Sobre la rama,
Se posa una gota.
Día de invierno.
El agua corriente hecha un cristal se ha parado por un instante. Le observo, le analizo, mientras que permanece todo el tiempo inmovible y transparente. ¿Será esta la razón por la cual se dice que el agua es el más fuerte de todos los elementos? Me pregunto de donde surge, a donde se dirige. Esperando hacerme conocedor de su misterio para liberarme, para no cometer una y otra vez los mismos errores. Concluyo que el agua amolda su cuerpo a todo lo que le rodea con una perfección más que absoluta. Se adapta de tal forma a todos los cuerpos que es como si fuese ella, el agua, la savia que circula en todo lo que cubre y todo que le rodea.
¿Es invierno o es primavera? El agua sin hacer distinciones lava las piedras mientras que llueve y llueve. Entretanto nosotros nos movemos como si fuésemos desconocedores de nuestras propias raíces. Como si no supiésemos de donde recibe nuestro corazón su energía separamos constantemente entre un futuro imaginado y las necesidades del presente. ¿Y cuantas veces ya cuando la fantasía ha estado por hacerse realidad incluso no le hemos huido a lo que anhelamos? Ante dicha confusión nuestra, el agua navega de manera clara. Sin distinguir entre lo equivocado y lo acertado, entre lo interior y lo exterior, sin prejuicios ni proyecciones hacia el futuro. El agua se mantiene siempre fiel a su línea, siempre leal a sus formas hibridas pero que a la vez son siempre limpias porque siempre están libres de cualquier duda. Entonces me pregunto cual es el secreto que esconde verdaderamente el agua y llego a la conclusión que por diminuto que sea su cuerpo, el agua siempre esta revelando de forma incondicional y generosa lo que para nosotros es todo un insuperable enigma: lo que acontece en su profundidad siempre se está expresando también en la superficie.
Dicen sus críticos que el agua va de flor en flor como los pajaritos cambian de rama en rama. No lo sé, pero quizás solo lo digan porque son desconocedores del origen de la fuerza de este elemento. Quizás aun no comprendan que lo que a primera vista se ve como una expresión infantil y simplista más allá signifique que las visiones profundas y las superficiales existan siempre simultáneamente y juntas. El sol que se levanta en el horizonte. La gota de rocío en un día de invierno. Las hojas que cubren el suelo del bosque. La luz que yace en la oscuridad. El invierno que prevalece en el verano. Todas estas imágenes pueden ser interpretadas a través de las emociones pero también pueden ser vistas como expresiones de la realidad que acontece antes de que el dualismo aparezca. Deduzco entonces si quien critica el agua quizás lo haga porque en realidad no aguanta la impecabilidad que le exige el agua a todo quien realmente le observa. Pues de esta característica de absoluta transparencia surge una comprensión ética en la cual el fin jamás podrá justificar los medios. Y es que frente a la infalibilidad del agua, quien miente, sea por la razón que sea, aunque sea por el nombre del bien, aunque sea con las mejores intenciones, en ese mismo instante ante todo no es otra cosa que un mentiroso. Lo que quiere decir que el agua desvela en todo momento de manera clara que nuestras respuestas en cuanto a la realidad en la que vivimos han de ser en todo instante integras y contundentes.
Hay quien dice que ser como el agua es algo muy difícil y quizás tenga razón. ¿Pero ante las alternativas, por lo menos intentar serlo acaso no es algo apetecible si la recompensa promete aprender a tomar las decisiones correctas y saber cuando hay que hacerlo? Si, y aun así observar el agua significa ver más allá de las recompensas y la lógica. Implica observar en armonía con el cielo y la tierra. Significa ver sin limites. Y para quien piensa que la visión correcta es pasiva: la comprensión verdadera condiciona también la acción correcta. Es cuando el esfuerzo en si se convierte en parte de la realidad. Es cuando el esfuerzo, más allá de lo acertado o lo incorrecto, más allá de la opinión personal, equivale a permitir que la realidad se exprese como la realidad misma. ¿Está triste la gota que posa sobre una rama? Respondo con otra pregunta: ¿acaso el paisaje a su alrededor no existe? El autentico cuerpo del agua está en la gota pero también está en el bosque, está en el árbol, está en sus raíces y también está en la rama.