OTOÑO

A pesar del frío,
Un calido otoño,
Al atardecer.

Como las olas del océano que de un momento a otro se elevan sobre la superficie del agua para volver en el próximo instante a ser uno con el mar, así son las enseñanzas que Shakyamuni nos dejó. Son como la primavera que vuelve una y otra vez. La fresca e impaciente primavera. Esta estación del año que con su frescura cada vez que llega me hace avergonzarme de mi mismo por mi falta de Fe. Ya me había resignado a tener que vivir para siempre en la oscuridad. Ya me había rendido a ser la sombra que siempre e temido ser, cuando de repente reaparece ella y me revuelca nuevamente hasta las entrañas de mi ser con su aire fresco de transformación. Cuando ya había perdido toda esperanza y toda fuerza llega ella, la primavera, y con su brisa hace que todo en mi y a mi alrededor vuelva a rejuvenecer. O como el otoño. Aquel cansado árbol lleno de frutas que ya a perdido su sonrisa juvenil pero que en vez ha ganado algo igual de valioso a cambio. El otoño que con su noble madurez hace calido hasta el más frío atardecer.

Todo cambia constantemente, si, y que bueno que sea así. Si no existiese el cambio continuo la esperanza se congelaría y con ella se extinguiría la belleza, el sentido, el gusto, la visión y el olor se quedarían consumidos en una sola ilusión, no habría progreso, no existiría evolución. Nada existe independientemente, todo esta conectado con lo demás. Algo que vale tanto para la más efímera gota como para el mar en su totalidad. La gota es parte de la ola, la ola es parte del mar, el mar parte del planeta, el planeta es parte del sistema solar. Verdades tan obvias y claras como el cielo azul pero que en la vida en sociedad, cuando se trata de ganar o perder las ignoramos con tanta facilidad. Alguien da una orden, otro aprieta un botón y se suelta la madre de todas las bombas que existen y todo esto en realidad solo para aniquilar la ansiedad que llevamos en nuestro propio interior. Es ahí donde acontece la guerra de verdad. En la ignorancia, en la rabia, en la avidez. Y aun así hay algunos que dicen “ese no soy yo, son los otros, son los demás”. ¿De veras? De saberlo sabrías que el opuesto de la luz no es la oscuridad. Sabrías que el opuesto del feminismo no es la machismo, que el opuesto del liberalismo no es el socialismo, como también sabrías porque la palabra no es el opuesto del silencio. Y es que los opuestos en realidad expresan solo una cosa y eso es la dualidad ¿y quien puede decir que está libre del dualismo si ya toda palabra implica una interpretación? Es aquí donde llegamos a los limites de la palabra, a la superficialidad de la comunicación pues la pregunta que aparece es como llegar a lo profundo, como lograr ser íntegros en el verdadero sentido de la palabra, si en realidad toda palabra implica una interpretación? Dada esta pregunta ¿aun sigues convencido que el conflicto está ahí afuera y el enemigo real en el exterior? Me pregunto por que algunas veces nos lleva toda una vida sin que lo podamos ver. La respuesta que encuentro es que limitamos la razón a la racionalidad. Pensamos la razón como aquello que se puede explicar a través de la lógica racional. Pensamos la lógica opuesta a la empatía, opuesta a la intuición. Hasta que punto nos a traído está comprensión de la razón es lo que podemos ver hoy en los acontecimientos sociales de la actualidad. Un desbalance al borde del abismo debido a que no hemos aprendido a ir más allá de la superficialidad.

No, no es culpa de la educación. No es culpa de la educación como no es culpa de nadie. Pues no es una cuestión de culpa. La culpa está demás ante el eterno flujo da ley de causa y condición. Solo se trata de comprender que ha llegado la hora de integrar todos los aspectos de nuestro ser también en la educación. De hacerlo veríamos con claridad las limitaciones de todo “Ismo” y no les antepondríamos al relacionarnos con nuestro alrededor. El machismo no es el opuesto del feminismo, el machismo se opone a todo sentido de la razón. El feminismo si es excluyente y se utiliza para separar se vuelve machista o con otras palabras patriarcal. El liberalismo si no es solidario no es más que un mero sistema de justificación de la opresión. El socialismo si a pesar de toda buena intención no garantiza la libertad del individuo jamás será una alternativa mejor. La palabra si no está en sintonía con el sentimiento y el pensar siempre creara división. ¿Y el silencio? Si en el silencio no hay aceptación de lo que ocurre en nuestro interior, jamás generara paz pues seguirá siendo el silencio fruto del temor.

En el budismo se dice que las verdades más altas son aquellas que jamás cambian. Como la verdad que recuerda que todo cambia constantemente. Quizás sea este el secreto porque las enseñanzas de Shakyamuni siguen conservando su actualidad. Llegan como la primavera, maduran como el verano, se cosechan el choclo en otoño y padecen en invierno para volver a resurgir nuevamente en primavera. Toda estación tiene su sabiduría propia sin un antes ni un después y aun así esta relacionada con lo que ha sucedido antes y lo que sucederá después. En el invierno existe el otoño como existe el verano y como existe la primavera también. Todo está relacionado con todo en toda dirección, sea de tiempo o de lugar. Esta también es una de las verdades mas altas que hay. De otra forma ¿como podría el otoño tener esa cualidad tan extraordinaria que le caracteriza de poder hacer calido hasta el más frío atardecer?

Marcar el Enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *