Únicamente podréis llegar a comprender el asunto en toda su magnitud cuando experimentéis la verdad por vez primera – Keizan Zenji
Hoy en día, bajo inspiración frecuentemente se entiende una experiencia especial como el encuentro con alguien, o un viaje, o un sueño que funge como desencadenante para nuevas Ideas o un estado fuero de lo normal. Así muchas veces se asocia con la inspiración un estado de conciencia superior, una fuerza mística tal vez, o con un don que esta fuera del alcance de cualquiera de nosotros. Y tan fuerte es esta creencia en la inspiración que muchos artistas, escritores y científicos prefieran para pintar, escribir o reflexionar, retirarse del mundo para encontrase con lo especial. Encontrarse con la idea genial.
La historia del significado de la palabra inspiración llega hasta los tiempos de la antigua Grecia. Pero especialmente fue Cicero, escritor y filosofo romano quien más influencia tuvo sobre la comprensión de lo que hoy en día llamamos inspiración. Según Cicero, la inspiración era una fuerza externa y divina que sometía al artista. Una fuerza que alcanzaba al artista, que le influenciaba inconscientemente y por medio de la cual este alcanzaba un estado superior de conciencia. El significado que hoy en día se le da a la inspiración no defiere mucho de aquel de la época de Cicero dado que frecuentemente se sostiene que la inspiración es un estado especial en el cual las ideas no vienen del propio pensar si no que desde afuera. Este concepto de lo que es la inspiración se ha venido transportando a través de todas las épocas de nuestra cultura e incluso se ha utilizado en el arte para interpretar las creencias de otras culturas.
En nuestra práctica de Shikantaza, lo más importante es prestarle a este instante toda la atención. Sin objetivo alguno que alcanzar, sin la esperanza de un momento mejor, simplemente nos sentamos en la postura y volvemos con nuestra atención tanto a la respiración como a nuestro cuerpo. De esta manera comenzamos a reconocer que todo instante de nuestra vida es único. Que la verdad cambia en todo instante. Y que nuestra percepción de esta realidad que esta en constante cambio esta condicionada por nuestros sentidos. Observamos así que cuando estamos de buen animo vemos las cosas de manera distinta a cuando nos sentimos mal. Una botella que vemos semi llena cuando nos sentimos bien, cuando nos sentimos mal la vemos semivacía. Ósea que lo que verdaderamente cuenta es trascender el dualismo y ver con claridad la realidad desde la perspectiva del “Yo” ilimitado. Porque aunque nos aparezcan las mas profundas inspiraciones o aunque en nuestra práctica experimentemos el Satori: en cuanto surja el más pequeño pensamiento sobre el Satori, este ya habrá sido una experiencia del pasado. Es así como comprendemos que todo instante es un mundo irrepetible y que las ideas nuevas no vienen de un estado superior sino que del prestarle a este instante toda nuestra atención.
En el Teisho dedicado al maestro Butsudanandai el maestro Keizan dice a la asamblea:
«Gente virtuosa ¿durante cuantos eones debéis seguir deambulando a través de innumerables ciclos de muerte y renacimiento? ¿Cuántas veces más deberán aparecer y desaparecer vuestro cuerpo y vuestra mente? Podéis pensar que el cuerpo, la mente, la llegada y la partida, son una ilusión y un sueno pero esto no puede sino suscitar la sonrisa. ¿Acaso existe algo que nazca y que muera, algo que surja y luego desaparezca? ¿Qué creéis que significa “el verdadero Yo”? Y si habláis del “verdadero Yo” no podéis hablar de vacuidad y, desde la perspectiva del nacimiento y de la muerte, no podéis llegar a comprender la verdad. Si pensáis en términos de vacío o en términos de verdad o falsedad solo llegareis a confundiros todavía mas. Únicamente podréis llegar a comprender el asunto en toda su magnitud cuando experimentéis la verdad por vez primera. No creáis, por tanto, que podéis alcanzar al verdad convirtiendo a la vacuidad o al absoluto en un objeto. ¿Seriáis acaso capaces, por más que comprendáis que la verdad es tan quieta y pura como la tersa superficie del agua y tan inmaculada como el cielo, de aclarar esta situación?
Aunque digáis que habéis dejado atrás el sujeto y el objeto, Ch´uan Tzu insiste en la necesidad de no abandonar vuestro cuerpo en ese lugar. No hay necesidad de discutir sobre le pasado, sobre el presente, sobre la ilusión o sobre la iluminación. Cuando experimentéis directamente la verdad se derribaran súbitamente los muros de las diez direcciones y se abrirán de par en par las puertas de los cuatro cuadrantes. Aprestaos, pues, sin prisas y seguid trabajando».
Según estas enseñanzas, no es necesario apelar a ninguna situación especial ni ninguna fuerza que esta fuera de nosotros para acceder a la verdad que es „tan quieta y pura como la tersa superficie del agua y tan inmaculada como el cielo“. Para acceder a lo ilimitado es necesario en primer lugar aclarar que es el „verdadero Yo“. Y aclarando lo que es el verdadero „Yo“ no solo tendremos acceso a lo ilimitado, si no que encontraremos la verdadera inspiración en todo instante. Tal vez nos sorprendamos entonces al comprender que al ser todo instante infinito, todas la manifestaciones de la realidad expresan la verdad ilimitada y que todas son una verdadera fuente de inspiración.