Frente al templo,
Bizarra su silueta.
Antiguo árbol.
¿Que estamos haciendo? ¿Que evidencia más necesitamos para cambiar por fin de rumbo? Quizás sea verdad que las ansias por la tragedia cubren demasiado profundos anhelos. Quizás sea mas fácil o incluso hasta liberador no cambiar de direccion cuando todo va a la deriva, pues de otra forma no se explica. Es incomprensible. Es simplemente inconcebible que sigamos esforzándonos omitiendo lo esencial, lo verdaderamente importante. Como si se nos hubiese dado cuerda, desde la cuna hasta la tumba vivimos corriendo para alcanzar nuestros objetivos perdiendo lo principal de vista. El agua clara, el desnudo natural, nuestra identidad mas allá de las expectativas. Si, ahí afuera hay innumerables conflictos, la pobreza, las guerras, el clima que estamos deteriorando, la constante violación de los derechos humanos, pero aun así, ¿no es así que antes de querer solucionar un enfrentamiento hemos de estar bien nosotros mismos o por lo menos asegurar que no somos la fuente de aun mas disputa?. Voy a ser más claro: la verdad no puede ser alcanzada, la verdad ya es. Basta con abandonar la ilusión para verlo claramente.
Se dice que la democracia hoy en dia tiene nuevos enemigos. La manipulación de datos, la desinformación, la post verdad, la nueva hostilidad contra los intelectuales. Puede que sean nuevos adversarios pero puede que no lo sean. Puede ser que sean tan antiguos como las conquistas. Pero puede ser también que sus orígenes se encuentren ahí donde nace el tiempo. Ahí donde la palabra es la adversaria del silencio. Osea que quizás sean los adversarios los de siempre pero los de siempre seamos incluso nosotros mismos. ¿Entonces que hacer?, ¿como actuamos?. Antes de decidirlo propongo que nos imaginemos un espacio verdaderamente puro y que intentemos de captarlo desde la claridad del cuerpo. El espacio mas allá de cualquier concepto. El lugar de lo no – manifiesto. A partir de ahí, si hay que defender la verdad ¿como lo hacemos?. O con otras palabras ¿se puede defender la verdad a travez de los trucos o la mentira? ¿Y más aun considerando que no hay diferencia entre lo que hay dentro y lo que hay fuera?. Lo que quiero decir es que el Dharma no es algo de lo que alguien pueda apropiarse, sino que una acción que se actualiza cada vez de nuevo.
Hay quienes dicen que admitir la realidad tal y como es para enfrentar la injusticia en realidad es una nueva estrategia neoliberalista. Puede serlo sin dudas si se confunde la aceptación con el conformismo, pero también puede ser que estén equivocados. Puede ser una estrategia de opresión, pero solo si comprendemos la realidad tal y como es como un concepto fijo. Si la entendemos como una acción que se actualiza una y otra vez de nuevo todo es diferente. No solo comprendemos que hay una gran diferencia entre lo que imaginamos y lo que es y que lo que imaginamos en realidad esta ligado a todas aquella experiencias no procesadas pero que se expresan a travez de emociones cuales solemos llamar condicionamientos. También comprendemos que aunque no se puedan cambiar las experiencias del pasado si es posible modificar nuestras emociones al respecto. Si, sin duda los cambios estructurales son necesarios. Es imprescindible cambiar para bien el rumbo en el cual nos dirigimos, pero antes de decidir si creamos o destruimos ¿no sería conveniente asegurarse que el opresor no esté dentro de uno mismo? Pues lo esta y lo seguirá estando siempre mientras no hayamos aprendido que el caerse y el levantarse son solo diferentes facetas de uno y el mismo movimiento.
¿Que hacer cuando tenemos la sensación que todo se viene cuesta abajo? ¿Cuándo vemos que la opinión de la mayoría cada vez más se está convirtiendo en tiranía o cuando observamos que incluso el estado miente y las autoridades hacen el visto gordo en cuanto a la injusticia? Quizás sea de ayuda recordar que la verdad no es algo que puede ser ocultado por mucho tiempo. Menos aun es algo que se conquista y menos aun a travez de la mentira. Por sofisticados que sean los medios o avanzados que sean los métodos, pues en realidad, frente a lo esencial, lo que hacemos es aquello que nos define, lo que somos. Y esto es algo que también implica comprender el sufrimiento del otro y actuar correspondientemente. Osea que acepto. Acepto el hecho que las circunstancias en las que vivo con los que me rodean son las condiciones ideales para vivir cada vez mas conscientemente. ¿Entonces, que hacer? Me hago a un lado con mi opinión. Quizás sea suficiente para abandonar la mentira.