REFUGIO ZEN

Sigue la gran flor,
A pesar del frio viento,
Omnipresente.

Hace más de 2500 años nacía en un jardín de Lumbini, hoy en el territorio de Nepal, Siddharta Gautama. El príncipe Siddharta, hijo del rey Suddhokana y de la reina Maya que mas tarde se convertiría en Buda, llegaba un 8 de abril al mundo junto con la llegada al hemisferio norte de la primavera. Llegaba acompañado por una lluvia de flores que hacían caer los seres celestiales y néctar con agua fría que hacia caer el dragón rey de los cielos. Lo hacían por que celebraban su anuncio que haría todo lo posible para liberar a todos los seres de toda confusión y sufrimiento. Por esta razón Hanamatsuri, el festival de las flores que se festeja hoy, suele estar acompañado por un pequeño Buda rodeado de flores cuales simbolizan la lluvia de flores que en el día de su nacimiento cayó. La figura suele apuntar con un dedo para arriba y otro para abajo, recordándonos que todo entre la tierra y el cielo, absolutamente todos los seres y todo lo que existe tiene la naturaleza de Buda.

Debo confesar que el gesto de esta figura contiene para mi un mensaje absoluto. ¿Será? ¿Será que un simple gesto puede ya desvelar el fin de todo sufrimiento? ¿Sera que estamos demasiado atrapados en la confusión, en la división y en las contradicciones del mundo cotidiano que no podemos verlo? Tan simple y tan serena, la figura sigue apuntando con un dedo para arriba y otro para abajo invitándonos incesantemente a abandonar el pensamiento que discrimina. Sin distinguir entre arriba y abajo, entre mejor y peor, entre antes y despúes, entre afuera y adentro, entre hombre o mujer, entre la vida y la muerte, invocando de esta manera una y otra vez el estado de la mente que sobre ningún objeto se posa. Aun así algunas veces dudo. Dudo como suelo dudar de todo ismo. Dudo del simbolismo de una simple figura como dudo de todo concepto y pongo el gesto de este pequeño Buda a prueba. Me pregunto de que sirve este mensaje ante el mundo de desigualdad en el que vivimos. Ante la instrumentalizacion de la justicia. Ante la constante invasión del estado democrático por parte de las creencias. A travez de la corrupción, a travez de los privilegios. Ante la violencia estructural que se impone ya a travez de la educación de hoy en dia. ¿No significa retirarse en un refugio neutral y seguro no solo pasividad sino que incluso una ayuda activa para que la injusticia progrese?. Me pregunto si no hay alternativa a la lucha y el conflicto. ¿O será que el conflicto nunca acaba porque el conflicto en realidad lo llevamos en nosotros mismos? Conflictos como la avidez, la rabia y la ignorancia que suelen expresarse a travez de la ansiedad, el miedo a lo desconocido o el sentirnos divididos. A lo más tardar al llegar aquí, reviso mi comprensión sobre lo que podría ser la naturaleza de Buda, no será que nuevamente y sin quererlo me este aferrando a un concepto sobre una realidad fija. Me questiono ¿en una religión del aquí y ahora, ante una realidad constantemente cambiante en la que todo esta relacionado con lo demás, más allá de cualquier concepto, en que se toma refugio cuando deponemos nuestra fé en la naturaleza de Buda? Claro está que debe ser algo relacionado a algo activo, en constante movimiento. La actividad relacionada al aquí, a esta realidad. La actividad que está más allá de cualquier dualidad. La realidad donde lo interior está en harmonía con lo externo. ¿No es este el lugar que todo entre la tierra y el cielo comprende y no es este incluso un lugar que da espacio para un refugio responsable? Un refugio donde lo que sentimos, pensamos y hacemos está en harmonía.

Dice la leyenda que después de que Siddharta proclamase al mundo que todo lo que existe entre la tierra y el cielo tiene la naturaleza de Buda prometió que haría todo lo posible para liberar a los seres del sufrimiento de samsara. Así en su infinita compasión el Buda nos heredó sus enseñanzas y la postura sobre la cual se basa nuestra práctica. La postura a travez de la cual podemos comprender el hecho que el refugio que encontramos en nuestra practica no es un estado de pasividad frente al mundo en el que vivimos. No es una practica para parar el Karma, lo que en si es una hazaña imposible, sino que una postura que tomamos en relación a la vida en este mundo. Y es que la naturaleza de Buda, aunque sea algo que este siempre presente es un proceso que se encuentra en constante movimiento.

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