Cuando una flor abre sus pétalos,
No la mires con ojos de ayer,
No admires su luz.
No distingas su sombra.
Cuando una flor abre sus pétalos,
El vasto universo vacío es la flor.
Ella se refleja en tus ojos.
Pero el reflejo no es la flor.
Aunque el constante cambio, sea la única y fundamental esencia de toda existencia, según el Koan del post anterior, existe un sitio donde no existe cambio. En este sitio la realidad va más allá del mundo material que observamos y que categorizamos. Va más allá del ir y venir. Es la realidad que comprende tanto la ilusión como el despertar. La realidad que no separa entre la forma y el vacío. La realidad que no distingue entre práctica y la vida cotidiana y que por lo tanto no la abandonamos jamás. Tal vez fue entonces la realización de esta inmaculada realidad, lo que llevó al maestro Sozan a abandonar el templo del maestro Tozan, convencido de que el estado de balance se mantendría.
Tal vez aclaren las siguientes palabras (1) del maestro Dogen, lo ocurrido:
«Cuando los budas-tathagatas al recibir la transmisión de uno a uno del esplendido Dharma en forma directa, experimentan el estado supremo de la bodhi, ellos poseen un método sutil que es supremo y que carece de intención. La razón por la que este método se transmite solo de buda a buda, sin desviación, es que el samadhi de recibir y usar el yo es su norma. Para poder deleitarnos con este samadhi, la práctica de Zazen en la postura de sentarse erguido, se ha establecido como la autentica vía. Este Dharma se encuentra presente en cada ser humano en abundancia, pero si no lo practicamos, no se manifiesta y si no lo experimentamos, no puede realizarse.
Cuando soltamos, ya ha llenado las manos; ¿cómo podría definirse como uno o muchos? Cuando hablamos, llena la boca; no tiene restricción alguna en ninguna dirección. Cuando los budas permanecen y se mantienen constantemente en este estado, no dejan reconocimientos y percepciones en aspectos separados (de la realidad); y cuando los seres vivientes funcionan eternamente en este estado, los aspectos (de la realidad) no se les aparecen en reconocimientos y percepciones separados. El esfuerzo de buscar la verdad que ahora enseñó, vuelve real la miríada de dharmas en la experiencia; promulga la unidad de la realidad en la vía de la liberación. E aquel momento en que se disuelven las barreras y se logra la liberación, ¿cómo podría este párrafo ser relevante?»
(1) Eihei Dogen: Shobogenzo, Bendowa.
Nota: anunciamos que por motivo del Sesshin de Rohatsu que acontece en estas semanas, retomaremos las actividades de este blog en enero del 2012