EL ZEN Y LA PASIÓN

Ninguna mancha.
Cada flor es singular.
¿Por qué comparar?

La medicina mas letal contra enfermedades sociales como la pobreza o la ignorancia colectiva es sin duda la educación. La educación informa, cuestiona, disipa dudas dentro de la confusión, libera, da esperanza, otorga paz. Y aun así todavía hay quien se opone a concederle a todo el mundo acceso a este derecho humano tan elemental. Lo que no hace mas que justificar la creencia de que la educación y la información también pueden prestarse como instrumentos para justificar privilegios históricos o para incrementar la dependencia aun más. Quien sabe tiene el poder. Y nosotros somos mas dóciles, dependemos, somos mas fáciles de controlar cuando no sabemos todo lo que deberíamos saber. Esta es frecuentemente la visión que guía la educación en nuestra sociedad. Quien se informa y tiene acceso a la educación y a la cultura esta mas cerca del poder y con ello a la felicidad. Al contrario, quien no tiene dicho acceso al saber esta mas cerca de perder. Así la grieta entre ganadores y perdedores sigue dividiendo la vida social. Llegando a este punto ya muchas veces en la historia se han formulado diferentes formulas políticas y manifiestos sociales que nos deberían haber conducido hacia una sociedad mejor. Algunas de estas formulas incluso cuestionando y revisando los conceptos educacionales en cuanto a todos sus vínculos con el poder. Ósea que también en cuanto al clasismo, el racismo, la alineación religiosa, el sexismo y toda otra forma de discriminación mas.

Pero antes de entrar en el desarrollo de una nueva alternativa de futuro o en un debate sobre que lo que podría ser una educación de calidad que tal vez nos haría entrar en un monologo que nos distanciaría de la mas inmediata realidad, nos gustaría aportar una visión algo diferente. Una visión que considera aquí y ahora el hecho que existe un mundo social ahí afuera pero que también existe un mundo interior. Una perspectiva que no omite el hecho que no puede haber paz o felicidad en el mundo exterior si la paz no la existe dentro de nosotros mismos, en nuestro interior. Ósea que lo primero que hacemos es establecer esta conexión entre lo interior y lo exterior. Nos concentramos sobre la postura, la respiración y la mente en el aquí y ahora y desde ahí observamos. Lo primero que vemos es la actividad mental. Ese ir y venir de ideas, recuerdos, esperanzas, temores y tantas otras imágenes que reflejan la emoción. Lo que evidencia uno de los principales hábitos que caracterizan la mente humana: el de tener la atención constantemente dirigida hacia el exterior.

De esta manera distinguimos entre la sociedad y la individualidad, vemos la injusticia social, vemos el pasado, miramos hacia el futuro, diferenciamos entre aquí y allá, nos encontramos con el bien y nos encontramos también con el mal. Así, lo primero que observamos desde la postura de zazen es que nuestra atención siempre esta dirigida hacia el exterior. Un habito de la mente en el cual radica la dualidad. Que crea la ilusión de la separación. Dando la impresión de una identidad separada al identificar los fenómenos observados en relación a los otros fenómenos a su alrededor. Cual a la vez explica porque aun no existe un sistema social que sea capaz de solucionar todos los problemas de la sociedad a la vez. Pues siempre que falte esta conexión entre lo exterior y lo exterior toda propuesta no será más que una extensión de una ficción mental. Lo que hará que la insatisfacción perdure y tarde o temprano volvamos a encontrarnos perdidos dentro da la corriente de causa y condición. Esto explica también porque la practica de zazen va más allá. Porque todo nuestro esfuerzo durante zazen se dirige a establecer el balance entre el mundo que percibimos como fuera de nosotros y el mundo en nuestro interior. Esta es la verdadera educación a la que apunta la práctica del Zen. ¿A que nos referimos? A la educación que surge desde la unión de lo exterior con lo interior y que de manera natural nos va enseñando a relacionarnos con nuestras emociones. Comprobando concientemente de que manera se relaciona el pensar con la emoción. Experimentando que ninguna emoción perdura para siempre. Vivenciando el hecho que ninguna experiencia puede empañar nuestra naturaleza original.

A quien esto no le sea suficiente puede ir incluso mas allá. Mas en dirección hacia la actividad. Ejercitándose a mantener la mente en una modalidad despojada de hábitos automáticos. Como el habito de mantener la mente dirigida constantemente hacia el exterior. Como lo es el habito a crear separación para identificar. O el habito a reaccionar a partir de una clasificación.

Ósea que el enfoque que le da el Zen a la educación en realidad es uno de emancipación. Nos invita a eliminar la desigualdad desde su raíz. Si no hay comparación no hay desigualdad. Tampoco avidez por el poder. Ni tampoco envidia social. Así cuando desde adentro para afuera la educación informa, cuestiona, disipa dudas dentro de la confusión, libera y da esperanza, la educación se convierte en un mensaje de paz. Lo que no significa que los problemas ahí afuera dejen de existir. Solo que podemos estar seguros de movernos en la dirección correcta. Esto porque la dirección la indica la sintonía natural que existe entre nosotros y nuestro alrededor.

Todos escuchamos hoy en día las noticias negativas sobre el calentamiento global. Quizás sea este un campo que se preste para comenzar a aplicar inmediatamente este ya no tan nuevo estilo de educación. Un estilo de enseñar que parte del punto de vista que todas las cosas en todos las direcciones simultáneamente son el yo.