LA ENERGÍA Y EL ZEN

ENERGÍA
Nubes y vientos,
Fluyen, se dejan llevar.
Entre montañas.

Bajo el eterno cielo azul una nube inevitablemente tiene que fluir. Se deja llevar entre montañas valles y mar. Acaricia las estrellas en la noche, vela de día sobre la ciudad. Naufraga en un isla más allá de la luz y la oscuridad donde por fin también ella comprende que sin la nubes el cielo no seria tan azul. Seguimos el misterio de esta nube extraviada en la soledad dejandonos llevar como una hoja seca de otoño a merced de la corriente del consumo que recorre el paisaje de nuestra realidad. Observamos as=i que el consumo tal vez sea uno de los fenómenos sociales que más claramente exponen el flujo de la energía que conlleva la emoción. Contemplamos como los estímulos despiertan a través de nuestros sentidos un mar de colores en nuestro interior y comprendemos que la emoción en realidad esta omnipresente, tanto en todo lo que nos rodea, como también hasta en el ultimo vinculo de nuestro interior. ¿Qué palabra podría jamás describir esta verdad? Y aun así, empleamos la letra. Simplificamos. Reducimos la realidad a un molde mental. A conceptos que nos posibilitan entender y separamos algo que en realidad no se puede separar. Fragmentamos. En interior y exterior, comercio e intimidad, vendedor y comprador, bueno y malo, despertar e ilusión, hasta que hacemos de algo que nosotros mismos hemos creado y que nosotros mismos mantenemos, culpable de tantos problemas a cuales nos enfrentamos en nuestra sociedad. El cambio climático, la escasez de recursos naturales, la desigualdad social, todo esto es causa del consumo, solemos decir. Culpamos el libre mercado, la globalización, las transnacionales y sus dueños apuntando hacia algo afuera de nosotros y les hacemos responsable de toda injusticia que existe. Incluso de la ausencia de paz en nuestro interior.

Mantente arriba sobre las nubes
Y también tu la veras eternamente,

La radiante luna
.

Observar el flujo de la emoción en la sociedad de consumo alberga muchas enseñanzas en si. Y con estas palabras no queremos decir que las condiciones externas no influyan en cuanto a la libertad individual. No es nuestra intención ni negar que la invasión sensorial exista ni desmentir que esta influya sobre nuestra percepción y que al hacerlo manipule nuestra opinión. Solo observamos que en el mundo del consumo todo quien participa en esta expuesto a la emoción. No solo quien consume sino que quien vende también. Quien vende se rige de acuerdo a los valores y gustos del consumidor y quien consume se guía de acuerdo a la información que le llega del vendedor. Una relación de dependencia mutua en la cual quien consume tiene tanta autonomía como quien le insta a consumir, ya que no solo la propaganda decide sobre la decisión de compra, sino que también el precio, la calidad y en últimos tiempos también valores éticos como la sustentabilidad, el medio ambiente o la justicia social. Así una prenda ya no gusta tanto si ha sido confeccionada con ayuda de trabajo infantil. Ni tampoco es ya tan vistosa si un animal ha tenido que sufrir y morir para complacer un lujo que nos queremos dar. Un punto en el cual reconocemos nuevamente con claridad cual es el verdadero fondo de telón. El consumo y más atrás la emoción. Aun así nadie ni nada esta libre de su responsabilidad. Ni quien vende pero tampoco el consumidor, ya que este con su decisión tiene en sus manos el poder de decisión. Tanto sobre lo que compra pero también sobre el éxito de aquello que se va a vender. Ósea que en realidad no hay nadie afuera a quien culpar. Al contrario. Nuevamente somos nosotros mismos el punto de partida. Una vez más nos encontramos con la realidad que nos dice que absolutamente todos los fenómenos son innegablemente parte del Yo. Algo que podemos profundizar aun más si tomamos en serio lo de nuestra responsabilidad y seguimos explorando nuestro alrededor al dejarnos llevar por el flujo de la emoción. Hasta el punto en el cual podemos verificar que si bien podemos ser críticos en cuanto al consumo, si intentamos imponerles a otros nuestra verdad nuevamente hemos caído en la trampa de fragmentar la realidad. La trampa del karma individual. Pues si bien comer carne conlleva sufrimiento, si le intentamos imponerles a otros nuestra opinión esto conlleva de la misma manera sufrimiento también. Si bien andar en auto no es benévolo para el medioambiente, tampoco lo es sustentable imponerles a otros nuestro parecer. Sin hablar de lo que significa querer invadir la conciencia de otros arrebatándoles la posibilidad de experimentar de manera fresca la realidad. Tal vez utilizando descalificativos para categorizar algo que nos provoca miedo por que no podemos comprender. Lo que ocurre muchas veces cuando se emplea la palabra „New Age – nueva era“ de manera despectiva refiriéndose a un determinado estilo de música espiritual. Sin considerar que esta representa una perspectiva diferente que también alberga en si el soltar, la gratitud, la sanación y la transformación.

Al navegar por la corriente de la emoción esta siempre conduce hasta el margen de lo que nuestra tolerancia puede aceptar. Un puerto que cambia constantemente de sitio pero aun así siempre esta ahí. Siempre dispuesto a demostrarnos que un veneno solo es nocivo si nos dejamos arrasar por nuestra opinión que fragmenta la realidad. De esta manera la luna alcanza con su luz hasta el ultimo rincón de nuestro ser. Nos hace transparentes. Disuelve toda doble moral. Nos demuestra que sin las emociones no hay ilusiones pero tampoco aprendizaje ni Budas pues no hay atención. Así una nube extraviada bajo la eternidad del cielo azul inevitablemente aprende a fluir. Se deja llevar por los vientos a través de la luz y la oscuridad hasta que un día, tal vez, bajo la luz de luna llegue a comprender donde esta su lugar y cual es su función.

Marcar el Enlace permanente.

Una Respuesta a LA ENERGÍA Y EL ZEN

  1. valentina dice:

    Gracias!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *