Sin dejar huellas,
Se mueve en el agua,
El pez del lago.
Vallamos directamente a la raíz. No nos quedemos en los frutos, no nos detengamos en las hojas, no acabemos en las ramas. La raíz no es una bella palabra. No es la primavera. No es un amor tranquilo como tampoco es no es ni la libertad ni la hermosura. No todo esta enraizado en lo que uno no ha comprendido. No, la raíz no es la culpa. No es una confesión, como tampoco es la cultura. No es el corazón de una flor como tampoco es su alma.
La raíz es mas bien lo que conecta a una planta con todo lo que le rodea. Es un órgano en constante movimiento. Es la permeabilidad absoluta. Es autenticidad, es transparencia. Es un miembro que se disuelve en la tierra como lo hace una gota al encontrase con el agua, como lo hace la luz al disolverse en el día o como lo hace la brisa al convertirse en viento. Seamos honestos. Hay cosas que no se compran en una botica. Para practicar verdaderamente la tolerancia e intercambiar libremente experiencias sin querer apropiarse de otra cultura es necesario no solo de ser conocedor de la historia del colonialismo sino que también comprender la raíz del propio mal estar. A partir de ahí, quien es consciente del propio sufrimiento sabe que la raíz entonces no es un lugar externo determinado como tampoco un miembro físico o material. Llegar a la raíz es entonces comprendernos a nosotros mismos. Es conocer nuestra autentica morada, es percatar nuestro alrededor, es saber donde está verdaderamente nuestro hogar.
Volvamos a la raíz: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? Estas son preguntas que se responden desde el esfuerzo continuo que habita en la inmovilidad de la postura. ¿Cuál es la diferencia entre dar y tomar? Respondamos a esta pregunta desde el soltar, acerquémonos a esta pregunta desde la esencia de nuestra práctica para ver más que solo lo que aparece frente a nuestros ojos. Con otras palabras, llegar a la raíz hemos de ir más allá de todos los conceptos, de los ideales, de los dogmas.
– Este “no manchar” es justamente, lo que todos los Budas hacen prevalecer. Tu eres así. Yo también soy así y los tantos ancestros del Dharma también lo son. (1)
Le replica el maestro Daikan Eno a Nangaku Ejo. Con sus palabras expresa que ir mas allá de todo concepto implica participar en la realidad. Una realidad en la que vivimos sin hacer distinción alguna. Ni entre la practica y la realización como tampoco entre la vida y la muerte, entre el dar y tomar, entre los seres humanos y todo el mundo que nos rodea incluyendo plantas y animales. Una realidad en la que el tu y el yo se ausentan y porque se ausentan existen el tu y el yo en concreto. El verdadero tu, el verdadero yo. Este es un lugar en el cual nada está oculto pues tanto lo concreto como lo abstracto desde siempre ya han estado ahí. Aunque nada haya ahí.
La raíz, en nuestro caso, es el cuerpo transparente y relajado de la gran verdad. Es el vuelo de las aves que no dejan huellas en el aire. Es el movimiento de los peces que no dejan huellas en el agua. Es el hablar sin decir una palabra porque todo ya existe antes de hablar. No, no nos quedemos en los frutos, no nos detengamos en las hojas o en las ramas. Jamás dejemos de ir hasta la raíz. Desde todo comienzo, no dejemos de seguir caminando en la dirección correcta. Cueste el esfuerzo que cueste, pues dirigirse a la raíz es llegar al propio hogar. Es arribar a la primavera, es llegar al verano, al otoño, al invierno. Es llegar a todo a la vez. Es todo al mismo tiempo.
- Shinji Shobogenzo – Colección de 301 Koan de Dogen Zenji. Libro 2. Caso 1.
Gracias por el comentario Nicolás. La pregunta ahora podría ser ¿quien recibe y quien da? o con otras palabras ¿ahora a quien se le debiese agradecer, a quien recibe las enseñanzas o quien las da? Gassho
Buscando algunos conceptos relativos al tenzo kyokun me encontré con esta página. Un inmenso agradecimiento a quién la realiza.