa algo que puede poner en peligro la democracia, la sociedad en la que vivimos y sus valores. Un sentimiento que rápidamente se puede convertir en un circulo vicioso ya que a medida que la inseguridad incrementa, lo hacen también las demandas que piden más seguridad y exijir más seguridad muchas veces implica demandar más vigilancia. Esta, la vigilancia a la vez nos lleva a un punto aun más sensible para la vida en comunidad ya que a medida que la vigilancia en una sociedad crece también la conducta de quien debería poder votar libre y soberanamente cambia substancialmente. Lo podemos observar muy claramente en la sociedad y lo podemos ver concretamente también en Internet, Google y Facebook. Así que me pregunto ¿es la demanda por mas seguridad una medida para estabilizar la democracia o en realidad un instrumento de control? ¿Es algo que sirve a la democracia y a la diversidad cultural o en realidad una herramienta de alineación utilizada no solo para fortificar el orden sino que para ampliar la red de influencia de quien desea imponer su poder? ¿Es el incremento de la seguridad entonces un avance o un retroceso para la sociedad?. Las respuestas a estas preguntas demuestran sobretodo que no es posible dar una respuesta fija a esta pregunta ya que toda respuesta formulada como se aplica la moral, como una receta aplicable en cualquier situación, representaría nuevamente una fragmentación. Lo que por otra parte lleva a una conclusión que tal vez si nos pueda ayudar a establecer una guía de lo que podría ser un avance real: lo que es un avance o un retroceso se decide en todo momento una y otra vez. Una conclusión que podemos comprobar observando lo que ocurre cada vez que volvemos a la respiración, a la postura, a la concentración. Una conclusión muy simple y sencilla pero que tantas veces la dejamos sin aplicar. La omitimos como tantos otros pequeños pero importantes detalles mas. Un punto donde nuevamente nos encontramos con la grandeza de lo simple, de aquello que tantas veces subestimamos y que muchas veces en nuestro arribismo y negligencia pasamos a llevar. Y es que en este mismo instante, justamente lo sencillo es lo que nos abre los ojos ante la verdadera naturaleza de la realidad. Una actividad que cambia constantemente y cual nos revela que el retroceso, si verdaderamente existe, es equivalente al apego. Al pasado, al futuro, el apego al tiempo cual es una forma de apego que expresa a travez de cualquier sentimiento y cualquier opinión y no solo en la moral. Y es que si somos honestos con nosotros mismos, si observamos con plena atención, el esfuerzo por repetir algo que en el pasado ya ha ocurrido o que en el futuro supuestamente debiese ocurrir representa no mas que una ilusión. Una ilusión pues en este mismo instante no es real. Con otras palabras, mas allá de los opuestos realidad – ilusión, verdad absoluta – verdad relativa, retroceso – avance, la ilusión existe tanto como existe también la realidad. El retroceso existe, tanto como existe el avanzar. La verdad absoluta existe tanto como existe la verdad relativa cual vivimos en la cotidianidad. Entonces y para volver al punto central ¿que podría ser un verdadero avance visto desde más allá de la dualidad? Los verdaderos avances en el Budismo Zen ocurren ahí donde acontece la integridad. Donde el sentimiento, el pensamiento y la acción van en comunión. Donde no es necesario aplicar estrategias sofisticadas para encubrir la verdad. Donde no es necesario apelar a la inteligencia, a los algoritmos o a la presión para hacer valer la verdad. Pues de serlo necesario lo que llamamos la verdad no seria mas que una ilusión inverosímil. Ahora ¿como reconocer un verdadero avance como tal, si aun no distinguimos que es la dualidad? La mayoría de las veces, más que como un problema que engendra temor los verdaderos avances se plantean como una solución. Como una solución por el bien de todos y todas sin exclusión alguna. De tod@s y no de unos solamente a quienes les conviene. Lo que en los casos de Facebook, Google y Co. podría significar en vez de encubrir la manipulación, poner en practica una estrategia eficaz y transparente que defienda activamente los derechos humanos tan elementales para cualquier democracia como los son el derecho a la libre expresión y el derecho a la gratuidad de la educación.
Las ramas de un árbol que danzan como ondas de un mar infinito. El sol de la tarde que convierte el prado en un campo de oro divino. La brisa del viento que saluda aullando desde la lejanía despejando la capa de nubes que encubría el cielo. Abro los ojos. Me levanto. ¿Tienen fondo las cosas simples y sencillas, tienen techo, si todo lo reflejan como un espejo? Las encuentro en mi, me veo en ellas. Todas me son guías por el camino. Me confío a ellas. Les sigo.