En el tiempo,
Una barca segura.
Esta sonrisa.
Séptimo: ejercitarse en la sabiduría. (La sabiduría surge del escuchar, la reflexión, la práctica y la experiencia de la realización).
El Buda dijo (1): Vosotros monjes, si poseéis sabiduría, os encontráis libres de la codicia y del apego. Al mirar constantemente hacia el interior y al estudiaros a vosotros mismos, impedís perder la sabiduría. Entonces seguramente que encontrareis en mis enseñanzas la liberación. Quien no actúa de esta manera a ese no se le puede llamar ni una persona de la vía (un monje) ni tampoco un vestido de blanco (un practicante laico) y no hay ningún nombre adecuado que se le pudiese dar. La verdadera sabiduría es una barca firme, que traspasa el océano del envejecimiento de la enfermedad y de la muerte y una luz clara en la oscuridad de la ignorancia. Ella es una buena medicina para los enfermos y un hacha afilado que corta el árbol de la ilusión. Por esta razón vosotros monjes deberíais incrementar vuestros meritos escuchando la sabiduría, reflexionando sobre ella y practicándola. Quien posee la luz de la sabiduría, es una persona de mirada clara aunque tenga solo ojos físicos. A esto se le llama sabiduría.
Cuando se ejercita el equilibrio como lo hacemos a través de la postura de Zazen de manera natural comienza a aparecer la sabiduría. De por si sola comienza a aparecer la intuición. Aquella convicción que nace del equilibrio y que nos guía a través del océano del tiempo dándonos a entender que toda forma de sufrimiento representa un desbalance emocional. Aquel sentimiento que nace desde el interior y que nos susurra que en realidad el balance es el telón de fondo tanto en nuestro interior como en nuestro exterior. Esto porque todo en nuestro interior tiene su correspondencia exterior, porque la forma es el vacío y el vacío la forma. Con otras palabras la sabiduría es la más profunda enseñanza del budismo Zen. La enseñanza que permite transcender cualquier ilusión. La luz que permite ver todo en su contexto natural, libre de fragmentación. Que descolonializa el pensamiento otorgándole a conceptos ya conocidos un sentido que antes no podíamos ver o abriendo la posibilidad de experimentar lo nuevo dentro de su propio marco conceptual. Lo que no siempre es posible si observamos la recepción de las enseñanzas del budismo Zen cuando chocan con el contexto cristiano occidental en el que vivimos. La ilegitimidad como religión por no afirmar la existencia de un ser superior, la afirmación que la meta de la práctica budista consiste en alcanzar más serenidad o la creencia que nuestra practica consiste en llegar a ver lo bello o lo agradable en lo que no lo es son solo algunas de las confusiones que resultan de este encuentro cultural.
Confusiones que se aclaran volviendo una y otra vez al equilibrio. El equilibrio de lo interior y lo exterior. La harmonía del cuerpo y la mente que nos permite recordar que si existe un choque cultural es solo porque todo lo interpretamos desde nuestro propio punto de vista mirando hacia el exterior. El reflejo de la conciencia fruto de los cinco agregados y que nos hace percibir la realidad de una manera condicionada. Un estado de la mente que no es ni buena ni mala, solo que no se encuentra en equilibrio con todo a nuestro alrededor y que por lo tanto no puede ser sabia en el sentido de tener la capacidad de conducir más allá del sufrimiento que conlleva consigo la ilusión. Ósea que en realidad es la búsqueda del equilibrio la actividad que guía nuestra práctica del Zen.
Y del que a la vez nace la sabiduría. La acción justa que surge del ver las cosas como son. Que le devuelve al pensamiento su libertad liberándolo de la opinión heredada o de la experiencia hecha ayer. Que descolonializa el pensamiento dándole un nuevo sentido incluso al amor. Aquella emoción que Pablo Neruda tan singularmente sabe expresar:
Tu risa (2)
Quítame el pan, si quieres,
Quítame el aire, pero
No me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube el cielo buscándome
y abre para mi todas
las puertas de la vida.
….
Versos que a nuestro parecer permiten enfocar el amor desde una perspectiva diferente. Que nos ofrecen la posibilidad de interpretar la risa por el equilibrio y que así abren las puertas para una nueva interpretación.
Pues si la risa implicase equilibrio, la lucha dura que describe el poeta seria el desequilibrio que vemos en el exterior. Los ojos cansados de ver como fomentamos nuestro propio sufrimiento dentro de la ilusión. Esa eterna riña contra todos esos problemas que provocan en nosotros un sentimiento de impotencia al no poderlas resolver. La pobreza. La discriminación. El derecho a libre expresión. El problema medio ambiental. Lo que sentimos cuando observamos que los medios de comunicación ya casi han abandonado por completo el rol informativo y educativo que solían tener debilitando lo publico al no proteger el derecho a libre expresión y dejando al desamparo del consumo a los que no tienen acceso a libros, bibliotecas o educación. El agotamiento que se siente al ver como a los niños se les sigue enseñando a discriminar. Sea por razones sociales, de genero, raciales o sea por creencia o religión. El cansancio que se siente al comprender que la mas alta expresión de sabiduría que podemos ofrecer es: “la confianza es buena pero el control es mejor”. El cansancio que se ve cuando por mas que intentemos de verle la cara positiva a algo una y otra vez llegamos a la conclusión que simplemente no hay nada positivo que podamos ver. Algo que nos da a entender que cuando el desequilibrio esta presente en el exterior también lo esta en nuestro interior. Que así nos hace reflexionar. Que nos hace corregir. Que nos hace volver al equilibrio una vez más. Que nos hace volver a la risa. Ahí donde vemos todo nuevamente sin separación. Donde todo encuentro es una nueva oportunidad para conocer algo nuevo o redescubrir el propio contexto cultural. El lugar dentro de nosotros donde todas las puertas de la vida se vuelven a abrir.
(1) Eihei Dogen, Shobogenzo Hachi dainingaku
(2) Pablo Neruda, Los versos del Capitán, Tu risa.
Que lindo!!