LA VISIÓN RECTA

La visión recta representa la visión de las cosas tal y como son. Ver las cosas tal y como son significa verlas a partir de las tres características del ser:

– La transitoriedad (anitya) de todos los fenómenos
– Su condición de sufrimiento (duhkha)
– La no existencia de un “yo” o de algo que tenga substancia (anatman)

Mediante Zazen podemos comprender profundamente estos puntos. Por ejemplo cuando llevamos la concentración a un punto, cuando dejamos de movernos y nos concentramos en el punto entre los pulgares, es posible, mediante una observación en todos los detalles, comprender el aspecto verdadero de todas las cosas.

No hay que equivocarse en cuanto a la concentración: esto no significa isolarse sino que observar, ver claramente, que este punto no esta separado de los demás. En esta concentración las ilusiones desaparecen por si solas porque comprendemos profundamente que no hay un yo que observe, si no que el que observa y lo observado son “no-dos”. De esta manera se llega al “Shikan” del maestro Dogen: Permanecer simplemente sin esfuerzo y de pleno corazón en la realidad tal y como es; con todos los fenómenos y sin tocar nada, por que no hay ningún yo que podría tocar algo.

Es así como realizamos que nuestro espíritu mismo es Buda. Todos los fenómenos, nosotros mismos incluidos, son el Dharma. Todo es perfecto tal y como es. Básicamente no existe ni la Ilusión ni el despertar. Solo porque creamos diferenciaciones entre lo que amamos y lo que odiamos se crean las causas que le dan a las cosas substancia. Todo se manifiesta a través de la relación entre causa y efecto.

En el Shobogenzo el maestro Dogen dice sobre la visión recta:

“La visión recta, como uno de los senderos del camino óctuplo es el cuerpo entero en los ojos. Es el ojo que ve, antes que vea el cuerpo. Aunque en el pasado esta vista se haya realizado ya clara e íntegramente, se realiza ahora como el universo entero una y otra vez y la podéis experimentar una y otra vez. Simplificado: Si la visión recta no fuese el ojo que es todo el cuerpo, no habrían ni Budas ni ancestros”.

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