ZEN Y LA LIBERTAD

Los peces nos precisan comprender que es el océano antes de comenzar a nadar. Las aves no requieren permiso para emprender su vuelo. Pues para los peces todo lo que acontece en el océano es la vida, como para las aves todo entre la tierra y el cielo es la libertad.

Uno de los valores más importantes en nuestra sociedad es sin dudas la libertad. En la historia muchas personas han muerto en su nombre o han preferido luchar hasta el final y morir de pies antes de someterse a la opresión. Así la libertad se ha convertido en uno de los indicadores más importantes en cuanto a la calidad de una sociedad Aun así esto no quita que existen diferentes posiciones en respecto a la libertad a nivel social. Mientras que unas posiciones afirman que la autonomía y la individualidad son los elementos más importantes para que la libertad se convierta en realidad, otras sostienen que la verdadera libertad se encuentra solo cuando el individuo se somete a la comunidad. Posiciones que de esta manera explican no solo que existen diferentes opiniones en cuanto a lo que es la libertad pero sobretodo que exponen la relevancia de la libertad no solo en la vida social sino que también en la economía, la democracia y en toda estructura social. Y todo esto aunque muchas veces la libertad se haya quedado, como una utopía en la lejanía del tiempo que ha de llegar, en un ideal.

Un hecho que explica porque la libertad hoy más que nunca antes sigue manteniendo su fascinación y su actualidad. Y que además nos conduce a muchas otras incógnitas más como ¿dónde encontrar la libertad? ¿en la sumisión en cuanto a una fuerza superior? ¿O tal vez en la autoridad, imponiéndonos a nosotros mismos u a otros nuestra autoridad? Todas preguntas que nos demuestran que el anhelo en cuanto a la libertad es ciertamente real. Pero como el anhelo, así como la búsqueda en si implican una separación entre este instante y un momento futuro eventualmente mejor, nos preguntamos ¿por qué no nos sentimos libres si en realidad lo somos en todo instante? Y llegamos a la conclusión que tal vez será porque vemos la vida desde la muerte. Porque miramos hacia la vida y la muerte desde el miedo y este fortifica en nosotros la visión de que este instante tiene un comienzo y un fin. ¿A quien le sorprende así que muchos de nosotros le tengan miedo a la libertad? ¿O habrá detrás de este miedo tal vez incluso una especie de anhelo en cuanto a la sumisión? Preguntas que esta vez las dejamos sin responder, pues comprendemos estos males como diferentes facetas del sufrimiento más. El mismo sufrimiento que de una manera u otra se manifiesta en cada uno de nosotros y el mismo sufrimiento del cual nace nuestra práctica. Además el mismo sufrimiento que nos insta poner en práctica la vía del medio al encontrar alternativas a la autoridad y la sumisión manteniéndonos entre el rechazo y el apego. Un lugar que de manera natural nos conduce hasta la conclusión que en este mismo instante, si el sujeto y el objeto son uno, si adentro y afuera son el mismo lugar, la libertad es la otra cara de la opresión y la opresión es la otra cara de la libertad.

Llegando aquí podríamos concluir que cuando la verdadera libertad existe, incluso la opresión puede ser vista como libertad. Y ciertamente desde un determinado punto de vista esta conclusión es comprensible, pues cuando la mente se mantiene libre de discriminación, esta libertad existe tanto en el exterior como en el interior, pero el budismo Mahayana va más allá. Va más allá porque la enseñanza el vacío es la forma y la forma el vacío tambien significa que la forma es la forma y el vacío el vacío. Una enseñanza que aplicada en cuanto a la emoción o nuestra individualidad nos indica que aunque la emoción sea el vacío y el vacío sea la emoción, también es verdad que el vacío es el vacío y la emoción la emoción.
Algo que podemos comprobar cuando la realidad en la que vivimos nos exige despertar a la realidad. Cuando la realidad en la que vivimos nos exige ser responsables practicando la atención tanto en lo interior como en lo exterior. Y tal vez llegando hasta este punto descubramos, que en este estado de alerta de la atención en cuanto a la realidad en la que vivimos sea justamente la emoción lo que nos conduce hasta la conclusión que en realidad Nirvana y Samsara son no-dos.

Una conclusión que nos lleva mas allá de la sumisión y la opresión hasta la inmaculada realidad de este instante. Y llegando hasta aquí tal vez más de alguien concluya que la libertad no es una utopia sino que nuestra condición normal. Algo que podemos comprobar una y otra vez volviendo una y otra vez a la realidad de este instante. Mirando hacia la vida desde la vida, viendo este instante no como un lapso de tiempo entre el nacimiento y la muerte, sino que como lo que verdaderamente es: el único instante en el cual la vida acontece.

Sus donaciones nos ayudan a seguir descubriendo que es la libertad en el Zen. En Gassho.