Bajo el cielo,
Van donde va el viento.
Aves volando.
Sin historia, sin futuro, sin echar raíces en ningún sitio. Como un libro siempre abierto. Como el vasto cielo omnipresente. Como la voz fugaz de un arroyo. Como el vuelo de un ave a merced del viento. Instantes claros y despiertos. La felicidad, la verdad, la honestidad, el amor, el arte, el paisaje del país natal. Hasta el concepto mas alto, el mas sagrado y el mas bello se presta para ejercer de calabozo. Aun así, por comprensible que sea querer desprenderse de una utopía ruinosa, querer abandonar una celda mental es un error calamitoso. Es como querer huir de una jaula metiendose en otra. Lo que no solo es un error, es que no tiene sentido. Al igual que dejar un concepto para sumergirse completamente en otro. No solo es que no tenga sentido, es que profundiza aun más si cabe la dependencia.
¿Donde está entonces la puerta de salida?. ¿Habrá que resignarse a conformarse con el destino?. A lo mas tardar llegando aquí me doy cuenta que si no comprendo el espejismo es solo porque nuevamente me he estado aferrando a un concepto. Quizás a la imagen de una realidad estática y fija. Por eso otra vez voy a intentar de ser lo mas claro posible. No es que diga que no hay que abandonar la jaula, no, no es eso. Es que sino la abandonamos concretamente jamas seremos libres. Es como con los derechos cuales no se discuten. Como las mentiras que simplemente se abandonan. O como los conceptos que se sueltan o todos o ninguno. Es ahí donde aparece la acción correcta. La acción que más allá de ser una reacción es una expresión de la sintonía que existe entre el yo y todas la cosas. Pongámoslo a prueba. Hoy en muchos ámbitos de la sociedad se discute el concepto de lo que es la calidad. En el servicio al cliente, en la transmisión de datos, en la justicia, en la politica, en la educación. En el servicio al cliente, la calidad suele suponer todo aquello que lleva a la satisfacción del cliente. En la transmisión de datos la calidad puede implicar el nivel de seguridad a la hora de transmitir los datos. En la justicia la calidad puede equivaler a la objetividad a la hora de interpretar las leyes o la transparencia y el rigor cuando se investiga un caso. En la politica la calidad suele significar la coherencia entre las experiencias reales, las promesas y los actos. ¿Y en la educación? ¿Que podría significar la calidad en la educación si esta no es vista como un mero bien económico o mejor dicho un bien que refuerza el poder vigente? Desde la perspectiva del Zen la calidad en la educación puede significar muchas cosas. Puede significar poner en practica los seis paramitas. La generosidad, la disciplina, la energía, la paciencia, la concentración y la sabiduría. Puede significar un proceso emancipatorio cual actua críticamente frente a cualquier forma de indoctrinamiento. Y puede significar también educar la mente a ir más allá de cualquier formación mental que aparece. Osea que la educación en el Zen no puede ser una nueva especie de poder o una nueva forma de elitismo. Más bien es un instrumento para aprender a ser quienes verdaderamente somos, más allá de cualquier visible o invisible apariencia.
¿Porque menciono todo esto? Simplemente porque siento que los tiempos en el que vivimos lo requieren. En tiempos en los cuales las elecciones presidenciales, con todo lo que esto implica, pueden ganarse en base a la información que arroja una base de datos y estas bases de datos son adquiribles por el mejor comerciante. En tiempos en los cuales esta información que se gana de las bases de datos puede ser utilizada para fomentar temores y estimular deseos inexistentes en el electorado. Tiempos en los cuales la coba hacia los nuestros por una parte y la creación ficticia de enemigos por otra se prestan como perfectas herramientas. Para anteponer la emoción y instrumentalizarla. Para difamar la razón y manipularla. Porque los medios de comunicación se rigen de acuerdo a lo que tiene mas tirada y porque la cuota de mercado depende de quien mejor provoca. En tiempos como estos considero que es mas importante que nunca seguir llamando la atención hacia el hecho que más allá de la emoción existe una gran diferencia entre la realidad y el pensamiento.
Sin mirar para atrás, sin imaginar lo que vendrá más adelante. Incluso sin querer desprenderse del sufrimiento. Transparente como una ventana abierta o como el sonido de una campana. Claro como el cristal, lucido como el viento que aunque cambie constantemente de dirección todo lo toca. Así es la mente que no se posa sobre ningún objeto.
hace dos años que he viajado a asia para mis vacaciones y allí conocí una nueva espiritualidad que esta cambiando mi vida. Sin embargo no he podido encontrar sitios Zen en Santiago en los cuales pueda compartir esto mas a fondo. Así es como llegua a su sitio y me gustaría saber si es que ustedes cuentan con lugar fisico de práctica y enseñanaza. en la que pueda participar. muchas gracias
Estimada Fabiola, en nuestra practica uno de los elementos básicos es abandonar el pensamiento discursivo, la manera de pensar que constantemente esta escogiendo, diferenciando y por lo tanto separando. Puesta esta actitud en practica, quizás descubras que incluso en el centro mas cercano a tu casa se practica como lo proponemos aquí en este lugar virtual. Gassho