LA MENTE II


El eterno y redondo espejo dice:
– La hoja anda siempre desnuda por ahí.
¿Será porque la hoja solo sigue su corazón?

El eterno y redondo espejo dice:
– A la hoja no le gustan los vestidos,
¿Será porque estos le impiden volar?

La hoja se mueve con el viento.
La hoja no conoce elección.
Y así es libre.
Cuando viene.
Cuando cae.
Cuando se va.

En la mente de Shakyamuni no existe confusión. La existencia significa constante transformación. Nacimos, crecemos y morimos y lo que un día comenzó en otro tendrá que concluir para volver a ser con otra forma la misma esencia de la cual surgió. Llegamos al mundo desnudos y cuando morimos nada nos acompaña. ¿Entonces, que es lo que nos impide descubrir lo que verdaderamente está en nuestro interior? Tal vez nuestra mente.

Vemos hasta la más profunda verdad, vemos las formaciones mentales y su repercusión en nuestra salud. Vemos los procesos sociales y sus consecuencias para el mundo en el que vivimos. Comprendemos tanto lo que significa pasarse la vida corriendo detrás de un momento mejor como la contradicción del progreso que caracteriza nuestra sociedad. Una contradicción que se expresa cuando observamos la diferencia que existe entre los valores éticos y morales que proclaman la igualdad, la libertad y la fraternidad por un lado y por otro lado el verdadero comportamiento de la economía global. Una economía que se orienta en los resultados y donde se premia al más competitivo, al más rápido y que promueve así el egoísmo y la avidez, en vez de fomentar lo que nos une, la solidaridad y la cooperación. Siendo así ¿de que nos sorprende el hecho de que a pesar de todos lo valores humanitarios y solidarios que se promueven en nuestra sociedad, las estructuras familiares cada vez se desintegran más o que la diferencia entre ricos y pobres es cada vez sea mas abismal, sin hablar del deterioro que provoca nuestra especie en el medio ambiente, la naturaleza y el mundo animal? Y así como vemos estas contradicciones y vemos unas cuantas más.

Nuestra conciencia se amplia pensamos. Concluimos que todo es una cuestión de ética o de moral y seguimos afirmando que en futuro las cosas Irán mejor (o peor) y separamos así entre este momento y uno posterior suponiendo que en cuanto a este instante hay una elección. Pero en la mente esencial no hay elección. No hay elección alguna en la mente de Shakyamuni, porque en la mente que trasciende el bien y el mal, no existe ni el futuro, ni el pasado ni el presente – solo existe el ser. Y es entonces cuando hasta el eterno y redondo espejo se calla y deja de comentar.

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