SHOJIN – LA ENERGÍA

Si abandonamos y olvidamos el cuerpo y el espíritu,
podremos penetrar en la casa del Buda.
La acción surgirá del cuepo del Buda
y solo tendremos que dejarnos guiar por ella – Dogen Kigen

Shojin como uno de los seis paramitas tiene muchos significados: es la energía, la entrega al camino, es la fuerza de hacer lo que hay que hacer y de desistir de hacer lo que no hay que hacer. La fuerza de seguir una línea recta. La energía, en el budismo es una energía de unidad.
Esta energía no especula con el miedo porque la energía del Bodhisattva es una energía de felicidad que no provoca reveses irrevocables del Karma.

Sho significa traducido: puro, sutil.
Jin significa: avanzar, hacer progresos

Shojin es la energía que recibimos cuando practicamos la generosidad. Es la fuerza que nos lleva sobre el comino correcto y es necesaria para seguir. Cuando uno se entrega a la práctica uno recibe la fuerza de seguir en dirección hacia lo que es puro. Si los maestros del pasado no hubiesen tenido esta energía hoy en día no existiría el Zen.
Shojin no significa trabajar duramente porque pensamos que debemos hacer algo sino que al comprender la impermanencia de todos lo fenómenos nos abrimos completamente hacia el patrón creativo de la vida. Nuestra vida es abierta gracias a la generosidad, se activa gracias a la disciplina, se fortalece gracias a la paciencia y llega a un estado de felicidad.

Esta energía es la que hace que ninguna situación se vea como una estagnación o como no interesante, porque la visión del Bodhisattva esta libre de prejuicios y muestra en todo un vivo interés. El Bodhisattva nunca juzga nada, lo que no significa que esta completamente vacío o que se encuentra en un estado de conciencia más elevado, sino que simplemente reconoce los valores, conceptos y categorías como lo que son y deja de esta manera la creación de categorías detrás suyo. Este traspaso de las categorías significa una ampliación de nuestra percepción de la realidad y nos deja comprender profundamente que eran solo los esquemas de nuestra mente dualista lo que nos impedía dar un paso adelante y comprendemos que en el océano del nada no es ni nuestra familia, ni nuestros amigos ni la sangha lo que nos puede salvar – si no que solo nosotros podemos salvarnos a nosotros mismos y comenzamos a participar en la vida en armonía con las cosas tal y como son. El Bodhisattva no busca más sino que simplemente vive.

Cuando toma los votos, el Bodhisattva promete no alcanzar el Nirvana antes que todos los otros seres hayan alcanzado el Despertar o la budeidad y lo que nos da esta energía increíble es justamente el hecho de haber renunciado a la budeidad porque tenemos de esta manera la posibilidad de vivir de manera real y sin el neurotismo de la prisa de tener que alcanzar algo.

Así, aunque el Bodhisattva haya hecho la promesa de no perseguir el Despertar, vive su vida con toda la intensidad posible y antes de haberse dado cuenta puede llegar a encontrarse con la iluminación. Entonces es cuando la compasión y la sabiduría despiertan en el y refuerzan su energía con la fuerza de la convicción. Cuando no nos cansamos de una situación y no perdemos el ánimo es porque tenemos energía. La energía que nos ayuda a vivir la vida de manera completamente abierta y despierta.

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