¿A donde lleva,
Este sendero de sal,
En el desierto?
Miro pero no veo, oígo pero no escucho, toco pero no siento, percibo pero no comprendo ¿En este estado, como podríamos jamás comprender que la naturaleza es nuestra autentica e única identidad posible? ¿Como poder apreciar en estas condiciones las maravillas que acontecen en todo instante? El silencio del bosque en invierno. El ansioso despertar de la primavera. El verano ardiente con gusto a una dulce sandia. El vuelo en otoño de las aves migratorias. Sus gritos de libertad al compas del viento, sus formaciones constantemente en movimiento, volando intuyendo su destino y sin dejar huella alguna sobre su trayecto. Si, es muy humano cargar con todo tipo de condicionamientos. Es muy natural sufrir de todo tipo de expectativas auto impuestas. Pero más allá ¿querer imponerle nuestras represiones a otros? ¿Pretender que los otros abandonen sus sueños para nosotros imponerles los nuestros? No. La mentira no puede convertirse en verdad. Y es que la verdad, como la naturaleza, siempre a estado, está y estará, aquí, omnipresente.
Algunas veces pienso que como especie padecimos de la enfermedad de ir perdiendo la conexión con nuestro propio cuerpo. El cuerpo nuestro que también es el cuerpo de toda la naturaleza. Y es que oímos los lamentos de nuestro cuerpo pero no lo escuchamos. Vemos el deterioro que le causamos con nuestro comportamiento pero no lo paramos. Percibimos que hemos de cambiar de actitud pero no lo hacemos. Y es más: una y otra vez anteponemos al cuerpo el intelecto creando así una división ficticia entre lo que es y lo que podría ser, entre la personalidad y nuestra verdadera naturaleza. Y si todo esto fuese poco, se le suma que en nuestra confusión buscamos soluciones sin cuestionar el punto de partida. Pero, asumiendo que la verdad, como la naturaleza, ya desde siempre ha estado ahí omnipresente ¿no significa esforzarse por alcanzar toda forma de ideal crear mas confusión aun si fuese posible? Por otra parte, como cambia la visión cuando se acepta la unidad del cuerpo con el intelecto. Que simple se vuelven las cosas. Se abandonan las falsas pretensiones y la culpa como todas esas represiones auto impuestas que condicionan la propia vitalidad se diluyen. Se extinguen como también todos aquellos esfuerzos que están dirigidos a reprimir a otros. Incluso hasta el perdón se ve con otros ojos. Se detecta tanto la sutil separación que alberga el concepto como tambien su fuerza unificadora que acontece cuando se desmoronan las barreras internas. Todo vuelve de esta manera a su lugar de origen. Lo que queda así es solo la inmaculada realidad de este momento.
Propongo entonces que sea el propio cuerpo el punto de partida. Para volver a aprender a tomar solo lo que es necesario a travez de la comprensión profunda sobre el hecho de que todo en toda direccion está ínter relacionado. Para volver a la comprensión y el entendimiento que surge naturalmente cuando lo que pensamos está en sintonía tanto con lo que sentimos como con lo que decimos. Para que el verdadero orden de la naturaleza surja a travez de nosotros. ¿De que orden hablo? De aquel que honra la individualidad única del otro. De aquel que evidencia que el deterioro de la naturaleza significa el deterioro del cuerpo humano entero.
El cuerpo es la carne, los huesos, la piel, el aliento. Es el intelecto pero también es la historia, la multitud de seres en todas las direcciones, el ladrido de un perro por la noche, una semilla que finalmente florece en primavera, el calor del sol de verano o una brisa tibia de otoño. Es el silencio. Y digo todo esto ¿pero en realidad estoy diciendo algo nuevo? ¿no es más bien algo que llevamos todos en nosotros, algo intrínseco, algo dado de naturaleza? Solo es necesario re-aprender a ver cuándo miramos, a escuchar cuando oímos, a sentir cuando tocamos y a comprender cuando percibimos. Si, es muy humano cargar con todo tipo de condicionamientos, es muy natural sufrir de todo tipo de expectativas auto impuestas. Pero más allá ¿si sabemos que todo puede ser diferente podemos seguir engañándonos a nosotros mismos o incluso queriendo imponerle nuestras represiones a otros? Y es que cuando digo a „otros“ me refiero a nosotros y a toda la naturaleza. La naturaleza que somos nosotros y que es la naturaleza de ahora como la del pasado como también la de las generaciones futuras. Y es que ese es el significado real cuando se dice el cuerpo entero es la naturaleza.