ZEN Y HUMANISMO

Entre las orillas,

El rio que nunca para.

Estable puente.

Eterno remolino. Agua constantemente corriente que ante un puño cerrado se escapa entre los dedos. Que nunca para. Agua fría pero constante. Que emana lentamente pero que corre como si estuviese ardiendo. Opaca pero que fluye como cristal fluido. Intensa, plena. Arroyo que comienza en mi y termina ahí mismo.  Que brota de una fuente que no tiene fondo. Que se dirige al océano del que surgen todos los caminos. Como la ciencia, el arte, el secularismo, la modernidad y el humanismo. ¿Qué respuestas coherentes le puede dar el budismo Zen al humanismo? Varias. Si, es verdad, todos los seres humanos a pesar de todas nuestras diferencias tenemos los mismos derechos. Si, es verdad, anteponer la moral a la investigación científica condiciona los resultados. Si, es verdad, al igual como lo ocurre con los intereses y los privilegios. Aun así, no nos detengamos ahí. Sigamos siendo consistentes y perseverantes en nuestra búsqueda de lo autentico, de lo real, de lo verdadero.  Así como somos críticos con lo de afuera, seámoslo también para adentro y continuemos revisando también al que observa, al que concluye, al que actua tras observar el mundo que en primera instancia identifica como externo.  

¿Es la realidad solo una? Para comenzar, la propuesta metodológica que a partir de la del Zen le damos a esta pregunta parte por dejarla en primera instancia intencionadamente en espera. Por dejarla sin respuesta para que ya de inicio no condicione los resultados de nuestra indagación interna. Aceptamos entonces, si se quiere expresar de esta manera, completamente la esquizofrenia que implica la visión de la existencia en paralelo de un mundo externo y un mundo interno para observar a partir de ahí absolutamente todo aquello que condiciona la mente. Con otras palabras, si, se puede ser humanista y practicar el budismo Zen al mismo tiempo, al igual que se puede ser perfectamente budista y también humanista. El conflicto surge desde la perspectiva del Zen solo cuando decimos: mi visión es la correcta. Y no como muchas veces se asume porque quizás no lo sea, si no que sobretodo porque afirmar estar en posesión de la voz de la verdad en si ya implica limitar la mente. 

Con lo que llegamos nuevamente a las limitaciones de la abstracción y la teoría. Limitaciones que desde la perspectiva de la meditación, siempre ocurren cuando se acude a la ayuda del pensamiento conceptual únicamente. Con lo que a la vez arribamos al próximo paso de nuestra propuesta metodológica: al acoplar los procesos mentales a la experiencia del cuerpo. Algo que ponemos en practica al guiar y mantener la atención centrada en la postura del cuerpo. A partir de esta situación ¿sigue la realidad siendo solo una? O de otra manera preguntando ¿Qué es la realidad a partir de la unión del cuerpo y la mente? Quizas surgan en primera instancia nuevas preguntas antes que nuevas o mejores respuestas, pero las respuestas estarán acompañadas de vivencias corporales y en el mejor de los casos de una mente y cuerpo en equilibrio. Equilibrio en nuestra practica implicando estabilidad en el cuerpo y ausencia de conflicto en la mente. Quizas reitere ahora alguien, que no hay fuerza sin las multitudes. Por lo que me gustaría recordar: ¿acaso no comienza todo retroceso que vemos en las instituciones, en las organizaciones, en toda forma social, o en la ciencia en primer lugar en nuestra propia mente?  Por lo que la propuesta nuestra es abandonar en primer lugar la especulación en todas las direcciones y apostar por la integridad en un@ mism@ ahora mismo. Para serles fieles al arroyo y a su flujo. Al arroyo y a su sonido. Al sonido que habita tanto afuera como dentro de uno. El sonido en el que la ignoracia y la sabiduría se funden para embriagarlo todo como si todo fuera solo uno. 

Quizas aclare el siguiente hecho lo anteriormente dicho (1):

Un dia el maestro Nan-Yo Echu del templo Kotaku en Sokei fue preguntado por el rey Shukuso de la dinastía Tang: 

-¿Qué significa el estado equilibrado en Zazen (Samadhi)?

El maestro dijo:

-Fiel creyente, ve adelante y dale una patada a la cabeza del Buda Vairocana.

El rey respondio:

No comprendo.

El maestro Nan-Yo Echu respondio:

no te das cuenta que tu mismo eres el cuerpo universal puro. 

Según: Shinji Shobogenzo – Colección de 301 Koan de Dogen Zenji.  Caso 26, Libro 1. 

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