EL ZEN NO ES LO QUE PIENSAS


Si no ves el camino, no lo ves aunque vayas caminando sobre él – Sandokai

Lo aceptemos o no, la globalizacion, las diferencias culturales y el multiculturalismo se han convertido en situaciones innegables para nuestra sociedad. ¿Pero que sucede si no aceptamos que el mundo se encuentra en continuo cambio, si no aceptamos la impermanencia y buscamos proteccion detrás de conceptos rigidos y fijos? Rechazamos la diversidad, acentuamos lo que nos separa y con eso anteponemos el conflicto a la cooperación, la comprensión y el entendimiento.

Por esta razon que el maestro Dogen apela con tanta persistencia a la importancia que tiene el hecho de practicar siguiendo las instrucciones de un verdadero maestro de la tradición. Según el maestro Dogen jamás hay que utilizar ideas propias como fundamento para la práctica. Esto es así porque el Buda Dharma no puede ser realizado con la mente o la no-mente. Lo que significa que el Buda Dharma no puede ser encajado en ningún concepto. El juego de los conceptos mucho se parece a samsara: de un concepto determinado, encontramos un día uno que es más sofisticado, para más tarde sustituirlo por otro más inteligente. Pero confundidos por el pensamiento deludido no acabamos de distinguir entre la verdad y la ilusión e incluso del Zen queremos hacer un concepto; tener la razón.

En el Zen se dice: entre más grande las ilusiones, más grande el Satori. Así sucede que cuando una vez mas despertamos a alguna de nuestras infinitas ilusiones nos demos cuenta lo necesario que es practicar. Asi podemos llegar a comprender que la ignorancia en realidad es una verdadera tragedia: llegamos a creer que hemos encontrado la verdad absoluta y en casos extremos estamos dispuestos incluso a morir o matar por aquello en lo que creemos. Pero lo mas terrible de esto no es que no nos demos cuenta de lo que estamos sosteniendo, si no que a partir de estos pensamientos basados en el ego, juzgamos tanto sobre nosotros como sobre los demás – y a partir de ahí surge Karma en múltiples direcciones. Por eso que en el Zen preferimos callar.

¿Puede ser el Zen entonces algo que pensamos? En el Sutra del Corazón – el Maka Hannya Haramita Shingyo – esta dicho: la forma es sunyata, sunayata es la forma. Cuando pronunciamos estas palabras hay un orden. Una palabra sigue a la otra. Pero la verdad es que las dos cosas “la forma es sunyata, sunyata es la forma” suceden a la vez – en este instante. Esta es la verdad – no las palabras.

Porque el Zen no es un pensamiento, el maestro Dogen afirma en el Shobogenzo Zuimonki:

“En la tradición de los ancestros, la verdadera manera para entender las enseñanzas del Dharma en la práctica del Zen es ir reformando gradualmente lo que ya sabias y pensabas siguiendo las instrucciones de un verdadero maestro. Incluso ahora mismo que pensabas que un Buda tiene excelentes características como las de Shakyamuni o Amida que radiaban paz y tenían la virtud de predicar el Dharma y de beneficiar a todos los seres, deberías hacerle caso a tu profesor si este te dice que el Buda no es otra cosa que un sapo o una lombriz, y que sueltes tus ideas antiguas. Si continuas reformando tu mente discriminatoria y tu apego fundamental de esta manera y de acuerdo a las instrucciones de tu profesor, naturalmente te harás uno con la Vía”.

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