Suena sin parar,
El ruido de la ciudad.
Voz del silencio.
Como a la noche le sigue al día, como el grave invierno austral que sigue al maduro otoño cuando este ya no tiene nada más que dar, como el eterno flujo del agua que se adapta a toda forma con la que se suele encontrar, así también es el flujo de nuestra práctica de Zazen. Un constante fluir, un constante movimiento de una realidad en la que todo esta entrelazado entre si. El incesante flujo de la inmaculada realidad que no esta atada a ninguna creencia, a ninguna expectativa, a ningún lugar ni a ningún temor. Omnipresente, solo interrumpida por la distracción de nuestra propia mente que una y otra vez se pierde en su propia proyección. Aquellas imágenes producto de la actividad mental que a través del flujo cíclico de su actividad nos da a entender que sea esta la primera vez o sea que ya incluso hemos llegado a perder la noción del tiempo que llevamos en la práctica de zazen, el continuo volver de la proyección mental a la realidad, el volver una y otra vez a comenzar, siempre seguirá siendo la esencia de la práctica de Zen.
Esto simplemente por que somos humanos y porque el pensar humano tiene su manera especifica de funcionar. Porque la actividad de nuestra mente implica percibir la realidad, a partir de ahí interpretarla e implicarnos en ella de acuerdo a esta interpretación. Lo que no esta ni bien ni mal solo que, así como nos indica la práctica de Zazen, existe una gran diferencia entre las cosas así como las percibimos e interpretamos y la realidad tal como es. ¿A quien le extraña así que muchas veces por mas que nos empeñemos, la realidad defiera tanto de lo que solemos desear o planificar?. Y porque la realidad cambia constantemente, una y otra vez volvemos con la atención hacia el punto de partida, hacia la percepción. Hasta que el que percibe y lo percibido dejan de ser dos entidades separadas. Hasta que nos encontramos con el silencio del ruido. Con el ruido que es una expresión de la vida y con el silencio que tiene el don de llevarnos a través de cualquier proyección mental. Tanto a través de las proyecciones mas sutiles que se expresan con todo mas mínimo deseo, como también las proyecciones de batalla que se manifiestan cuando conscientemente buscamos manipular la realidad en determinada dirección. Algo que se puede observar con claridad cada vez que se utiliza lo que nos hace diferentes para justificar la identidad. Cuando los diferentes orígenes étnicos, de genero, la orientación sexual, la orientación política, el origen social, o la nacionalidad son utilizados para crear antagonismos que justifican la razón de ser pero que a la vez fomentan la división. Algo que no requiere ir muy lejos pues lo encontramos también en nuestra práctica del Zen. En antagonismos como el Zen monástico de los templos y el Zen laico de la ciudad. O como el Zen japonés o chino vs. el Zen occidental. Antagonismos que se desenmascaran como ficticios ya solo aclarando lo que representan las formas en la práctica del Zen. Pues las formas en nuestra práctica no son la meta sino que sobretodo una ayuda para transcender justamente aquello que nos separa. Lo que nos permite practicar juntos, al posibilitarnos ir más allá del apego o el rechazo otorgándonos así la posibilidad de trascender la dualidad. Algo que aclara que el único lugar donde el Zen verdadero acontece es donde se acaban las distinciones. Donde cesa la discriminación entre un Zen chino, japonés, occidental, monástico o laico o de cualquier otra categoría más. Que pone en evidencia el hecho que si se expone el Zen laico en contradicción con el Zen monástico es por que estamos transportando valores y con ellos la historia de otras tradiciones al budismo Zen.
Llegando hasta aquí, tal vez alguien concluya que las dificultades son justamente aquello que nos permite despertar a la realidad. Lo que nos permitirá dejar algún día la conciencia condicionada atrás. Lo que a través de la perseverancia nos conducirá a comprender algún día que solo a través del respeto las formas de cada sitio sin condición se hace posible comenzar a indagar sobre lo que es la forma, lo que es el vacío o lo que es la realidad de este instante de verdad. Y claro que si, sin duda alguna las dificultades en nuestra práctica nos ayudan a crecer, pero lo que cuestionamos ahora es si ante todos los sucesos de intolerancia religiosa y de discriminación de los cuales somos testigos en la actualidad podemos seguir dándonos el lujo de seguir aplazando el despertar para un momento mejor. Así nos cuestionamos ¿será el camino correcto seguir contaminando la realidad con el aire de la discordia incluso aun más? ¿No será esta manera de pensar mas bien fruto de esta mentalidad que dice “el fin justifica los medios” que tanto daño ya le ha provocado tanto a la naturaleza como a la humanidad? ¿No será tiempo de volver al equilibrio otra vez?, ¿No habrá llegado ya el momento de volver otra vez a la realidad?. Preguntas que en la búsqueda de respuestas nos revelan valiosas enseñanzas. Que nos dicen que no es la diversidad lo que crea separación sino que el justificar la propia identidad a costa de lo diferente. Que nos recuerdan que si la realidad se dejase aplazar para un instante mejor ya no seria la realidad y que sobretodo hacen madurar en nosotros la convicción de que este es el momento preciso de revelar y enseñar una de las mas preciosas enseñanzas del budismo Zen. La sabiduría que nos demuestra que toda forma de discriminación no es algo que pertenezca a nuestra naturaleza original sino que solo un condicionamiento en nuestra manera de pensar.
Nota: querid@s amig@s, para tod@s los que deseen participar a la jornada que se llevará a cabo el día 18 de Julio en Santiago, les informamos que ya es posible inscribirse. En esta jornada practicaremos la formas tal y como se practican tradicionalmente en la escuela Soto Zen. Ósea que comeremos con Oryoki (cuenco de tres piezas) tal como se explica aquí y llevaremos a cabo ceremonias y ritos. Dado que estas formas de adaptan a las condiciones especificas de los diferentes lugares de practica, habrá para los participantes a este Zazenkai una introducción a las formas el día anterior. Gassho.