Las nubes, el sol.
Todo es reflejado.
Las olas del mar.
Para comenzar este post podría escribir que el silencio es como el mar. Unas veces profundo y oscuro, otras veces paciente amplio y generoso. Abrazando todo cuanto en el se sumerge y dejando al amparo del viento todo lo que tiene otro destino. Podría decir que el silencio es incondicional como el amor de veras. Como la amistad que no requiere lecciones, que no precisa de testimonios que le avalen, ni de fronteras que le protejan porque siempre ha estado y estará omnipresente. Podría ir incluso más allá y decir que el silencio es aquello que todo lo transciende, que todo lo penetra, desde la mas diminuta flor silvestre hasta los planetas y todo el universo, incluso hasta el tiempo. Aun así, aunque escribiese todo esto, el punto de partida, mi posición, sería siempre aquí y este momento.
Podría comenzar este post también aclamando que es tiempo que nos demos cuenta. Que como especie precisamos despertar de nuestros espejismos, de creernos superiores, de no cuestionar el rumbo del desarrollo, de pensar que las utopías sirven para más que para seguir caminando. Podría decir que tanto lo que nos gusta como aquello que nos desagrada está evidenciando constantemente las limitaciones de la conciencia. Que no se trata de ser más perfectos ni más inteligentes si no que en realidad solo de ser un poco más íntegros como humanos. Podría decir que la fuerza de la nueva ola del autoritarismo radica en la debilidad de las redes sociales que están infiltradas. Por los intereses, por el oprimido que a la primera oportunidad aprovecha para convertirse el mismo en el que oprime, por la ignorancia, por los mismos de siempre. Aun así, aunque escribiese todo esto, el punto de partida, mi posición, sería aquí y este momento.
Podría comenzar entonces de diferentes maneras este post. Tomando en cuenta que estos días en muchas partes del mundo se está celebrando el Rohatsu Sesshin, podría dar explicaciones sobre el significado de la joyas budistas. Sobre Buda, sobre el Dharma, sobre la comunidad budista, la Sangha. Podría explicar que la Sangha no es una institución centralista como hasta ahora se han comprendido las entidades en el mundo de occidente. Que en la Sangha budista una persona si habla pretendiendo representar a las otras, aun así lo hace siempre en primer lugar desde su propia perspectiva. Podría comenzar de todas estas formas este post, pero aun así, el punto de partida, mi posición, siempre sería aquí y este momento.
Aquí y ahora, desde mi posición en este mismo momento, pienso que hoy mas que nunca es importante estudiar, comprender y poner en practica la verdadera envergadura del silencio. Para ser más claro aun: callarse cuando hay que callar es poner en practica el silencio. Pero callarse cuando hay que hablar es en primer lugar miedo y refuerza la ignorancia. Hablar cuando hay que hablar es una necesidad. Pero hablar cuando hay que callar no es necesario. Siendo así querid@s lector@s les informo que en abril estaré en Chile por el motivo de un sesshin. Pero esta es música de futuro, celebremos mientras tanto el nacimiento de Buda Shakyamuni el 8 de diciembre, como la navidad y el año nuevo que se aproxima si quieren, pues el silencio, el silencio todo lo abarca, todo lo respeta y todo lo comprende. El silencio es como el mar. El silencio es generoso.