LA LUZ DE LO ABSOLUTO

Luz y oscuridad son un par, como el pié de adelante y de atrás al caminar – Sandokai

La historia de los pueblos originarios de America nos enseña que levantase desde siempre ha sido la actividad vital de nuestros antepasados. Que levantarse no es solo un derecho sino que una responsabilidad que tenemos frente a nosotros mismos, a nuestros ancestros y en cuanto a las generaciones que están por llegar y que levantarse significa volver a la realidad. A la inmaculada realidad en la cual los conflictos y las guerras de ayer, hoy no son más que cicatrices que están ahí, pero que ahora en este mismo instante, han dejado de doler porque hemos despertado al hecho que si todo no hubiese ocurrido tal y como ocurrió, ahora no podríamos estar aquí en este lugar ni podríamos levantarnos para poder actualizar lo que significa el despertar. El despertar a la unión del vacío y la forma. Un despertar a lo que es el fundamento de nuestra religión y que nos proporciona alivio en los momentos de dolor y que nos enseña a superar el sufrimiento volviendo una y otra vez a la inmaculada realidad. Una realidad que esta más allá de cualquier categoría y a la cual justamente por estar más allá de cualquier concepto, podemos tomar refugio cuando se requiere dejando así muy claro que es lo que hace del Budismo Zen una religión de paz y de compasión.

Va aquí un cuento Zen sobre la no-dualidad de lo absoluto que aunque no sea aun la iluminación sea un gran alivio en cuanto al dolor y al sufrimiento.

La luz de lo absoluto

Según una antigua historia que se cuenta en un Sutra, la probabilidad que una tortuga tuerta que saca la cabeza a la superficie cada un millón de años suba a la superficie y mire a través del agujero de un yugo que los vientos de todas las direcciones zarandean sobre el mar, es mayor que la probabilidad de nacer como ser humano.

Ósea que nacer como ser humano en realidad es casi un milagro. Una maravilla a la que llamamos vida y que surge de la infinita red de causa y condición dentro del gran movimiento universal y que penetra desde la mas insignificante y pequeña célula de nuestro cuerpo hasta todo pensamiento y toda emoción. Una vida que nos puede llegar a parecer acto mágico si nos ponemos a considerar cuantas circunstancias especificas se deben haber dado simultáneamente para que la vida sea posible sobre nuestro planeta y si observamos que todo el universo se mueve en un mismo ritmo que corresponde con nuestra inhalación y exhalación. Un movimiento que esta presente en todo instante de nuestra vida y que cuando lo percibimos puede ser como una luz para nuestra existencia, porque tomar conciencia de lo que nos une al movimiento universal es una fuente de paz y felicidad. La luz de lo absoluto. La luz que nos orienta en la oscuridad. Nuestra luz polar que cuando ya no sabemos a donde ir y nos creemos perdidos en el sufrimiento y en el dolor porque nos creemos separados a unidad nos es una guía que nos enseña cual es el sendero a seguir para salir de la confusión y la depresión.

Una luz que explica la importancia que tiene Zazen para la vida religiosa budista. Y es que concentrados en todos los aspectos de la postura corporal, de la respiración y del espíritu, cuando abandonamos cualquier apoyo y soltamos cualquier categoría que aparéese en nuestra conciencia, de vez en cuando, de forma natural la nubes de la actividad mental le hacen espacio a la luz de lo absoluto para que esta traigan claridad sobre todo el horizonte de nuestro ser. Estos son momentos en los que vemos todo rincón de nuestro interior. Comprendemos que es una necesidad así como que es nocivo tanto para nosotros como para los demás. Instantes que hacen innecesario apelar a cualquier forma de moralidad, porque reconocer que el movimiento universal no tiene ni comienzo ni fin, repercute en todo pensamiento, en toda palabra y en toda acción.

Tal vez se explique de esta manera, porque en el Budismo Zen, la impermanencia sea vista como un gran maestro. Un maestro que nos recuerda en todo instante que hemos heredado de nuestros ancestros esta vida que transmitiremos a la vez a nuestros hijos e innumerables seres que vienen después de nosotros. Y un maestro que nos enseña que nuestra vida no se deja medir, porque aquello que llamamos tiempo y que tiene un principio y un fin es mas bien ser. Existencia, vida, ser, que es real solo en este instante, aquí y ahora. Un ser que no es ni consciente ni inconsciente, porque no depende de nuestra visión particular. Y un ser que al no depender de nuestra opinión particular, nos lleva más allá del cielo o el infierno, más allá de vidas pasadas o de las vidas que están por venir, y hasta incluso mas allá de la fuente de donde todo surgió porque el verdadero ser es en todo instante parte de la actividad universal.

Ósea que observar el constante cambio es el camino más directo para que la luz de lo absoluto aclare nuestra vida, demostrándonos en el mismo instante en el que surge que es una luz que no esta en oposición a la oscuridad sino que resplandece con mas fuerza justo porque existe la oscuridad.

Reconocemos de esta manera que frecuentemente son solo las palabras lo que imposibilita ver la verdad de nuestra existencia. Construimos términos y creamos categorías que se basan en la construcción de términos opuestos y distorsionamos de esta manera la realidad. Decimos luz y asociamos a la luz lo bueno porque la luz nos permite ver en la oscuridad y creamos inmediatamente el polo opuesto que en este caso es la oscuridad y asociamos a inconscientemente a la oscuridad, la ignorancia y la ilusión. ¿Pero que seria de la vida sin la muerte?, ¿que seria de la luz sin la oscuridad?, ¿que seria de la luna sin su reflejo sobre el mar? Preguntas que apuntan hacia la dualidad y que explican porque creer, hablar y actuar como si existiese una existencia separada, es la verdadera causa del sufrimiento.

Por otra parte que no exista una existencia independiente significa que la luz y la oscuridad, la verdad y la ilusión, la vida y la muerte, sean uno? Como todos sabemos es la luz clara y la oscuridad oscura, aun así estas no son ni polos opuestos sino que se condicionan entre si y que tienen su propio espacio dentro de la actividad universal.

Una actividad que es el mismo océano de la luz absoluta y en el cual nadie puede decir que es lo que viene y que es lo que se va, porque todo se mueve pero tiene a vez su propio lugar. Un gran océano en el cual una tortuga tuerta que saca la cabeza a la superficie cada un millón de años justo en este momento esta mirando a través del agujero de un yugo de un solo agujero que los vientos desde todas las direcciones zarandean sin cesar.

Una incomprensible verdad porque la inmaculada realidad esta más allá de la comprensión.

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