EL ETERNO ESPEJO

En medio de la noche,
Un rayo aclara el paisaje.
Todo lo refleja el eterno espejo.
Las nubes al antojo del viento,
El bosque ni mas ni menos espeso.
La hoja que sigue cayendo.

¿Qué es la actividad que ningún buda jamás a dejado de hacer? ¿Cuál es la mente que todos los budas han conservado y transmitido desde Shakyamuni hasta hoy? Tal vez se le pueda llamar el eterno espejo. El eterno espejo al cual también se le ha llamado el ojo de la verdad. Aquel ojo que solo esta limitado por la verdad.

Cuando el Daikan Eno, maestro de Nangaku, servia en el templo del maestro Konin, Eno le pidió a otro monje que escribiera el siguiente poema sobre una pared:

En el estado de bodhi originalmente no existe ningún árbol,
Tampoco necesita el claro espejo un pedestal
Originalmente no tenemos cosa alguna
¿Donde podrían el polvo y la suciedad existir?

Este poema llevó a que el maestro Konin le transmitiera el Dharma a Eno que se convirtió así en el sexto patriarca ancestral.

Este poema de Eno ha tenido mucha influencia en el Zen y hay muchas interpretaciones en cuanto a su comprensión. Pero independientemente al significado que le queramos dar a sus palabras, claro esta que aunque „no hay espejo alguno que resplandezca, aunque desde el comienzo no exista nada y aunque no hay nada donde podría acumularse el polvo“ con estos versos el maestro Eno nos esta mostrando el eterno espejo mismo.

Por esta razón el maestro Dogen afirma que en todo el universo no hay un grano de polvo que no fuese el eterno y redondo espejo mismo comentando los versos de Eno de la siguiente manera (1):

La gente en el mundo llama al Patriarca fundador Daikan, “El Buda eterno”. El Maestro Zen Engo dice, “Yo inclino mi cabeza al piso ante Sokei”, el verdadero Buda eterno”. Entonces, recuerden las palabras con las que el Patriarca fundador Daikan expone el espejo: “Originalmente no tenemos cosa alguna, ¿En que lugar podría existir el polvo y la suciedad?” “El claro espejo no necesita un pedestal“ esto contiene la sangre vital; debemos esforzarnos por comprenderlo. Todas las cosas en el estado claro-claro son el claro espejo en si, entonces decimos, “cuando llega una cabeza clara, una cabeza clara bastará”. Ya que el claro espejo está más allá de cualquier lugar, no posee ningún lugar. Incluso, a través del Universo en las diez direcciones, ¿queda alguna partícula de polvo que no sea el espejo? En el espejo mismo, ¿queda alguna partícula de polvo que no sea el espejo? Debemos recordar que todo el Universo no es tierras de polvo, y así es el rostro del espejo eterno.

(1) Shobogenzo, Kokyo – Eihei Dogen

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