FUYO DOKAI

Aunque carezca de adornos
No presenta imperfección alguna.
Todos admiramos los ornamentos
Hechos con huesos pulidos como el jade – Keizan Jokin

El maestro Fuyo Dokai (1043 -1118) del monte Fu Jung en cierta ocasión pregunto lo siguiente a su maestro, el monje Toshi Gisei:

– Las palabras de los patriarcas del Buda son tan normales como el té y el arroz que tomamos cada día pero ¿acaso existe alguna otra cosa que pueda ayudar a la gente?
– Dime – replicó Toshi Gisei – ¿acaso los decretos de nuestro emperador dependen de los decretos de los antiguos emperadores Yao, Shun o T´ang?
– En el momento en que Fuyo Dokai iba a responder, Toshi Gisei le golpeó en la boca con su hossu y prosiguió diciendo:
– Apenas concibas un solo pensamiento serás merecedor de treinta golpes.
En aquel mismo instante, Fuyo Dokai alcanzo el despertar.

Comentarios de Keizan Zenji:

Cuando una persona es bendecida, todos los ciudadanos son bendecidos y, del mismo modo, por mas que el viejo maestro Shakyamuni volviera a este mundo o el gran maestro Bodhidharma siguiera vivo, no deberíais someteros a su poder puesto que, cuando llegáis a despertar, os convertís plenamente en ellos. Si tratáis, por tanto, de agregar algún condimento propio a la realidad acabareis concibiéndola como algo ajeno a vosotros mismos y no podréis libaros de las argumentaciones y las proyecciones. Es por esto por lo que Toshi Gisei golpeo a Fuyo Dokai en la boca con el hossu cuando estaba apunto de responder a su pregunta para mostrarle que jamás había carecido de nada, que era perfecto desde siempre. Entonces dijo: “Apenas concibas un solo pensamiento serás merecedor de treinta golpes” (aunque de hecho esto no debe ser considerado como una confirmación de su comprensión, sino como un castigo).

Cuando dejáis la puerta abierta del pensamiento y tratáis de determinar que es la “Mente” o que es el “Buda” os estáis negando a vosotros mismos y estais buscando algo ajeno. Así pues, por mas que afirméis que “la plenitud se os ha revelado”, que “es naturalmente resplandeciente” o por mas que habléis de la “mente”, la “naturaleza”, el “Zen”, o la “Vía”, seréis, sin embargo, atados a las argumentaciones y la proyecciones, la nubes empañaran vuestro horizonte en diez mil millas a la redonda y seguiréis engañados sobre el Yo durante interminables eones. Por más golpes que, en tal caso, os propinasen, no conseguiríais corregir vuestros errores.

Si, ante la pregunta: “¿Acaso has alcanzado el dominio en el que ya no cabe ninguna duda?”, os cuestionáis la necesidad de alcanzar ese dominio, estaréis alzando ante vosotros miles de cordilleras que obstruirán vuestro camino. Si escucháis las palabras de los patriarcas del Buda con vuestros oídos, las escuchareis de tal modo que no podréis limpiarlas por más que transcurran miles de vidas y millares de eones…

Fuyo Dokai experimento directamente el Dharma y lo custodió celosamente sin olvidar jamás las enseñanzas que le confiaron sus predecesores. Pero, aunque estimara en mucho el consejo de los iluminados del pasado, también solía decir: “No os guíes por la conducta de este tosco monje. Estoy avergonzado de ser el maestro de este monasterio. ¿Cómo puedo seguir viviendo en la abundancia de esta comunidad olvidándome de lo que me confiaron mis antepasados? Cada vez que trato de emular a los abades anteriores y cada vez que recuerdo los hechos de los sabios de la antigüedad me doy cuenta de que no existe ningún lugar en el que pueda esconderme…Estoy realmente avergonzado de lo blandos y débiles que somos sus sucesores”.

Actualmente yo mismo, descendiente de la novena generación del propio Fuyo Dokai, me dedico a predicar antes de tiempo la enseñanza de nuestra tradición. Mis actividades cotidianas son un pobre remedo de las actividades de mis predecesores. Mi atención a los cuatro tipos de conducta es constantemente inestable. ¿Cómo puedo atreverme, pues, a reunir a unos pocos monjes y a transmitirles una frase o siquiera media frase? ¡Esto es algo vergonzoso! No existe sitio alguno en el que podamos escondernos de la mirada de los viejos patriarcas ni en el que podamos sustraernos al ojo escrutador de los sabios de la antigüedad. A pesar de todo, sin embargo, debéis estar contentos de ser los descendientes lejanos del maestro Zen Fuyo Dokai y de pertenecer a la familia de Eihei Dogen. Así pues, debéis tratar de aclarar completamente el dominio de la Mente y custodiarlo celosamente. Prestad atención a vuestra mente y controlad vuestra conducta renunciando a todo rastro de orgullo y dejando a un lado todo interés por la fama o la fortuna. Alcanzad lo que debéis alcanzar, adentraos donde debéis adentraros y resolved las cuestiones de vuestra vida cotidiana. No os olvidéis del legado que habéis recibido de los antiguos patriarcas y seguid la huella que han dejado los sabios del pasado. Mirad directamente a los ojos de los iluminados del pasado y, a pesar de hallaros en una época de decadencia del Dharma, seréis capaces de encontrar un tigre en la plaza del mercado o de descubrir oro bajo vuestro sombrero. Esta es mi aspiración mas profunda y mi mayor esperanza.

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