¿Quien es el que está ante mi?
No lo se – Bodhidharma
En nuestra práctica, la relación que llevamos con nuestros hijos da una fiel imagen de nuestra propia comprensión sobre el Budismo. Aceptamos a los niños como alguien que no esta separado a nosotros por lo cual se podria decir que tratamos a los niños con los mismos derechos de un adulto y ademas de eso, tomando en cuenta todas sus necesidades, ayudándoles a superar sus dificultades donde podemos y respetando sus intereses donde lo requieren. De esta manera el niño desde muy pequeño ya tiene la posibilidad de mantener el contacto activo con su mundo interior sin que esto signifique una contradicción con la vida en comunidad donde hay que armonizarse con los demás.
¿Pero que sucede con la educación del adulto? o para ser mas concretos ¿cómo se enfoca en el Zen la educación de la persona adulta que ha decidido emprender la Vía del Buda? Por lo general en la práctica de la atención en todos los aspectos de nuestra práctica, pero sobretodo en la postura. Para explicar este punto, un ejemplo: cuando alguien se decide a practicar el Zen, de las primeras preguntas que se pone son: ¿Que es el Zen? ¿Qué es Zazen? Y en nuestra práctica de Shikantaza respondemos: Solo sentarse. Sin objetivo. ¿Por que practicar? Por nada; nos sentamos y practicamos el Dharma solo por el Dharma, sin meta, sin sostenerse a nada. Solo este instante, aquí mismo que es el único lugar en el que vivimos. En si algo facilmente comprensible ¿pero lo es realmente?. Dado que nuestra práctica no tiene objetivo, transciende cualquier concepto o lógica – por ejemplo tambíen aquellos sobre la ignorancia. Según la comprensión del maestro Dogen el sentarse es en si la realización; por lo tanto no es algo que nos lleva a un estado superior, no nos cura de la ignoracia porque ante todo no existe la ignorancia y por lo tanto tampoco la extinción de la ignorancia.
Como estas, muchas confusiones y trabas aparecen sobre el camino y estas nos exigen una constante práctica de la atención: si alguien habla mal de otro para justificar su propia práctica ¿significa esto practicar la unidad o respetar los preceptos?. Y también nos topamos con trabas, incluso algunas de ellas que no tienen solución: enfocamos la atención de nuestra práctica en el momento presente ¿pero que sucederá hasta que no hallamos realizado la unidad? estaremos intentando seguir lo mejor posible nuestra meta. Pero Shikantaza es la práctica de Zazen sin objetivo ¿no?. Una contradicción en si que tarde o temprano nos llevará a parar. Y es entonces cuando se demuestra la madurez de nuestro Zazen. ¿seguimos con la práctica o lo dejamos por que no hay nada que pueda ser obtenido? ¿por qué practicamos? Preguntas a las cuales cada uno de nosotros deberá dar su propia respuesta.
Asi queda claro por que la compañía de un verdadero maestro de la tradición es imprescindible; una persona que halla realizado la unidad y que pueda enseñar lo que esto significa. Nuevamente muchas preguntas aparecen: ¿como compaginar la búsqueda de un verdadero maestro con el aprecio hacia este momento, el aprecio a la vida? ¿si todo es perfecto en este instante que mas hay que buscar? A estas preguntas le llamamos en el Zen la búsqueda de la Vía y es aconsejable tomarse su tiempo en su respuesta. En el Bendowa, el primer capitulo del Shobogenzo, cuenta el maestro Dogen la historia de su propia búsqueda de la Vía:
Después de establecer la voluntad de buscar el Dharma, visité buenos consejeros en cada rincón de nuestra tierra. Conocí a Myozen del templo Kennin. Rápidamente pasaron nueve estaciones de heladas y de flores mientras yo le seguía, aprendiendo algo de las costumbres del linaje Rinzai. Solo Myozen había recibido la autentica transmisión del supremo Dharma del Buda, como el discípulo mas excelente del maestro fundador, el Maestro Eisai – los otros estudiantes nunca se pudieron comparar con el. Luego fui al gran Reino del Sung donde visite a buenos consejeros en el este y oeste de Chekiang y escuche la tradición a través de las puertas de los cinco linajes. Finalmente visite al Maestro Zen Nyojo del la montaña Dai-byaku-ho, y allí pude completar la gran tarea de toda una vida de practica. Después de eso la comienzo de la gran era Sung de Shojo, volví a casa con la determinación de difundir el Dharma y salvar a los seres vivientes – sentí como si se hubiese puesto un gran peso sobre mis hombros. Sin embargo, mientras esperaba circunstancias propicias, donde yo pudiera descargar mi sentido de misión, pensé que podría pasar alga acuática, a la manera de los antiguos sabios. Sin embargo si hubiera algunos practicantes sinceros que tuvieran como prioridad la voluntad por alcanzar la verdad, permaneneciendo naturalmente despreocupados por la fama y el lucro, ellos podrían ser mal guiados por falsos maestros lo que desgraciademaente arrojaría un velo sobre la comprensión correcta. Se embriagarían en forma inútil engañándose a si mismos y hundirían por siempre en el estado de la ilusión. ¿Cómo podrían ser capaces de promover la verdaderas sentíais del prajna, o tener la oportunidad de alcanzar la verdad? Si yo fuera arrastrado ahora como una nube o un alga, ¿qué montañas y ríos debieran ellos visitar? Al sentir que esto seria una situación dolorosa decidí compilar las costumbres y normas que experimente directamente en los monasterios Zen del gran Reino de Sung, junto con el registro de la profunda instrucción de un buen consejero que recibí y he mantenido. Dejaré este registro para personas que aprenden en la práctica y que fácilmente llegan a la verdad, de manera que puedan conocer el verdadero Dharma del linaje de los Budas. Esta puede ser una verdadera misión.