El oloroso loto puede germinar y crecer incluso en el estiércol – Dhammapada
Según el maestro Dogen cuando existe la vida todo lo que existe es la vida, y cuando existe la muerte todo lo que existe es la muerte. Siguiendo esta enseñanza nos podríamos preguntar ¿existe entonces la muerte dentro de la vida? Buscando respuesta a esta pregunta llegamos a la conclusión que la muerte existe solo cuando comenzamos a especular sobre la muerte. Una conclusión que nace desde la perspectiva de una vida enfocada en este instante. Un lapso de tiempo solo pero que, según el Budismo, cuando se experimenta en su integridad es una fuente de sabiduría y compasión pues nos enseña a valorar la vida en todo instante ya que su comprensión se basa en lo que algún día todos debemos aprender a aceptar: todo lo que nace muere y todo lo que ahora es en el próximo momento puede dejar de ser.
Uno de los ejemplos contemporáneos mas destacados en cuanto a humanidad y coraje civil es sin duda Nelson Mandela. Entre sus logros mas destacados esta el haber conseguido que el pueblo de África del Sur después de décadas de enfrentamientos se reconciliase. Algo que como el dice lo logró a través de la comprensión de lo que requería su pueblo en ese mismo instante. Una comprensión que nació a partir del silencio de la soledad en prisión, a partir del lenguaje verdadero.
Todo un proceso de maduración que a partir de la práctica del Zen suena muy familiar, pues en la practica de Shikantaza cuando se enfoca la atención en este instante de manera natural se deja atrás todo fenómeno mental y con estas formaciones de la mente muchos sentimientos como lo puede ser el rencor. Y cuando se dejan atrás los sentimientos como el rencor, las aguas de la mente se tranquilizan, el lodo se depone, comprendemos lo que es necesario, y la sabiduría y la compasión expresan plenamente su naturaleza original.
Según Nelson Mandela quien en su lucha contra el Apartheid y la discriminación pasó 27 años en prisión y aun así encontró el camino hacia la paz, cuando se aspira vivir una vida autodeterminada la educación es muy importante pero aun más lo es preservar todo aquello que significa un derecho fundamental. Derechos como la igualdad, como la democracia, como la paz o también como la educación.
¿Pero que significa preservar un derecho fundamental? ¿asegurar que las leyes se cumplan? ¿quizás a través del control? Preguntas que nuevamente ponen en evidencia que la paz aunque sea el estado natural de las cosas, para la mente humana no es un estado fácil de alcanzar. ¿Por qué? Tal vez porque justamente lo que caracteriza al pensamiento humano, el pensar, no es la realidad misma sino que un proceso mental.
Por otra parte, según nos enseña la práctica de Shikantaza, hay medios para ver la realidad tal y como es. Pues abandonándonos en plena confianza en cuanto a la postura naturalmente todo aquello que separa entre lo interior y lo exterior se comienza a posar. Vemos el constante cambio, vemos como se relacionan las cosas entre si y a partir de ahí, a partir de una mente apaciguada y pacifica, comienzan a nacer las respuestas a preguntas concretas como que es lo que significa preservar los derechos fundamentales cuando no hay separación entre el mundo interior y el exterior.
Respuestas que siempre estarán ligadas al tiempo espacio de donde surgen pero que además nos indican que la práctica de la atención a través de la meditación es una herramienta muy eficaz cuando se trata de conservar la paz social. Pues a través de la práctica activa de la atención que no distingue entre lo interior y lo exterior, entre lo espiritual y lo social, comprendemos con claridad que tan importante como expresarse en cuanto a la injusticia que creemos exterior es también cultivar la paz. Así es como la practica de la atención se convierte en un método eficaz que se anticipa a cualquier injusticia social.
Así llegamos a la conclusión que puede ser que Nelson Mandela le deba su gran amor hacia la humanidad a los infinitos momentos de reflexión que sin duda tuvo en prisión. Tal vez llegó a comprender el sufrimiento y el origen del sufrimiento que radica en separar entre el yo y todos los seres y fue esta experiencia lo que le permitió dejar el odio atrás y encontrar la palabras del idioma verdadero que le permitió reconciliar todas las culturas de su país. Así, comprendemos que todo fenómeno incluso aquellos que nos hacen sufrir, si dirigimos la atención hacia el interior de nuestro ser, pueden ser una fuente de crecimiento y paz.
De esta forma quedamos convencidos que la historia de Nelson Mandela es una historia que ilustra los siguientes versos de Eihei Dogen en el Genjo Koan:
Estudiar la verdad de Buda es estudiarnos a nosotros mismos. Estudiarnos a nosotros mismos es olvidarnos de nosotros mismos. Olvidarnos de nosotros mismos es ser experimentados por los innumerables dharmas. El ser experimentado por los innumerables dharmas es dejar caer nuestro propio cuerpo-y-mente y el cuerpo y mente del mundo entero.