A tiempos grises,
Color sobre murallas.
Mensaje de paz.
La verdad es el amor. Es un hombre, es una mujer. La verdad es un río que corre sin cesar. Es la montaña, es el viento, es el mar. La verdad es un mito. Es una frase perfecta. Es un sueño que se cumple. La verdad es la maravilla de vivir. El 8 de diciembre hace mas de 2500 años, Buda Shakyamuni al contemplar la estrella del amanecer, alcanzo la iluminación y exclamaba en ese mismo instante la mas alta verdad:
„Que maravilloso, que maravilloso, yo y la gran tierra junto a todos los seres sensibles simultáneamente hemos alcanzando la iluminación”
Palabras de infinita sabiduría que irrumpen en el espacio tiempo con su compasión. Donde todo esquema pierde su sentido, donde toda estrategia deja de funcionar, donde los ideales se desmoronan en meras palabras y conceptos sin sentido. Donde las intenciones cesan y por fin podemos ser quienes somos de verdad. Donde podemos vivir sin nada que temer y movernos con plena libertad.
Estas palabras de Buda Shakyamuni nos permiten intuir lo que podría ser la unidad. Nos dan esperanza y sobretodo nos invitan a sentirlas desde la meditación, a estudiarlas desde la postura y la atención dirigida hacia el interior. Y que desde ahí nos enseñan a ver la realidad sin separación, sin fragmentación. Desde donde podemos comprender que la experiencia a la que se refiere Buda Shakyamuni todo lo incluye y nada excluye, incluso la creencia o la no creencia en Dios. Pues esto es lo que significa “Que maravilloso, que maravilloso, yo y la gran tierra junto a todos los seres sensibles simultáneamente nos hemos alcanzando la iluminación”. Sobretodo el cese de cualquier distinción. Lo que abre las puertas en toda dirección. Tanto a los que no creen como a los que creen también. Y para ser mas claros aun: todo el mundo puede practicar la meditación sin tener que abandonar sus creencias o sus convicciones. Tal vez incluso les sirva el concentrarse sobre la postura corporal, la respiración y la mente puesta en el aquí y ahora a los creyentes a ampliar su comprensión sobre la absoluta verdad que les guía en su religión. Pues esto es lo que frecuentemente ocurre cuando nos permitimos ir mas allá de nuestro ideal individual, de las imágenes que nos hacemos nosotros mismos sobre la verdad. Tarde o temprano arribamos a un espacio abierto donde el ir y venir se alternan libremente cual nos permite ver con mas claridad lo que antes nos costaba comprender. Donde desde su mutua interdependencia reconocemos de que manera los fenómenos se condicionan entre si e afectan el mundo en el que vivimos. Vemos por ejemplo que el fundamentalismo religioso esta estrechamente ligado a la ignorancia y esta a la pobreza social o cultural. Que la pobreza se justifica a través de privilegios históricos y que estos privilegios muchas veces se sostienen a través de la falta de educación. O vemos también que la paz establecida a la fuerza nace del miedo y que este miedo genera mas miedo y por eso es una paz que genera por otro lado mas conflictos aun. Que la violencia engendra mas violencia y no asegura una paz duradera, que para esto se debería ir a la raíz del sufrimiento que nuevamente lo encontramos en la desigualdad social, la falta de educación, la ignorancia. Nos preguntamos entonces ¿qué hacer para salir de un circulo vicioso que aparentemente no tiene solución?¿Se justifica hacer el mal en nombre del bien, recurriendo a la guerra para luchar contra nuestro prójimo cuando el verdadero enemigo es la ignorancia que todos llevamos en nuestro interior? ¿Aferrarnos a una nueva ideología supuestamente mejor aunque la historia nos haya demostrado tantas veces que no existe una bandera mejor?
Reconocemos así que no hay alternativa a la responsabilidad individual. Que debemos informarnos, que debemos educarnos si queremos ser mas que una pieza substituible entre muchas mas y que juega un determinado rol dentro del juego por el poder. Que debemos estudiarnos a nosotros mismos si queremos aprender a ver la realidad con los ojos de Shakyamuni para liberarnos del sufrimiento o hacer el bien mas allá de la dualidad. Para esto Buda nos ha heredado la practica de Zazen. Volvemos de la actividad mental al cuerpo, volvemos a la respiración, volvemos al aquí y ahora, nos sincronizamos con la inmediata realidad una y otra vez y a medida que nos aprendiendo a relacionarnos con la actividad mental de manera natural comenzamos a ver la realidad sin fragmentación. Donde todo tiene su razón de ser. Donde aquello que llamamos nuestra identidad cambia en todo instante porque no es otra cosa que todas las cosas de este mundo interactuando en toda dirección.
Siendo así, en sus comentarios sobre la iluminación de Buda Shakyamuni, el maestro Keizan, uno de los dos maestros fundadores de la escuela Soto Zen recuerda que Buda no se busca en una figura exterior separada a nosotros, porque en realidad no fue Gautama quien se ilumino en esa ocasión. Junto a el también lo hicieron todos los seres, todos los ríos, la tierra, los animales, las flores. Buda Shakyamuni es entonces la gran tierra y todos los seres sintientes a la vez lo que por supuesto nos incluye a nosotros también. ¿Cómo podría explicarse sino el hecho que su experiencia nos alcance hasta este mismo momento en el cual estamos celebramos su iluminación? Las palabras “Que maravilloso, que maravilloso, yo y la gran tierra junto a todos los seres sensibles simultáneamente hemos alcanzando la iluminación” traspasan así el pasado el presente y el futuro también actualizándose con cada inhalación. Con cada exhalación.
Hola Roberto. con todo el respeto al maestro Uchiyama pero nosotros debemos encontrar por nosotros mismos nuestra propia verdad. Siendo así y desde la misma postura de zazen: cuando creemos haberlo abandonado todo esto verdaderamente significa que uno ha abandonado algo? O con otras palabras: si lo hemos abandonado todo, porque distinguir entre antes, durante y despues de zazen. ?O porque diferenciar entre este lado y el otro del oceano? Gassho
«todo el mundo puede practicar la meditación sin tener que abandonar sus creencias o sus convicciones» Esto es cierto, antes y después de zazen. Sin embargo durante zazen, si es zazen, precisamente ahí sí que debemos de abandonar nuestras creencias y convicciones, inluída la de considerarnos budistas, incluida la de considerar que estamos practicando algo, o haciendo zazen. Durante zazen, recomendaba Uchiyama, debemos olvidar incluso el pensar que estamos haciendo zazen y simplemente hacerlo… después podremos volver a ser budistas, o cristianos, o aconfesionales, o lo que sea.
Un saludo desde el otro lado del oceano.