VEINTIDÓS

Yosoycharlie
El rostro ciego,
solo otra cara es.
Del rostro claro.

Cuando el maestro Fuke (1) del distrito Chin entraba en una ciudad solía tocar una campana y decir:

– Cuando aparece el espíritu claro, lo dejo ser claro.

Cuando llega un espíritu ciego, lo dejo ser ciego.

Cuando el viento llega de todas las direcciones,
Desde cuatro u ocho direcciones,

Lo dejo ser un remolino.
Y si llega a aparecer el espacio,

Le golpearé una y otra vez.

Un día el maestro Rinzai le ordenó a un monje atrapar al maestro Fuke y sin que le fuese posible moverse, preguntarle:

– ¿Y si no llega ni un espíritu claro ni uno ciego, que haces entonces?

El maestro Fuke se liberó del agarro del monje y le respondió:
– Mañana va haber una cena formal en el templo Dai-Hi.
Devuelta donde el maestro Rinzai, el monje le contó a su maestro lo sucedido. El maestro Rinzai dijo:


– Yo siempre he pensado que este no es un monje común.

¿Por qué no cuesta tanto comprender que nuestras ilusiones no son otra cosa que la misma verdad? Tal vez porque aun no hemos aprendido a convivir con la actividad mental. Tal vez porque queremos comprender. Tal vez porque queremos tener la razón. Y quien ya ha comprendido como funciona el proceso de construcción de la realidad en nosotros muy bien sabe que cualquier agitación altera aun más las olas de la actividad mental. El maestro Fuke dice:

Cuando aparece el espíritu claro, lo dejo ser claro. Cuando llega un espíritu ciego, lo dejo ser ciego.
Cuando el viento llega de todas las direcciones, desde cuatro u ocho direcciones,
lo dejo ser un remolino.
Y si llega a aparecer el espacio,
le golpearé una y otra vez.

Palabras que describen la actividad misma de Zazen. Aparezca el pensamiento que aparezca simplemente lo dejamos ser lo que es, un pensamiento. Ni glorificamos ningún pensamiento ni personificamos a otro con el mal. Simplemente los dejamos pasar y de esta manera desaparecen sin dejar huellas en nuestro interior. Hasta que nuevos pensamientos vuelven a aparecer y nuevamente les dejamos pasar.

El maestro Rinzai un día envió a un monje a capturar al maestro Fuke para ponerle a prueba y preguntarle: – ¿Y si no llega ni un espíritu claro ni uno ciego, que haces entonces? Y el maestro Fuke respondió: – Mañana va haber una cena formal en el templo Dai-Hi.
Una manera de responder ante la prueba a la que se le expone que en todas las direcciones alza el espejo de la verdad. Pues la respuesta del maestro Fuke puede ser interpretada de diferentes maneras. Puede ser que el maestro le estaba pidiendo al monje que le soltase porque tenia mucho que hacer y llegaría tarde a su compromiso. También puede ser que le estaba queriendo expresar que independiente al espíritu que aparezca su vida seguirá. Pero también puede ser que simplemente se estaba negando a entrar en cualquier tipo de especulación. Diferentes maneras de interpretar la respuesta del maestro que sobretodo, aquí y ahora nos anteponen a nosotros mismos el espejo de la verdad reflejando nuestra comprensión. Que nos demuestran que la verdad no es algo que se puede poseer ya que al igual que nuestra consciencia también cambia de instante a instante. Y diferentes maneras de interpretar una respuesta que sobretodo nos hacen cuestionarnos ¿cómo podría la verdad ir separada de la ilusión? Una pregunta que directamente, a través de nuestras ilusiones y contradicciones nos conduce hasta la conclusión que la verdad también tiene su propio cuerpo y que este se extiende y se encoje al mismo ritmo que nuestra propia respiración.
Conclusión que en nosotros mismos y ante los sucesos actuales despierta la seria duda si puede haber algo que justifique esa tendencia de utilizar aquello que nos distingue para crear identidad. Si esta bien movilizar a otros que todavía no han alcanzado cierto nivel de comprensión para indoctrinar aquello que nosotros llamamos la verdad. Una tendencia que si somos honestos frecuentemente tambien se puede observar en la espiritualidad y que en realidad no hace más que desprestigiar el verdadero valor de una religión.

En nuestro continente muy bien sabemos lo que significa tener que convivir con el miedo y la opresión. La violencia, la corrupción, las dictaduras nos han enseñado que hay cosas o situaciones en las que mejor es callar. Que hay situaciones en las que mejor es someterse soportando la injusticia y el temor. Hechos que por otra parte muy bien nos tiene grabado en la memoria la importancia de una prensa libre e independiente. Un bien muy precioso para todos ya que a pesar de todas la diferencias que existan entre nosotros, a pesar de todas la maneras que existen para enfocar la verdad, conserva el pluralismo y le da así voz a la diversidad. Un logro de la humanidad que requiere constante atención y protección ya que otorga un marco para que cada quien lo desee pueda explorar y vivir por si mismo su propia ilusión dentro de la verdad.
En este sentido, tal vez sea la hora para todo sistema espiritual o religioso de comprometerse con la no violencia y el marco que la razón y las leyes nos dan. Tal vez sea la hora de condenar explícitamente el uso de la violencia o de la intimidación como método para imponer una verdad. Por verídica que pensemos que es. Tal vez sea hora que las religiones alcancen un consenso común y lo divulguen al mundo: No hay causa que justifique dar la vida por ello. No hay nada que justifique el matar. Tal vez.

(1) Caso 22, Shigi Shobogenzo – Colección de 301 Koan, Eihei Dogen

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