Caso
¿Qué es el bodhi de todos los budas? – preguntó Manura, el vigesimosegundo patriarca a Bashubanzu.
– Es la naturaleza original de la Mente – respondió Bashubanzu.
– ¿Y cual es la naturaleza original de la Mente? – inquirió Manura de nuevo.
– Es la vacuidad de las seis bases sensoriales, de los seis objetos y de los seis tipos de conciencia – replicó el venerable.
Al escuchar esto Manura experimentó el despertar.
Circunstancias
El padre de Manura se llamaba el “Soberano Eterno de Nadi”. A la edad de treinta años, el maestro se encontró con Bashubanzu que, a la sazón, había recalado en Nadi, mientras se hallaba de viaje impartiendo enseñanzas. El Soberano Eterno tenia dos hijos, llamados Makara y Manura.
-¿En que se diferencian las costumbres de Rajagriha y las nuestras? – preguntó el rey a Bashubanzu.
– En esa tierra hubo tres budas mientras que, en tu reino, solo hay dos maestros que sean capaces de convertir y guiar a los seres – respondió Bashubanzu.
– ¿De quienes se trata? – insistió entonces el rey.
– El Buda predijo que, durante le segundo periodo de quinientos años de duración del Dharma, un ser de gran poder espiritual renunciaría al hogar y alcanzaría el rango de patriarca. Ese ser es Manura, el segundo hijo de vuestra majestad y, por mas escasos que sean mis meritos, me atrevería a afirmar que yo soy el otro maestro citado en la profecía – respondió Bashubanzu.
– En tal caso permitiré que mi hijo nos abandone y se convierta en monje – dijo entonces el rey.
– ¡Excelente! – concluyo el venerable – . Veo que el rey respeta las intenciones del Tathagata.
Entonces Bashubanzu transmitió a Manura los preceptos completos de la ordenación y, a partir de aquel momento se dedico a servir a Bashubanzu. En cierta ocasión, Manura le preguntó: “¿Que es el Bodhi de todos los budas?”, a lo que el venerable respondió: “Es la naturaleza original de la Mente”
Teisho
Esta es la primera pregunta que debemos formular en el estudio de la Vía. Bodhi significa Vía; preguntar, por tanto, “¿Qué es el bodhi de todos los budas?” significa, en realidad, preguntar “?Cual es la Vía?”. Hoy en día, las mentes de las personas suelen hallarse en blanco y sus preguntas sobre el Dharma están mal formuladas. Carecen de mente de principiante y, por eso por lo, cuando tropiezan con un maestro no aciertan en formular adecuadamente sus preguntas y aunque, en ocasiones alberguen pensamientos sinceros sobre la Vía, estos no suelen responder a la realidad. La primera pregunta, pues, que deberíamos formularnos es ¿Qué es el Buda? Y la siguiente debería ser ¿Cuál es la Vía del Buda? Como hemos indicado en la exposición del caso, cuando Manura formulo esta pregunta, Bashubanzu respondió: “es la naturaleza original de la Mente”. La aspiración de Manura era autentica y no había en su cabeza, el menor rastro de pensamientos. Por tanto, cuando preguntó: “Cual es la naturaleza original de la Mente?”, la respuesta fue “es la vacuidad de la seis bases sensoriales, de los seis objetos y de los seis tipos de conciencia” y, en aquel mismo instante, el maestro Manura alcanzó el despertar.
El termino “Buda” se refiere, pues, a la naturaleza original de la Mente. Esa naturaleza original – la Vía suprema – es, en esencia, incognoscible e invisible. Pero en la Mente no hay forma ni punto de vista y, por tanto, tampoco hay Buda ni Vía. Todo eso no son mas que nombres. El Buda no es algo que tengamos que conocer, la Vía no es algo que deba ser cultivado y la Mente tampoco puede convertirse en objeto de comprensión. En el reino de la Mente no hay objetos ni tampoco conciencia sensorial. La conciencia no puede fijarse en ningún lugar, por esto por lo que se afirma que “es la vacuidad de las seis bases sensoriales, de los seis objetos y de los seis tipos de conciencia”. No os refiráis, por tanto, a este domino en términos de mente o de sus objetos, y tampoco consideréis que se trata de un conocimiento consciente. Cunado alcancéis este domino, los budas no mostraran ninguna forma concreta y la maravillosa Vía no tendrá que ser cultivada y mantenida. Pero aunque la visión, la audición y la comprensión ordinarias no pueden localizarse en ninguna parte, las formas, los sonidos y los movimientos si que pueden ser establecidos. Es por esto por lo que el maestro San-p´ing I-chung dijo:
Ver y oír no es ver ni oír
Y, por tanto, no hay forma ni sonido
Que se desplieguen ante ti.
