Déjame que hable también con tu silencio
Claro como la lámpara, simple como un anillo
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo – Pablo Neruda
Las metáforas en el mundo de las palabras representan la unión de lo material con lo invisible, de lo lógico con lo espiritual. Pero aunque las metáforas expresen unión los maestros del Dharma enseñan dando un paso más allá. ¿Pero donde se encuentra este más allá? ¿Cómo ir más allá de las palabras empleando palabras?
La misma expresión “mas allá” así como la empleamos en este contexto expone este problema de dualidad de las palabras: “más allá” puede ser comprendido como una expresión en el sentido de profundizar, o en el sentido de inspiración, o hasta en el sentido de otra dimensión de consciencia. Pero en el budismo la vida no trascurre de manera lineal desde un principio hasta un final y no existe otra cosa que no sea este instante. Así este „mas allá“ solo puede ser comprendido como un paso mas en dirección hacia la realización de nuestra existencia en este mismo instante. O con otras palabras este “mas allá” es como la experiencia que hace alguien que se sumerge en el océano y se da cuenta que lo único que existe es el océano. Nos hacemos uno con las aguas frías y saladas del océano y entonces lo único que existe es el océano. En este sentido “más allá” solo puede significar vivir plenamente el hecho de ser uno con el océano. Y vivir plenamente significaría por lo tanto sumergirse y actuar de acuerdo a lo que cada instante requiere. La pregunta que podríamos ponernos al llegar a este punto seria: ¿si la acción en este instante es todo lo que somos, de donde saber que esta bien y que esta mal?
El maestro Dogen habla de la confianza en la ley de causa y efecto. Y es que si observamos bien ¿cuántos de nosotros pueden decir que confían completamente en la ley de causa y efecto? ¿cuántos de nosotros no exigen y requieren reglas para seguir la Vía? Pero la única manera de realizar la Vía es realizando la unión en el aquí y ahora. Esta unión es lo que en este momento nos indica que debemos hacer y de que debemos desistir sin tener que apelar a la reflexión. Es así como la confianza se vuelve certeza.
En el capitulo Hotsu bodaishin – el despertar del espiritu Bodhi – el maestro Dogen dice:
Aquellos que no conocen el Buda Dharma y que no creen en el Buda Dharma, no creen en el principio de la instanstaneadad de la aparición y del desvanecimiento de las cosas. Quien cree en la cámara del tesoro del Tathagata del verdadero ojo del Dharma y cree en el maravilloso espíritu del Nirvana, cree también en el principio de la instantaneidad de la aparición y del desvanecimiento de todas las cosas. Ahora, que nos encontramos con las enseñanzas del Tathagata, sentimos que comprendemos claramente pero solo podemos percibir un tiempo corto de un tatksana (ciento veinte instantes) o tal vez mas largo, y así confiamos solo que esta enseñanza sea verdad. Nuestra incapacidad para clarificar todos los Dharmas que enseñó el Venerado por todo el mundo, es lo mismo que nuestra incapacidad de conocer la duracíon de un instante. Por eso los discípulos de Buda jamás deberian ser presumidos.
Con estas palabras el maestro Dogen acentúa que confiar en la ley de causa y efecto no es una elección. Cuando actuamos mal no se puede volver al pasado para corregir lo que hemos hecho aunque lo lamentemos y también nuestros sueños de futuro no pueden ser vividos hasta que no se hagan presente. Todo en este mundo aparece solo en este momento y padece inmediatamente en el siguiente. Darse cuenta de este hecho es estar sumergido en el océano y darse cuenta que lo único que existe es el océano. Y si verdaderamente tenemos la certeza de que todo lo que existe es el océano comprendemos verdaderamente las palabras del maestro Dogen cuando dice que decir que el Buda Dharma no existe es como estar en mitad del océano y decir que no hay agua en el océano.