LA DUALIDAD

¿Tiene un perro la naturaleza de Buda o no? – Si ¿Tiene un perro la naturaleza de Buda o no? – No. Maestro Zougzou

Muchas veces que escuchamos o vemos algo que nos conmueve nos damos cuenta que el sufrimiento no está lejos de nosotros. Muchas veces solo cuando ocurre algo que nos hace sufrir de verdad vemos que el sufrimiento es íntegramente parte de nuestra vida y que todo tiene sus dos caras; una cara de felicidad y una cara de sufrimiento, una cara de ilusión y una cara del despertar. Vemos de esta manera claramente a través del sufrimiento la dualidad, y tal vez lleguemos incluso a la conclusión que es justamente la dualidad el origen del sufrimiento. La dualidad que separa entre el “yo” y cualquiera de todos los seres y todas las cosas.

Llegando a este punto podríamos concluir que en el Budismo la dualidad es el mal y la unión entre todas las cosas y seres es el bien. Pero en el budismo la realidad no es ni buena ni mala sino que simplemente es. Entonces la pregunta que aparece es ¿que es la dualidad?

La dualidad es el tema central tanto en el Genjo Koan como en muchos otros Koanes del budismo Mahayana, y al ser la dualidad el tema central apuntan todos estos textos hacia los principales pilares de la doctrina budista. Algo que se puede comprobar ya en los primeros cuatro versos del Genjo Koan, donde Dogen dice:

Cuando todos los Dharmas son el Buda-Dharma, hay ilusión y realización, práctica, vida y muerte, Budas y seres sensibles. Cuando los incontables Dharmas carecen de yo, no hay ilusión ni realización, no hay Budas ni seres sensibles, ni vida ni muerte. El camino de Buda es originalmente trascendente con la abundancia y la precariedad, de esta manera hay vida y muerte, hay ilusión y realización, hay seres y Budas. Y aunque sea así, las flores se marchitan aunque las amemos, la mala hierba crece aunque la odiemos.

Entonces, ya desde la primera frase cuando Dogen dice “cuando todos los Dharmas son el Buda-Dharma, hay ilusión y realización, práctica, vida y muerte, Budas y seres sensibles” el maestro apunta a lo mismo que Buda Shakyamuni con su primera noble verdad, que es el sufrimiento y hacia el origen del sufrimiento que es la dualidad.

Hay maestros (2) que sostienen que la segunda frase “cuando los incontables Dharmas carecen de yo, no hay ilusión ni realización, no hay Budas ni seres sensibles, ni vida ni muerte” indica hacia el Sutra de la gran sabiduría “Maka Hannya Haramita Shingyo” que en su mensaje central dice: “la forma es vacio, el vacio es forma”. Un mensaje que Dogen lleva más allá diciendo en el capítulo 2 del Shobogenzo “Maka Hannya Haramitsu” “la forma es forma, el vacio es el vacio”. Una formula con la que Dogen indica que dado que todas las cosas y los seres son vacio no es necesario separar la forma del vacío. La separación se hace como medio didáctico y como tal es un producto de la actividad mental, pero si decimos la forma es la forma y el vacio es el vacio, todas las formas enseñan el Dharma porque todas las cosas y todos los seres son la forma y el vacio a la vez.

La tercera frase del Genjo Koan, “el camino de Buda es originalmente trascendente con la abundancia y la precariedad, de esta manera hay vida y muerte, hay ilusión y realización, hay seres y Budas” puede ser interpretada de diferentes maneras. Por una parte como la visión en la que el objeto y el sujeto dejan de verse como entidades separadas. Y por otra parte como un despertar al hecho de que si intentamos de abandonar nuestras ilusiones para alcanzar el nirvana nunca lo alcanzaremos. Y no solamente que de esta manera jamás alcanzaremos el nirvana sino que crearemos un nuevo círculo de samsara. Y no solamente que no debemos intentar abandonar nuestras ilusiones para alcanzar el nirvana, si no que son justamente nuestras ilusiones y nuestras emociones donde encontramos el nirvana, justamente porque no existe separación entre la ilusión y el despertar.

De esta manera nos encontramos nuevamente con la cuarta frase del Genjo Koan que dice: “Y aunque sea así, las flores se marchitan aunque las amemos, la mala hierba crece aunque la odiemos”. Una frase que nos dice que la esencia de nuestra práctica es volver una y otra vez a la realidad. Volver a aquella realidad en la cual el yo es uno con todos los seres y todas las cosas.

Ósea que una y otra vez más apunta Dogen hacia el origen del sufrimiento, que es la visión dualista que separa entre el yo y cualquiera de todas las cosas y seres. Un tema que es central entonces tanto para Dogen como para todo el budismo Mahayana tal y como lo demuestra también el célebre Koan sobre el perro (3) de Zhaozhou (o más conocido como el maestro Jushin) .

El caso dice así:

Un monje le preguntó a Zhaozhou: “¿Tiene un perro la naturaleza de Buda o no?”

Zhaozhou responde: “Si”

El monje dice “Ya que la tiene, ¿por qué se encuentra en este saco de piel?

Zhaouzhou dice: “Porque lo sabe y aun así comete intencionadamente la infracción”

Otro monje le pregunta a Zhaozhou, “¿Tiene un perro la naturaleza de Buda o no?”

Zhaozhou dice “No”

El monje dice: “Todos los seres sensibles tienen la naturaleza de Buda – entonces ¿por qué un perro no la tiene?”

Zhaozhou dice “Porque aun tiene una conciencia impulsiva.”

Ósea que el maestro Jushin responde una vez Si y otra vez No a la misma pregunta. Y al responder de dos maneras diferentes a la misma pregunta el maestro comparte con nosotros su comprensión sobre las dos caras de la verdad. La verdad absoluta en la cual todas las cosas y todos los seres sensibles sin excepción alguna tienen la naturaleza de Buda y por otra parte hacia la verdad relativa en la cual el mundo de las palabras no puede alcanzar esta verdad. Y es que ¿como poder explicar lo que es la verdad si las palabras en si fuesen el origen de la dualidad? Comprendemos así que en su compasión el maestro Jushin responde de dos maneras diferentes a la misma pregunta y comparte de esta manera con nosotros su enseñanza de unidad. Una enseñanza que nos señala que siempre que aparece la más mínima categorización nos hemos apartado de la verdad, que siempre que juzgamos y escogemos entre el bien y el mal estamos alterando la unidad.

Aun así, la veamos o no, todas las noches aparece la luna, y después de la noche llega el amanecer.

1. Shobogenzo, Genjo Koan – Eihei Dogen

2. Realizing Genjo Koan – Shohaku Okumura

3. Shoyoroku – Libro de la serenidad – Comentarios de Thomas Cleary.

Marcar el Enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *