Encuentra el estado silencioso e inmóvil de la mente y habita su interior – Dhammapada
Así como a nivel individual, también en nuestra vida social podemos descubrir que los valores que rigen en nuestra sociedad provienen de determinadas perspectivas. Perspectivas desde las cuales constantemente nacen nuevos conceptos e imágenes a partir de las cuales interpretamos la realidad, a través de las cuales juzgamos y actuamos. Perspectivas de determinados fragmentos de la realidad que encontramos reflejadas en todos los ámbitos de nuestra cultura, desde el arte hasta el mundo laboral, el mundo empresarial; un mundo que especialmente aquí en occidente solemos separar del mundo espiritual. ¿Pero puede verse nuestra práctica separada de algún aspecto de la vida cotidiana? Ósea que también en el mundo laboral practicamos todos los aspectos de la vía del Bodhisattva lo que hace de nuestra práctica algo concreto, algo real, lejos del romanticismo de una practica idealista que busca un objetivo, como lo ocurre cuando el objetivo se llama “liberación”. Siendo así practicamos en el mundo laboral otorgándole a este instante toda nuestra atención, procurando así no caer en la tentativa de la ilusión del progreso hacia una vida mejor.
En el mundo empresarial del que hablamos, desde hace décadas se viene observando que las perspectivas desde las cuales se enfoca el crecimiento en las empresas de oriente difieren un tanto en su métodos y su orientación a aquellas de occidente. Los conceptos de estrategia empresarial de occidente apostando por el crecimiento a través de la productividad, la adquisición y sobretodo a través de la innovación. Innovación significando creación de algo nuevo, lo que implica nuevas ideas o el invento de nuevos productos que consiguen la difusión en los respectivos mercados. Sin la adaptación constante a las exigencias cambiantes del mercado no hay crecimiento se dice. Mientras que en oriente y especialmente en Japón, las principales empresas desde siempre han venido apostando por los conceptos de mejora continua como filosofía de vida y de trabajo. Mejora continua significando el perfeccionamiento continuo de los productos existentes y de los procesos de fabricación. Un buen ejemplo en este sentido son conceptos como Kaizen (Kai = Cambio, Zen = para mejorar) que involucran tanto a ejecutivos como a los trabajadores en el proceso de mejora continua.
Hoy en día, en primer lugar como resultado del creciente proceso de globalización encontramos que estas perspectivas cada vez se acercan más creando muchas veces una síntesis de las estrategias empresariales de ambos mundos que consiste en la integración de la mejora continua en las empresas como base para la constante innovación. Tendencias que ofrecen nuevos campos a explorar y que tal vez abren el campo para nuevas perspectivas y oportunidades ¿Por qué no es cierto que son los operarios los primero responsables por el rendimiento empresarial? Tal vez, porque es de la atención del trabajador en la maquina de quien dependen en primer lugar los costos de calidad. ¿Y que si le prestamos más atención a la interdependencia que existe entre los procesos de fabricación, desde la materia prima hasta el producto final? Tal vez seria posible disminuir de esta manera substancialmente los costos de desarrollo llegando al mercado con productos que se acercan más tanto a las necesidades del consumidor como a los de las propias empresas. Llegando a este punto, frecuentemente se puede observar que hay empresas que toman como estrategia oponerse a este proceso de integración. Que argumentan que la síntesis de estrategias fomenta la competitividad y que hacen la competencia mas feroz ¿Pero ante las exigencias de un mercado cada vez mas global y la responsabilidad que tiene cada uno de nosotros en cuanto a su entorno social y medioambiental ¿que sucede si no separamos el crecimiento de la sustentabilidad social y ecológica? Tal vez lleguemos así a un estado donde la solución mas competitiva no implique exclusión, ni tampoco oponerse a la diversidad sino que adaptarse flexiblemente a las necesidades de nuestro mundo que esta en constante transformación.
De esta manera podemos observar que no solo que nuestra práctica se extiende a todas las actividades de nuestra vida sino que aunque sea una práctica individual tiene un sentido común. Tomamos la responsabilidad sobre nosotros mismos y a la vez por los demás aceptando en todo instante hasta que punto nosotros mismos o los demás quieran llegar. La base para esta práctica que parte de la responsabilidad individual nace del “pensar desde la profundidad del no pensar” como le llama el maestro Dogen.
