Tráeme tu espíritu y lo apaciguaré – Bodhidharma
Después de que Bodhidharma comenzara a divulgar el Budismo en China frecuentemente se solían escuchar voces que criticaban su enseñanza. La principal causa radicaba en el hecho de que se decía que Buda Shakyamuni sostenía que su verdadera naturaleza es de la inmensurable dimensión de todo el universo. Por esta razón se hablaba de una doctrina radical, una enseñanza que se oponía a la diversidad. Criticas que radicaban en una confusión dado que practicar el Budismo implica aceptar todas las otras creencias sin excepción. Confusiones que muchas veces se manifiestan porque se sacan los aprendizajes de su contexto y se aplican desde una perspectiva dual. En este caso una confusión donde se ignora el hecho que al no existir en el budismo un individuo que esta separado a todo lo demás, al decir Shakyamuni que su verdadera identidad sea inmensurable, esto implique que la verdadera identidad de cada uno de nosotros es de infinita dimensión.
También en el Koan n°11 del post anterior podemos observar una semejante confusión.
¿Qué quiere decir el maestro Joshu Jushin y qué comprenden los monjes?. El maestro dice: “Si en nuestra conciencia se mantiene aun la mas minima huella sobre el bien o el mal, perdemos el espíritu de Buda por completo”. ¿Quiere decir el maestro con estas palabras qué solo existe una verdad? ¿O quiere escuchar tal vez que la realidad se compone de múltiples verdades a la vez? A lo más tardar al querer responder a estas preguntas comprendemos que la confusiones se crean en nuestra propia mente y se expresan por medio de nuestra reacción. En el caso de este koan, un monje se levanta y golpea a otro, el maestro se retira y el monje que fue golpeado se queda pensando sobre lo que sucedió.
De esta manera podemos observar que la confusión se crea en primer lugar en nuestra propia mente y a partir de esta confusión, interpretamos, reaccionamos y muchas veces creamos aun mas confusión. Cualquiera de nosotros recepciona e interpreta lo que cree haber entendido que es la realidad y reacciona o desiste de reaccionar de acuerdo a su comprensión ¿pero responden nuestras imágenes sobre la realidad a la realidad o comprendemos lo que queremos comprender?
Interpretamos la realidad que se nos presenta en este instante, basándonos en experiencia hechas ayer ¿como poder así captar lo que es este instante en toda su magnitud? Un bebe y un buda lo pueden realizar. Un bebe vive en la realidad pero no interpreta aun porque no sabe todavía discriminar. Un buda vive en la realidad al hacer naturalmente de acuerdo a lo que exige cada instante lo que tiene que hacer. De esta manera no diferencia entre el bien y el mal – tal vez porque no hay un “yo” que pueda discriminar.
De esta manera podemos comprender que la confusión se encuentra en todos lados donde se encuentra la dualidad. Algo que es fácilmente comprobable cuando utilizamos palabras como: vida, muerte, paraíso, infierno o religión.
Utilizamos estas palabras y nos damos cuenta que las asociaciones que despierta en nosotros cada una ellas depende en gran parte del contexto cultural en el que nos hemos educado. A partir de ahí escogemos y juzgamos y al emplear las palabras, mantenemos conceptos fijos sobre el bien y el mal y por lo tanto nos alejamos del espíritu de Buda ¿Pero que sería de la palabra religión si se quedase en el mundo de las palabras?
Otro ejemplo es el termino infierno. Podemos comprobar que lo que se dice que es el infierno en las diferentes culturas se interpreta de diferente manera. Sartre por ejemplo afirmaba que el infierno son los demás. En su obra “a puerta cerrada” donde el artista expone su filosofía, el infierno es un cuarto dentro de un hotel gigantesco, que no tiene ni espejos, ni ventanas y solo cuenta con una puerta. Las personas que ingresan al cuarto no son torturadas por ninguna otra persona, a no ser que por ellos mismos por medio de la manera de relacionarse y comunicar entre si. Al final de esta obra, cuando uno de los tres habitantes de este cuarto desea salir, la puerta se abre, pero ninguno se decide salir, ya que se dan cuenta de que no pueden vivir los unos sin los otros.
En el Budismo, más que en los demás, el infierno se encuentra en nosotros mismos y esta relacionado a este mismo instante. Hablamos más bien de los reinos del renacimiento (1) dentro de los cuales los tres reinos inferiores equivalen a lo que muchas veces sostenemos que es el infierno en nuestra cultura occidental. Pero al ser el Budismo una religión del aquí y ahora se debe agregar que las seis reinos del renacimiento no son solo simbólicos sino que los encontramos también en nuestro día a día.
Al observar todas las confusiones que surgen, podemos comprender que lo mas importante en nuestra práctica es mantenerse fijamente anclado en el aquí y ahora. En esta posición, pase lo que pase, hacerse uno con toda actividad – a eso le llamamos practicar el Budadharma. Cuando hacemos zazen, hacemos zazen. Cuando comemos, comemos. Cuando trabajamos, trabajamos. Cuando dormimos, dormimos. De esta manera el Budadharma no conoce confusión.
(1) ver más en: http://www.sotozen.cl/?p=1228