Si realmente entiende que no existe nada en absoluto
¿para que discriminar o dejar de discriminar
entre substancia y función?
No penséis que el sonido tiene que ver con la escala musical ni que las formas sean azules, amarillas, rojas o blancas. No creáis que la visión se halla condicionada por el brillo del ojo. No penséis que la audición se asienta en su fundamento sensorial. Debéis comprender, en suma, que el ojo no se opone a las formas y, que el oído no tiene nada que ver con los sonidos. Si afirmáis que el ojo se halla condicionado por las formas o que el oído se opone a los sonido, entonces no podría haber claridad en los sonidos y habría oscuridad en el ojo. Si afirmáis que los sentidos se oponen a algo o que sostienen algo ¿cómo podría, entonces, el sonido penetrar en el oído o como podría el ojo percibir las formas? Si no se pareciese al cielo fundiéndose con el cielo o al agua mezclándose con el agua, no podrirá haber audición ni visión alguna. Así es como el ojo se mezcla con las formas y el oído se funde completamente con los sonidos. No existe separación alguna entre ellos, están completamente unidos y no hay nada que permanezca fuera.
Es por esto por lo que el gran estruendo que hace retumbar el cielo y la tierra puede penetra a través de la pequeña pulgada cuadrada del oído. ¿No es acaso lo inmenso igual que lo pequeño? Iluminamos la totalidad de la tierra con pequeña pulgada cuadrada del ojo. ¿No es acaso lo diminuto igual a lo grande? ¿Acaso no es el ojo forma y el oído sonido? Cuando entendáis esto os daréis cuanta de que la Mente es ilimitada y carece de fronteras. Por tanto, el verdadero ojo no aprehende y las formas no pueden ser separadas. ¿Acaso no están vacías todas esta subdivisiones de las bases, los objetos y las conciencias sensoriales? Por tanto, cuando lleguéis, a este domino podréis hablar de sonidos, de ojos, de conciencia, de que esto “es así” o de que “no es así”. No existe la mas insignificante partícula que proceda del exterior ni tampoco existe la mas minima separación. Cuando habláis del sonido, las distinciones existentes entre el sonido y lo que decimos tienen lugar dentro del mismo sonido. Cuando habláis de las formas, las distinciones entre el perceptor y lo percibido también tienen lugar dentro de las misma formas. En modo alguno se hallan fuera de nosotros.
Si no estáis versados en esta verdad podéis llegar a la conclusión de que los sonidos y las formas están vacíos y de que son cosas falsas e irreales. Pero debéis deshaceros de este pensamiento. Quizás penséis que “La Mente original es eterna e inmutable”, pero esto seria sencillamente absurdo porque ¿qué es lo que uno puede cambiar o no cambiar en esta situación? ¿Qué es lo real y que lo irreal? Si no aclaráis completamente este asunto no solo seréis unos completos ignorantes en todo lo que concierne los sonidos y las formas, sino que también o equivocareis al ver y al escuchar, y consecuentemente creeréis que, por el mero hecho de mirar hacia otro lado, dejareis de ver o que, por el mero hecho de taparos los oídos, dejareis de oír. Pero esto no es mas que ataros con cuerdas inexistentes o sumiros en agujeros ilusorios. En tal caso será muy difícil escapar a las pasiones y las ilusiones. En cambio, si practicáis, con esmero y lográis escapar este domino, bajareis hasta el fondo y subiréis hasta la misma cúspide sin tropezar con obstrucción alguna.
Poema
Aquí tengo unas pocas palabras que tratan de expresa algo sobre esta historia. ¿Os gustaría escucharlas?
El espíritu de sunyata no reside
En el interior o en el exterior.
Vista, oído, formas y sonidos
Están completamente vacíos.
(1) Keizan Jokin – Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz): Traducción: Francis Dojun Cook. 2006. Barcelona.