EL AIRE

El agua, el sol,

Aire en todas partes,

Al amanecer.

El aire es el cielo y es el viento. El aire es lo invisible pero a la vez también lo siempre palpable. Es el que con sus fragancias transporta las notas, la palabra, el pensamiento. Quizás sea esta la razón por la que dicen que el propósito del aire es de confundirnos. Dicen: “¡cuidado con el aire!” que el es el culpable de que creamos que somos lo que pensamos. Se equivocan. Y lo se porque, pues aunque el aire sea inmenso como el mundo esto no significa que sea mudo. No significa que no sea una expresión de lo increado. Nada sucede. ¿O es que todo ya ha ocurrido?. Nada de nuevo. ¿O es que ya estamos tranquilos y en medio de lo nuevo?. Quizás seamos entonces nosotros los que le malinterpretemos. Pues el aire es impredecible, si, pero también es permeable y transparente.  

Donde hayan seres humanos siempre habrán varias verdades, eso ya lo sabemos. Mientras que para unos el aire signifique la libertad, siempre habrán otros para los cuales el aire será un culpable. Ósea que lo mas razonable será admitir que la verdad no es una sola sino que varias a la vez y a partir de ahí aprender a vivir con este hecho. Admitir que cuando afirmamos que solo existe una sola verdad en realidad estamos hablando solo de la nuestra y que no hay una idea más déspota que esta. Es más, en una sociedad que premia a quien gana y castiga a quien pierde hemos aprendido a vivir con el perder y el ganar. Hemos aprendido que tras toda perdida se abren nuevas posibilidades y que ganar muchas veces más aun se atrapa en sus condicionamientos. ¿Pero hasta que punto lo nuevo puede ser lo nuevo si frente a la nueva experiencia se vuelven a aplicar los antiguos conceptos?   Nos reencontramos con el aire. Con el aire que está aquí y a la vez está en todas partes y que de esta manera exhibe el arte de vivir con varias realidades al mismo tiempo y con preguntas a las que no hay respuesta. 

Una día el mestro Ungan Donjo del distrito Tan estaba barriendo el piso, cuando el maestro Dogo Enchi le dijo: Eres muy diligente al realizar tu trabajo.

-Eres muy diligente al realizar tu trabajo

El maestro Ungan le respondió: 

-Hay alguien que no es diligente

El maestro Dogo le replicó:

Si eso es verdad, tienes que tener una segunda luna.

En consecuencia el maestro Ungan puso su escoba en posición vertical exclamando:

¿Cuantas lunas ves aquí?

El maestro Dogo se fue sin decir una palabra. (1)

El aire es claro. Su movimiento no esta guiado por las intenciones. Está más allá del “yo” y los “otros” y por lo tanto no depende de una opinión propia. Es aquí donde nos encontramos con la confianza y es aquí donde nace la entrega. La entrega es entregarse una y otra vez completamente al “Solo Sentarse”, al descansar sin descanso. Es como ser alguien que es diligente al realizar su trabajo pero a la vez no lo es del todo. Es como practicar algo que no podemos explicar. Es como ser alguien que incorpora a la vez dos lunas al mismo tiempo.

El aire no es un lapso de tiempo indefinido. No es el mañana que nunca llega o un fragmento de tiempo en el cual nos preparamos para convertirnos algún día en alguien sabio. El aire es aire, es la tierra, es el mar, es el fuego. El aire es el camino del viento. El aire es la via del cuerpo. Es la luna que tiñe todo de blanco. Es el que en otoño acariciándole le dice a los arboles “No lloren, que ya vendrán las hojas nuevas”.

(1) Shinji Shobogenzo – Caso 83, libro 1 de la colección de 301 Koan de Dogen Zenji.

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2 Respuestas a EL AIRE

  1. Alejandro o . dice:

    Leo «La realización del despertar » Roland Yuno Rech . ¿ Se conoceís ? .

    • Meiyo dice:

      Hola Leo, Yuno Rech es un maestro que aprecio y con el que he compartido práctica.
      Más allá el conocerse es un proceso que nunca acaba. Buena lectura, Gassho

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