La flor abierta,
El aguacil se posa.
La flor cerrada.
Me preguntan porque no han tenido éxito. Me preguntan porque no han logrado encuadrar el silencio. Y es que simplemente no comprenden que el silencio no es algo que pueda ser enmarcado. No comprenden que el silencio no es solo la palabra aun no dicha, que no es un veredicto aun no pronunciado. No comprenden que el silencio no es la ausencia de sonido sino que las nubes que danzan sobre el cielo bajo la luz de la luna de medianoche. Creo que la ignorancia en nosotros es tan persistente como el cambio continuo. De lo contrario comprenderíamos sin esfuerzo alguno que no es posible enmarcar el silencio por qué el silencio es un zorro que constantemente esta mirado de reojo y que caba mil cuevas para engañar a sus verdugos. El silencio es una pelota inmóvil en una esquina. Una tasa de café compartida con un amigo. Es un insecto que se posa sobre una flor cualquiera. Es la llama de una vela viva y ardiente en medio de una oscuridad profunda. Es el sol de mediodía que entra por la ventana. O incluso una palabra dicha en el momento oportuno.
Y así como el silencio también el sonido. El sonido por mas que se quiera no puede ser ambientado del todo. Por mas que lo intenten, por mas que lo vigilen, por más que le controlen o le maltraten. Por más insistente que sea el intento o por más inteligentes que sean sus maquinas y sus instrumentos. Y es que el sonido es el hermano del silencio y como tal también el es tan perseverante como la verdad misma. Cambia constantemente de color y de sentido. Es una vez una cumbre y otra vez el valle. Es el mar que se convierte en una sola ola y que después de desplomarse se retira. Simplemente es un misterio malentendido. Es un ruido que viene, que entra por el oido, que se va y que desaparece sin dejar huellas pero que aun así sigue presente.
Y como el sonido y el silencio, tan perseverante también es la democracia. A pesar de todo totalitarismo, a pesar de toda estrategia neo liberalista, a pesar de los nacionalismos, los populismos y el racismo. La democracia a pesar de todos estos animos de la humanidad sigue prosperando. Que lo digan las próximas generaciones. Que lo digan los laboratorios sociales. Ahí donde ahora ya se están estudiando la viabilidad de una sociedad mas justa para todas y todos, la economia circular, la innovación sustentable, el transporte publico gratuito, la renta básica para todos, que solo algunos entre muchos ejemplos. No, tampoco la democracia puede ser encuadrada y por lo tanto tampoco está en peligro. No lo está como tampoco lo está el multiculturalismo y es que si miramos a fondo ¿no será la identidad quizás el fruto de una construcción ficticia? ¿No será solo el reflejo de una mente que rechaza y se apega constantemente? ¿No será entonces que aquello que llamamos el don de la abstracción esté sumamente sobrevalorado?. La buena noticia es así de todo esto no solo que no hayan tenido éxito sino que al parecer nuestros sueños, nuestros gustos, nuestras preferencias y nuestro caprichos también están y estarán por siempre a salvo.
Y al igual que la democracia, el sonido y el silencio también la naturaleza es perseverante. La migración de personas que observamos en el mundo la sentimos como un peligro aunque refleje nuestra mas profunda naturaleza. Podemos comprobarlo incluso hasta en las partículas que son tan pequeñas que son indivisibles. Los átomos de los diferentes elementos tienden a la estabilidad y a unirse a otros átomos pero aun así están migrando constantemente. Si no existiese este movimiento no existiría la diversidad de los elementos. No, la naturaleza tampoco puede ser formateada. Intentar de encuadrarla es como decir solo „nosotros“ y omitir que „nosotros“ sin el „yo“ no existe. Lo que puede ser ignorancia pero también el fruto de un discurso autoritario. Decir „yo“ sin pensar en „nosotros“ es algo egoísta, eso está claro. Pero decir „nosotros“ sin considerar que a la vez estoy pensando desde el „yo“ también es una omisión a la realidad en la que vivimos. Por eso no es de sorprender que no hayan tenido éxito con su intento de enmarcar el silencio, el sonido, la democracia y la naturaleza. Es mas, ahora me doy cuenta que incluso no hace falta ni callarlo. Que no hace falta ni siquiera decirlo. Y menos aun hace falta elegirlo. Simplemente es evidente que el verano lleva en si también el invierno la primavera y el otoño. Es incuestionable que la noche no seria la noche si no fuese oscura. Es indudable que el mar es el mar no solo por el viento, las olas y la playa sino que también porque está lleno de agua.