RESPONSABILIDAD

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Muelle del lago
cuando oscurezca
¿a donde iras?

Visto desde este instante todos los fenómenos son diferentes aspectos de la realidad. Y porque todos los fenómenos son diferentes aspectos de la realidad el decir „el pasado ya no está, el futuro todavía no ha llegado, el único instante en el que vivimos es este instante“ tiene tanta validez como el afirmar que en este instante el pasado se actualiza y con cada paso que damos, con toda palabra y con toda acción vamos construyendo el porvenir.

Aun así es también verdad que casi siempre pensamos el pasado y el futuro como lapsos de tiempo separados a este instante. Tal vez porque hacemos del tiempo una proyección mental o un concepto y este nos tapa la visibilidad en cuanto a lo que este instante es, lo que a la vez nos impide implicarnos de verdad en la realidad.

Entonces tal vez sea nuestra percepción sobre el tiempo lo que nos hace decirnos „ya vendrán tiempos mejores“. Tal vez sea la volatilidad del pensamiento humano lo que nos hace separar este instante tal y como es de un momento que supuestamente será mejor. Si esto fuese así ¿a quien le sorprende entonces el hecho que tarde o temprano nos encontramos con la decepción? Aquel sentimiento que surge cuando nuestras esperanzas no se ven cumplidas, o cuando todo lo que creíamos que eran nuestros meritos se desvanecen porque nos damos cuenta que hemos estado soñando un castillo de nubes y por lo tanto irreal. De un instante al otro nos sentimos como si nos caímos de nuestro sueño para aterrizar en un barco sin rumbo dentro del océano de la realidad.

Pues tarde o temprano en nuestra práctica llega el momento en el cual nos damos cuenta que los así llamados “mejores tiempos” jamás llegaran. Una situación algunas veces algo brusca que provoca que algunos paren. Otros continuaran. Dos expresiones diferentes del mismo movimiento ya que tarde o temprano de todos modos despertaremos al hecho que todo lo que existe en este instante y lugar es solo este momento, y aquí y en este momento no existe un peor o un mejor. Así, a pesar de toda la decepción que podemos sentir porque vemos que nuestros sueños estaban construidos sobre una ilusión, tarde o temprano llega también el momento en el que nos damos cuenta que no hay nadie a quien culpar. Pues despertamos al hecho de que el engaño comienza en nosotros mismos cuando nos distanciamos de la realidad y nos perdemos en los recuerdos o en la ilusión sobre un futuro mejor.

Aun así, muchas veces incluso siendo conscientes de que el engaño comienza en nosotros mismo y sabiendo que el Aquí y Ahora no es un lugar en el cual el pensamiento se pueda posar, no podemos evitar que un sentimiento de injusticia se apodere de nosotros. Un sentimiento de injusticia algo injusto tal vez pues bien sabemos que la verdadera pureza esta mas allá de lo puro o lo impuro. Pero como sea el sentimiento de decepción está ahí y nos recuerda constantemente todos los esfuerzos que hemos hecho, todo lo que hemos luchado por aquello en lo que hemos creído pero que jamás se llegó a cumplir.

Un puerto en el cual todos nosotros algún día nos toca amarrar. Pues siempre que pensemos que nos merecemos algo mejor tendremos que pasar algún día por el puerto de la decepción ya que esto es lo que sucede cuando pensamos y sentimos que en realidad merecemos algo mejor. Y nos quedamos ahí hasta que comprendemos y aceptemos el hecho que así como nuestras propias ilusiones nos han traído hasta aquí, solo depende de nosotros salir. Pues nos quedamos en este puerto hasta que nos damos cuenta que si llegamos a la conclusión que merecemos algo mejor es porque estamos menospreciando este instante ya que nuestras esperanzas estarán siempre enfocadas en un momento supuestamente mejor. De esta manera llegamos una vez más a la conclusión que no hay alternativa a la responsabilidad. ¿Pero que es la responsabilidad en el Zen? Posiblemente aquella acción que nace de la unidad entre lo observado y el observador y que nos hace entregarnos con todo nuestro ser a este instante. Una responsabilidad que nos hace dejar la decepción de manera natural atrás ya que no deja espacio para pensamientos como “todo ya se andará” o “ya vendrán tiempos mejores”.

Así llegamos a la conclusión que la responsabilidad en el Zen comienza por nosotros mismos ya que si pensamos aunque sea solo un instante que existe un instante mejor, esto ante todo nos esta impidiendo que desarrollemos todo nuestro potencial. Pues impide que nuestros objetivos se cumplan, es lo que nos crea tantas trabas para que nuestros sueños se hagan realidad, es lo que nos impide ser quienes somos de verdad y por lo tanto también aquello que nos separa de los demás.

Visto desde este instante, el momento para dejar el puerto de la decepción atrás llega solo cuando comprendemos de verdad la responsabilidad que conlleva la vida enfocada en este instante. Una experiencia que no da margen ni a la especulación, ni a la inteligencia, ni a la diplomacia ni a cualquier otro atributo más. Ni por más años que hayamos estado alimentando nuestra ilusión. Pues solo cuando comprendemos de verdad que es aquello a lo cual aquí le llamamos responsabilidad llega el momento en el cual la fruta madura cae del árbol sin un antes ni un después. Un momento en el cual la esperanza se convierte en certeza y nosotros profundamente sabemos que ha llegado el momento de dejar la decepción atrás y alzar las velas de nuestro barco para navegar libremente sobre las aguas de la realidad.

Nota: queridos lector@s, por el caso de cualquier duda, comentario o pregunta, hemos vuelto a activar la sección de comentarios. Gassho.

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