Y de este “pensar desde la profundidad del no pensar” muchas veces llegamos a conclusiones que nos sorprenden a nosotros mismos. Como por ejemplo cuando nos damos cuenta que toda perspectiva de la realidad alberga en si la posibilidad de reconocer lo que la realidad verdaderamente es. O tal vez a que el no rechazo de lo que es diferente, no solo conduce al encuentro sino que alberga en si la posibilidad de aprender y de crecer. O cuando llegamos a la conclusión que las nuevas ideas, la mejora continua y la mejor estrategia empresarial no es algo que esta en el futuro sino que es algo que se puede realizar en todo instante, si nos damos cuenta que las ideas nuevas, solo se manifiestan como algo nuevo mirado desde el dualismo pero en realidad hasta el invento mas innovador y la idea más revolucionaria siempre han estado aquí. Tal vez era solo nuestra perspectiva condicionada de la realidad la que nos impedía verlo.
En nuestra práctica hay diferentes maneras de alcanzar el despertar. De acuerdo al Karma de cada uno pueden ser la fe, la perseverancia, la comprensión o incluso el estudio si acompañamos estos atributos con la practica continua de Zazen. Así todas estas vías son legitimas maneras para despertar al Dharma, despertar al hecho que lo que creemos que ocurre afuera de nosotros y lo que ocurre dentro de nosotros nos son mas que dos aspectos de una y la misma realidad. En el capitulo Zazenshin del Shobogenzo profundiza el maestro Dogen sobre el “pensar desde la profundidad de no pensar” de la siguiente manera (1):
Un día el gran maestro Yakusan Kodo estaba sentado (en Zazen) cuando un monje se le acerco para preguntarle: «¿qué pensáis, cuando estáis en el estado de completa inmovilidad?» El maestro respondió: «Pienso desde la profundidad del no pensar». El monje volvió a preguntar: «¿Como se puede pensar desde la profundidad del no-pensar?» El maestro dijo: “Está más allá del pensar”.
Para experimentar verdaderamente a lo que se refiere aquí el maestro, debéis experimentar e investigar por vosotros mismos el sentarse en la inmovilidad y este sentarse debe serós transmitido de autentica. De esta manera investigamos el sentarse en la inmovilidad, que ha sido transmitido en el budismo. Aunque el pensar en el sentarse en la inmovilidad tenga muchas facetas, habla Yakusan aquí solo de una de ellas que es el “pensar desde la profundidad del no pensar”. Sus palabras, son la piel, la carne, los huesos y la medula del no-pensamiento.
El monje le preguntó: «¿Cómo se puede pensar de la profundidad del no-pensar?» En realidad es este estado del no pensar muy antiguo ¿pero como podría ser pensado?
¿Cómo es posible que no se piense cuando se permanece en la inmovilidad? ¿y porque no comprenden (algunos) este verdadero alcance del no pensar? Si las personas de estos tiempos actuales y superficiales no fuesen tan limitadas, tal vez tuviesen la fuerza y la habilidad intelectual para cuestionarse sobre esta inmovilidad. El gran maestro respondió: “Está más allá del pensar”. La expresión “más allá del pensar” es brillante, porque si pensáis desde la profundidad del no pensar, de cualquier manera tendréis que aplicar aquello que esta más allá del pensamiento. Más allá del pensamiento hay algo (que no puede ser agarrado) y este algo me lleva y me cuida. Aunque yo sea también la inmovilidad, existe en este ámbito no solo el pensar, si no que es la inmovilidad lo que se manifiesta. ¿Cómo seria posible que esta piense sobre si misma? Justo porque esto es imposible, esta el ámbito de la inmovilidad más allá de todas las consideraciones intelectuales sobre Buda, el Dharma, el despertar y hasta sobre la comprensión misma.
(1) Shobogenzo Zazenshin – Traducción según version de Ritsunen Gabriele Linnebach y Gudo Wafu Nishijima