Si el cielo
no conoce fronteras,
tampoco el mar
Un día el maestro Gensa Shibi le dio a uno de sus discípulos una carta que este debía llevársela al maestro Seppo Gison. El maestro Seppo Gison recibió esta carta justamente cuando se encontraba en camino hacia el templo para ofrecerle un sermón a la asamblea. Al abrir la carta vio que solo tenia una hoja en blanco ante si. Mostró esta hoja de papel sin contenido a la asamblea del templo y luego preguntó:
¿Lo comprenden?
Transcurrido algunos instantes de silencio, dijo:
¿Aun no han escuchado que las personas de excelencia, aunque muchas millas les separen, mantienen la misma actitud?
Después de estas palabras el discípulo del maestro Shibi volvió a donde su maestro contándole lo que escuchó. Al escucharlo el maestro Gensa Shibi dijo:
-El maestro de la cumbre de la montaña ha transcendido lo material, pero aun así no ha reconocido el hecho concreto y real
¿Qué es la realidad ? ¿Solo el hecho que toda ola es en si tanto una ola como todo el mar? ¿O también el sueño de una ola que se percibe a si misma singular al elevarse sobre el mar? Para reconocer la verdad que está más allá de la dualidad, lo más importante es volver una y otra vez con la atención al interior. Esta es una verdad tan alta como el cambio continuo de una ola a la fuga. O como el hecho que incluso toda gota de agua contiene en si todo el mar.
Pues este acto tan simple pero a la vez tan vital para la práctica del Zen, es lo que nos conduce hasta la comprensión de la más alta verdad. Hasta la inmaculada realidad donde las cosas son como son. Donde la forma es el vacío y el vacío la forma. Donde nuestros sueños no son la causa del sufrimiento que conlleva la dualidad. Ni tampoco el eterno anhelo anclado en nuestro interior, ni los colores de la emoción que como peces vienen y van, ni tampoco las palabras que con sus símbolos intentan acorralar algo que ya se fue. Donde lo único que nos impide ir más allá de la dualidad es el suponer que los sueños, el anhelo, la emoción o las palabras son la realidad. Desde esta cumbre más alta del budismo Zen, desde donde la noche se encuentra con la oscuridad, desde donde las palabras se convierten en el canto del amanecer, la pregunta que surge es ¿cómo expresar algo que ni el silencio puede tocar?
El maestro Gensa Shibi lo hace por medio de una hoja de papel. Dejándola en blanco con tal que ningún pensamiento se pueda posar sobre ella. El maestro Seppo enseña este mensaje a la asamblea queriendo demostrar que en la realidad más allá de cualquier fragmentación, la forma no conoce limitaciones ni de silencio, ni de palabras, ni de tiempo, ni de distancia. Algo que el maestro Seppo expresa al dirigirse a la asamblea con las palabras:
¿Aun no han escuchado que las personas de excelencia, aunque muchas millas les separen, tienen similar actitud?
El monje mensajero volvió a donde el maestro Shibi para contarle la reacción del maestro Seppo. Una manera de responder que a Gensa Shibi no le satisfació y que le llevó a comentar: „El maestro de la cumbre de la montaña ha transcendido lo material, pero aun así no ha reconocido el hecho concreto y real”.
Y es que según Gensa Shibi, aunque el maestro Seppo había alcanzado la más alta verdad, aunque había interiorizado el hecho que la forma es el vacío y el vacío la forma, aun así dejó su mensaje sin responder. Un comportamiento que le permitía deducir que aunque el maestro Seppo había comprendido que la forma es el vacío y el vacío la forma, aun no había interiorizado el hecho que aun así la forma es en todo instante también la forma así como el vacío íntegramente el vacío. Pues si hubiese despertado a esta ultima verdad se hubiese dado cuenta no solo que cuando todo esta entrelazado entre si no es posible no comunicar, sino también que hay que darle a toda faceta de nuestra práctica toda nuestro cuidado y atención.
Llegando hasta aquí, como un rayo que irrumpe en la oscuridad inevitablemente aparece aquella pregunta que inicialmente despertó nuestra atención. Abandonamos así el mundo de la especulación desistiendo a cuestionarnos si el maestro Seppo conscientemente o sin querer había omitido responderle al maestro Gensa Shibi su mensaje y nuevamente nos cuestionamos ¿cómo responder a algo que ni el silencio puede tocar?. O con otras palabras ¿cómo responder a algo que surge desde el encuentro de la noche con la oscuridad, desde donde la ola vuelve al mar o desde donde las palabras se convierten en el canto del amanecer? La única respuesta que encontramos es: introduciendo la atención hacía el interior confiándonos íntegramente a aquella práctica en la cual la forma es el vacío y la forma a la vez. Entregándole toda nuestra atención a esta mas alta verdad, que no es ni alta ni baja, sino que en todo instante y en todas sus facetas la inmaculada realidad.
Koan 48 del Shinji Shobogenzo – Colección de 301 Koan de Dogen Zenji.